“No nos damos cuenta, Mariana, de lo maravilloso que es poderle preguntar a alguien: ¿Te acuerdas?, y notar que sí, que se acuerda”.
Pocas veces me he emocionado tanto como al leer las cartas que se dirigen Sofía Montalvo y Mariana León, dos amigas ya en la edad adulta que se encuentran por casualidad un día en la calle y deciden comenzar a escribirse, eso sí, sin que ambas lo sepan de la otra. Entre ellas existe un vínculo emocional fuerte que las une desde que eran unas chiquitas, pero también hay algo que cierto día las alejó.
Estas cartas que no acaban de llegar a su destino constituyen la materia prima con la que Carmen Martín Gaite construyó Nubosidad variable, una novela emocionante donde las haya, con un lenguaje tan poético e intimista que nos llevan a pensar en ella como en un texto muy pegado a la narrativa psicológica, donde el interior de los personajes hace avanzar el argumento.
Estas dos amigas han pasado por muchas vivencias juntas, y por otras tantas separadas, desde que un día algo y alguien las alejó. A partir de ahí las dos tomaron caminos aparentemente diferentes, pero siempre convergiendo, sin quizás saberlo, en la esencia de lo que las había unido antes. Sofía se propone volver a integrarse en el mundo porque, a pesar de que es psicóloga, se va dando cuenta de que su mundo no está tan bien como predica, y que la escritura puede ser una llave para ello. Por su parte Mariana, la otra pieza de este puzle, es una mujer amargada por un matrimonio fracasado a la que siempre le ha gustado escribir, y que comienza, tras el encuentro casual con su amiga, a forjar su historia cotidiana en una serie de cuadernos.
“Y es que hemos crecido. Crecer es empezar a separarse de los demás, claro, reconocer esa distancia y aceptarla”.
Carmen Martín Gaite ha sido capaz de evocar con misterio un mundo propio, donde se reflexiona sobre la amistad y las confidencias, sobre el paso del tiempo y lo que un día fuimos y, sobre todo, resalta el poder curativo de la palabra, de la escritura como sostén de nuestra vida. No en vano, a lo largo de esta novela, las dos mujeres evocan su relación con la escritura y cómo esta le ha ayudado a seguir y a no desistir nunca. En estas referencias me reconozco, y también puedo atisbar a la autora, esa mujer que un día perdió a su hija y, a pesar del dolor, se asió a la pluma y a los cuadernos que siempre fueron capaces de mantenerla en pie.
“En el fondo, no se ama ni se habla ni se escribe para convencer a nadie de nada, sino para convencerse a sí mismo de que sigue en forma y aún puede permitirse acrobacias que pongan a prueba el cuerpo, la mente, y sobre todo la relación acompasada entre uno y otra. Milagroso equilibrio, como el de respirar, que parece tan fácil, ya ves tú”.
¡Cuánto sentimiento hay en esta novela! Esa Nubosidad variable a la que alude el título y que nos lleva a ver la complejidad del ser humano, que un día está contento y al día siguiente puede atravesar un mal momento. Como el tiempo, y como esas nubes que varían, y que están presentes a lo largo de toda la novela. ¡Una obra maestra!
Ficha técnica
Título: Nubosidad variable
Autora: Carmen Martín Gaite
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1992
Año de edición: 2006
Número de páginas: 432
¡Ay, Tensy! Qué bonita te ha quedado esta entrada. Me alegra mucho que hayas disfrutado de esta novela… Sin lugar a dudas, es especial.
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Si, de hecho me lenzaré de cabeza a otras más de Carmen. Creo que pronto me atreveré con «El cuarto de atrás» o «Lo raro es vivir». Gracias por pasarte!
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Una reseña fabulosa! Y que me deja con ganas de volver a leer este libro, que leí hace ya muchos años. Una gran autora. Vas a disfrutar de esas dos lecturas que quieres leer.
Besotes!!!
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Me ha encantado, y pronto volverá a la autora. Ya lo contaré por aquí, que seguro que me vuelve a encandilar!
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