Entrevista Esther Ginés: “El mar me permitía hablar de las cosas que ocultamos y que de repente salen a la luz”

Esther Ginés, autora de "Mares sin dueño"

La mejor literatura es aquella que te plantea preguntas y que te lleva a indagar respuestas. Esta idea la tiene clara Esther Ginés, periodista y escritora nacida en Ciudad Real en 1982 y que acaba de publicar Mares sin dueño. Publicada en la editorial Tres Hermanas, esta novela explora temas como la identidad, la incomunicación, el peso del pasado y la complejidad del amor.

Esther Ginés lleva vinculada a la escritura desde muy joven, y cuenta en su haber con otras dos novelas: El sol de Argel y En la noche de los cuerpos. Su trabajo también ha formado parte de varias antologías colectivas. Periodista de formación, está especializada en literatura, tiene un máster en narrativa y ha trabajado tanto en medios de comunicación (prensa digital y radio) como en el mundo editorial.

Pregunta (P): ¿Cómo y de dónde surge la novela Mares sin dueño?

La historia surge de mi pasión por el mar y de la similitud que este tiene con el alma humana: a veces parece que el mar está en calma y que podemos ver todo lo que hay bajo esas aguas cristalinas, pero realmente es enigmático y desconocemos mucho de él. El alma humana es, en ocasiones, inescrutable, aunque a simple vista parezca lo contrario. El mar me permitía hablar de las cosas que ocultamos y que de repente salen a la luz y son devueltas a la realidad, casi como los restos de un naufragio que al cabo de un tiempo llegan a la costa.

(P): La trama sucede en las Islas Orcadas, un escenario donde el mar y el viento son protagonistas. ¿Qué le aporta este lugar a la novela?

Quería que la novela transcurriera en un ambiente donde la naturaleza fuera protagonista casi absoluta. Una naturaleza real, con poca idealización, porque especialmente en España tenemos esta imagen de las islas como lugar de veraneo y calma por excelencia. Y yo pretendía que en esta historia hubiera casi una lucha entre la naturaleza y el hombre, algo que representa el viento extremo. También hay mucha belleza, ya que es un paisaje impresionante, casi podríamos definirlo como salvaje, indomable. Las Orcadas marcan el carácter de su gente y es algo que pronto entiende Elisa, la protagonista de la historia.

(P): ¿Podemos salvar a quien queremos con la fuerza del amor?

¡Es una pregunta muy buena! Es, quizás, el interrogante que plantea esta novela, o al menos uno de los principales. Y la cuestión central que yo tenía en mente cuando me propuse escribir el libro. Alguien me dijo una vez: “Sólo uno mismo es capaz de salvarse. El resto es literatura”. A mí me gusta dialogar con el lector cuando escribo y quisiera que fuera él o ella quien respondiera a esta pregunta tras terminar la obra. Desde luego, en muchos casos el amor tiene una voluntad enorme de lograr ese reto, el de salvar a la persona amada o salvarse a sí mismo a través de ese amor. Es uno de los temas más recurrentes y a la vez fascinantes de la historia de la literatura.

(P): ¿Hasta qué punto podemos convivir con los recuerdos de toda una vida?

Podemos pero… ¿es saludable? Tal vez no lo sea. Aunque vivimos y nos debemos al presente, estamos hechos de vivencias del pasado y estas, a veces, son una carga. Sobre todo si son experiencias dolorosas o donde la culpa juega un papel fundamental. Creo que las personas que conviven con todos estos recuerdos de un modo tóxico es debido a que en muchas ocasiones no han elaborado bien el proceso de duelo. Me parece que hay un tabú en esta sociedad sobre el duelo y es un tema recurrente en mis libros.

(P): Mares sin dueño se plantea muchísimos debates, y escribes sobre ellos con descripciones intimistas y sin apenas diálogos. ¿Por qué decidiste emplear esta fórmula?

Es cierto que en mis novelas no hay muchos diálogos, especialmente en la segunda y la tercera. Creo que en Mares sin dueño era una fórmula muy necesaria, ya que a pesar de que la protagonista hace un viaje físico a las Orcadas, se trata sobre todo de un viaje emocional, un viaje interior. Decía Rilke que todo viaje es al interior y considero que esta introspección y ese camino hacia lo desconocido que emprende Elisa necesitaban una narrativa más intimista, donde los diálogos tuvieran menos peso.

(P): La lengua y la literatura son muy importantes aquí. ¿Qué sentido tienen en la obra?

Para mí son siempre fundamentales. Tengo la teoría de que todo se ha escrito ya, pero lo importante es la forma en la que está escrito lo que llega a nosotros. El lenguaje nos conmueve, un buen uso del mismo puede hacer que una historia que en apariencia sea sencilla se quede con nosotros o nos marque de un modo especial. Con esto no digo que la trama o la acción no tengan importancia, pero para mí una buena novela está definida por un lenguaje preciso que encaje con lo que se quiere contar.

(P): Cuentas en tu haber con dos novelas más, En la noche de los cuerpos y El sol de Argel. ¿En qué momento decidiste que querías ser escritora? ¿De cuál estás más orgullosa?

He escrito desde que estaba en el colegio. Siempre supe que quería escribir, pero tardé muchos años en plantearme que podría intentar publicar. Soy muy insegura y eso me ha jugado siempre malas pasadas. El sol de Argel fue, durante años, una historia guardada en un cajón que no esperaba ser leída por nadie. Seguiría escribiendo aunque no tuviera opciones de ser publicada, de hecho uno nunca sabe si le publicarán cuando escribe un libro. Considero que eso entorpecería la propia labor de escritura, aunque por supuesto es precioso hacerlo sabiendo que tu texto llegará a un lector en algún momento del futuro.

