Me encantan las novelas que exploran las sensaciones de un tiempo histórico sin apenas nombrar las circunstancias reales, la historia dura, tal y como la entendemos. Me encanta ese poso que dejan los libros como Las Inviernas (2014) de Cristina Sánchez-Andrade, una gallega con parientes ingleses, que consigue sumergirnos en un ambiente con sabor a húmedo, a frío, a crueldad. La Galicia de la guerra y posguerra.
Las Inviernas es quizás uno de los mejores libros actuales que haya leído, y con un estilo amargo que consigue transmitirnos el imaginario civil de una época que todos conocemos pero que pocos expresan tan bien como Sánchez-Andrade. La autora nos narra la historia de dos hermanas, Dolores y Saladina que, a pesar de su unión fraternal, son muy diferentes. Estas dos mujeres vuelven en los años cincuenta a su pueblo natal, Tierra de Chá, donde continúan los misterios y los problemas que la guerra desgarró y que el tiempo nunca logró solucionar. Las dos hermanas acarrean con ellas un misterio que el lector irá conociendo a su debido tiempo, pues la escritora controla a la perfección el ritmo de la novela.
En cuanto al estilo, Las Inviernas se parece al Manuel Rivas de El lápiz del carpintero, un decir mucho con pocas palabras, usando el lenguaje que mejor define el sufrimiento de una época, unas palabras que supuran olores asquerosos, aunque éstos duelan en la piel del que lo lee. Aunque el libro está escrito en castellano, la escritura no desaprovecha el léxico gallego para crear mayor realismo (carreiro o terminaciones en –iño/a) y situar al lector en un pueblo gallego. A través de las dos hermanas se cuenta la historia de ese pueblito de Tierra de Chá (que simula a la Tierra Chá lucense), por donde pululan personajes como el cura don Manuel, Tiernoamor, el encargado de poner las dentaduras, Tristán, el de los capones, el tío Rosendo y la viuda de Meis, y por detrás está todo el tiempo el fantasma de don Reinaldo, el abuelo de “las dos inviernas”. Llegados a este punto, es imposible no pensar en las Marías, esas dos hermanas cuya estatua se sitúa en la Alameda santiaguesa y que esconde otra historia que sólo la Guerra española pudo dar (por desgracia). Las dos inviernas son las Dos Marías, y tantas otras que debieron de existir en Galicia (y en toda España), y que no fueron más que unas víctimas de un tiempo que quiso acabar con sus sueños. Las Inviernas es un libro triste, muy triste y de los que dan para pensar muchos días.
Las Inviernas es la historia de los que únicamente, y nada más que eso, quisieron olvidar y de los que creyeron que la vida se podría llevar a base de sueños. Dolores y Saladina amaban el cine, un escape a sus vidas. Pero en Tierra de Chá, siempre es invierno, y en muchos rincones, el tiempo se detuvo para no reponerse. Las Inviernas simbolizan también ese 1936, cuando se voltearon las nimiedades más absolutas para convertir a todos en culpables.
No es una novela de la Guerra Civil, aunque ésta sea el trasfondo inevitable, ni una novela intimista, es una historia de olores y sabores ácidos y, sobre todo, húmedos.
Ficha técnica
Autora: Cristina Sánchez-Andrade
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2014
Número de páginas: 248