
El 20 de febrero del año 2005, el escritor y periodista norteamericano Hunter S. Thompson ponía fin a su vida a la manera de una película, como un broche perfecto y muy acorde a la forma en la que vivió, con mucha droga, alcohol y excesos. Terminó su vida de una forma muy poética también y con un texto que no olvidaremos los que vemos a este inventor del “periodismo gonzo” como una persona que inyectó aire fresco a nuestra profesión, aunque a veces se les fuese de las manos.
“No más juegos. No más bombas. No más paseos. No más diversión. No más nadar. 67 años. Han pasado 17 de los 50. Son 17 años más de los que yo quería o necesitaba. Aburrido. Estoy siempre insoportable. No soy divertido para nadie. Te estás volviendo codicioso. Compórtate de acuerdo con tu avanzada edad. Relájate, no te va a doler”.
La nota, dirigida en un principio a la esposa del autor, fue revelada en la revista neoyorquina Rolling Stone bajo el título de La temporada del fútbol, fue escrita el 16 de febrero, y cuatro días después el mundo se enteraba del suicidio del “último dinosaurio”. Thompson se suicidó en su casa de Colorado con un arma de calibre 45 para poner fin al dolor que le provocaba una herida en la espalda, una fractura en la pierna, una cirugía de reemplazo de cadera y una infección de pulmón.
Realmente, no he leído a ningún autor más intransigente que Thompson, que llevó al extremo los parámetros del Nuevo Periodismo Norteamericano y demostró al mundo que para crear periodismo hay que vivir los hechos en primera persona, incluso infiltrarte de lleno en ellos, tal y como hizo con Los Ángeles del Infierno, publicando el mayor reportaje sobre este club de moteros internacional. Pero por lo que destacó fue por la publicación de Miedo y asco en Las Vegas, una obra donde se sumerge de lleno en el fin del sueño americano, y nos cuenta sus experiencias ya drogado y con pérdida de conciencia incluso. Es una obra de descontrol, que se lee con frenesí, y en la que se combinan las alucinaciones del autor con la realidad. Una gran obra literaria, pero la controversia se da cuando intentamos analizar si de verdad es periodismo o no. Esta técnica, bautizada por él como “periodismo gonzo”, lleva la subjetividad al extremo, y juega con la realidad y la ficción, por lo que en momentos se aleja de lo que es el periodismo como instrumento de información y conocimiento.
Thompson tuvo una vida de locura, vale la pena leer todas sus cartas publicadas en el volumen El escritor gonzo, en las que se descubre cómo malvivió muchas veces hasta llegar a conseguir lo que él quería, y cómo critica el cinismo de la clase política y de los periodistas de esos años, y también sus polémicas con el principal exponente del Nuevo Periodismo, Tom Wolfe. Su forma de entender la profesión nos hace plantearnos un debate en torno a lo que es ético y legal en el ejercicio de la misma, y hay opiniones también para todos los gustos.
¿Queda legado de Thompson? La verdad es que sí, y el término de “periodismo gonzo” es empleado hoy en día para designar esa forma de periodismo que consiste en infiltrarse en los hechos para desenmascar temas controvertidos que no se podrían saber de otra forma. Periodismo gonzo podrían ser las investigaciones del alemán Günter Wallraff y su Cabeza de turco, o de Antonio Salas, y su El año que trafiqué con mujeres, Diario de un skin o El Palestino. La diferencia de esta forma de hacer periodismo radica en la documentación e investigación, pues la persona se sumerge de lleno en un sector y se crea un personaje acorde para descubrir las causas, consecuencias y obviar las verdades oficiales.
Hunter S. Thompson cumpliría hoy 78 años, pero decidió que el resto de esta vida le sobraba. Quizás fue miedo a una vejez en la que los achaques se empezaban a notar, o el miedo a no poder seguir ese carro de vida que tanto lo había caracterizado desde bien joven. Cada uno vive la vida a su manera, y Thompson derrochó mucha fiesta a lo largo de toda ella. Y en medio de esto tampoco hizo pocas cosas, oye. Así que, siguiendo su particular estilo, solo puedo terminar con un ¡ole sus cojones!
Si queréis profundizar en algunas de las obras de Thompson, aquí os dejo los enlaces:
El escritor gonzo, una selección de cartas del periodista
El diario del ron, la única novela de Thompson
Los Ángeles del Infierno, el mayor reportaje sobre este club de motos
Llevo años queriendo leer «Los Ángeles del Infierno»!
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Lee a Thompson, no te arrepentirás. Sus libros son tan interesantes como su intensa vida.
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Sí, sí. Yo creo que es mi eterno pendiente, pero en cuanto empiece no podré parar.
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