Las tres novelas que tengo publicadas son muy diferentes entre sí y me costaría mucho decidir cuál es la que me hace sentir más orgullosa. El sol de Argel fue mi primera novela y soy consciente de que tiene todos los fallos de muchas óperas primas, pero tuvo muy buena acogida y eso supuso un buen arranque. Es cierto que con Mares sin dueño hice algo muy arriesgado que no sé si volverá a suceder, como fue dejar de trabajar durante casi nueve meses para centrarme por completo en la historia. Fue un proceso precioso que no olvidaré porque hasta ese momento nunca había podido dedicarle el 100% de mi tiempo a una novela. Fue como ser un escritor profesional. Y que Tres hermanas quisiera publicarla supuso un premio a ese salto arriesgado. Por otra parte, tengo especial cariño a En la noche de los cuerpos porque creo que es una novela valiente que trata un tema de mucha actualidad como es el de las relaciones tóxicas y creo que no tuvo la suerte que merecía…

«Tengo la teoría de que todo se ha escrito ya, pero lo importante es la forma en la que está escrito lo que llega a nosotros».

(P): El problema de las identidades y de quiénes somos están muy presentes en tus historias. ¿Forman parte de tus obsesiones literarias?

Muchísimo. Precisamente, en El sol de Argel mis protagonistas eran gemelos idénticos y eso me permitió hablar del tema de la identidad. También en la siguiente obra la protagonista adapta o modifica su personalidad porque no se siente comprendida o que encaje en su entorno. Creo que, especialmente en esta sociedad que hemos creado (que a veces es como un monstruo), es muy difícil mostrarnos tal y como somos. Somos mucho más libres que otras generaciones, pero pagamos un precio alto por presiones sociales como la de la absoluta felicidad a la que obligan las redes sociales. Creo que Eduardo Galeano lo explicó perfectamente: “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.

También creo que estamos siempre en constante evolución. Me gusta pensar que somos como esos acantilados que el oleaje va transformando con los años y quiero reflejar esos cambios, buenos y malos, en mis historias.

(P): ¿A quién le recomendarías esta historia?

Quisiera pensar que es un libro que encaja con cualquier tipo de lector, aunque tal vez esa sea la mayor ambición de un escritor: creer que puede llegar a todos los lectores. Es una historia sobre un momento de cambio, algo que todos en algún momento de nuestra vida hemos vivido. Y de los riesgos que suponen estos cambios, del miedo a equivocarnos. También es una historia sobre las decisiones que tomamos para proteger a quien amamos, algo que le resultará familiar a mucha gente. En general, considero que muchos de los temas de la novela hacen que sea fácil empatizar con la historia.

(P): ¿Qué supuso para ti editar esta novela con Tres Hermanas?

Ha sido un salto en mi carrera literaria, la posibilidad de estar en una editorial con mucha proyección, además de que siempre había admirado el sello Tres hermanas; creo que es una editorial con una personalidad muy definida, con un catálogo muy potente y arriesgado. Podría definirlo como cumplir un sueño.

(P): ¿Cuáles son tus referentes culturales: literarios, cinematográficos, artísticos…?

¡Esto sería tan largo de responder! Sólo con los referentes literarios podría extenderme tanto… así que me limitaré a esos para no extenderme mucho. Intento estar pendiente de las nuevas voces literarias que van surgiendo, como el fenómeno de este verano con Andrea Abreu y su Panza de burro, así como del trabajo de autores de mi generación.

Me gusta mucho la narrativa de Pilar Adón, Sara Mesa, Juan Gómez Bárcena, María Sánchez, Ignacio Ferrando, Celso Castro, Mariana Enríquez, Eloy Tizón o Elvira Navarro, por citar sólo algunos de muchos. Durante el confinamiento descubrí a Irene Vallejo y a Edurne Portela y he disfrutado mucho de sus obras. Gracias a la labor de Sol Salama al frente de la editorial Tránsito también he podido leer a autoras muy interesantes como Katixa Aguirre. Entre mis autores de cabecera, nombres como Carmen Martín Gaite, Camus, Borges, Alejandra Pizarnik, Delibes, Sándor Marai, Alice Munro, Ian McEwan o Fernando Pessoa. Me dejo a muchísimos autores, pero es bonito pensar que cada año la lista crece.

‘Mares sin dueño’ es también una historia sobre las decisiones que tomamos para proteger a quien amamos

(P): ¿Cómo ves el panorama literario de nuestro país? ¿Crees que se lee lo suficiente?

Soy un poco negativa en este aspecto. Creo que en España se edita muy bien y tenemos proyectos muy bonitos y valientes, nuevas editoriales que han llegado para demostrar que hacían falta y voces frescas que demuestran la buena salud de nuestra narrativa. Pero se lee muy poco. Sólo hay que ver las estadísticas de lectura y el ritmo de cierre de las librerías. Me he preguntado muchas veces qué ocurre para que España sea un país donde se publica tanto y se lee tan poco. No sé dar una respuesta sobre los motivos, pero es descorazonador. A pesar de eso, lo que me anima es que el sector no se da por vencido. Será porque estamos acostumbrados a vivir en la cuerda floja.

(P): ¿Tienes en mente algún proyecto presente o futuro del que nos puedas adelantar algo?

Tengo la idea de una nueva novela para la que llevo mucho tomando notas y espero poder sentarme pronto delante del ordenador. Para mí es fundamental que el libro esté en mi cabeza bien definido (sobre todo los personajes) antes de enfrentarme al ordenador.

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

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