“La Mujer Cautiva, la Mujer Libre, la Gran Mujer, la Mujer Feminista, la Mujer Doméstica, la Mujer Apasionada, la Mujer Cosmopolita, la Mujer Pueblerina… la Mujer”. Este es uno de los párrafos que incluye la novela Cárceles de mujeres (1958) de Sinclair Lewis, que narra con maestría y de forma realista la vida y los avatares de Ann Vickers, una feminista y reformadora de cárceles en el siglo XIX.
Hay que resaltar que el autor (Premio Nobel de Literatura en 1930 y Premio Pulitzer en 1936) destaca al comienzo del libro que todos los personajes y escenarios son imaginarios, aunque pretende describir tal cual eran las cárceles, las organizaciones sufragistas y la sociedad del momento, la cual distaba de ser generosa. Aunque Ann Vickers sea un personaje ficcional, tiene rasgos de las mujeres fuertes que siempre han luchado por sus derechos, y en este sentido, personalmente me ha recordado a la gallega Concepción Arenal que, aunque un siglo antes, ya se había preocupado por los problemas de las prisiones y el mal cuidado de los presos, ejerciendo de visitadora de cárceles.
Cárceles de mujeres (originalmente bajo el título de Ann Vickers) es un libro que toda mujer debería leer (y por extensión todo hombre), con un estilo periodístico claramente marcado sobre todo cuando narra la historia personal de las presas, y con dos partes diferenciadas: una primera de la infancia y primeros pasos de Ann y la otra a raíz de su entrada como reformista de prisiones y defensora acérrima de los derechos femeninos. En forma de biografía, el libro también expresa el nihilismo que la propia Ann acaba defendiendo con el tiempo; en algunos momentos, el autor vuelve a expresar que, aun siendo feminista, la protagonista necesita el amor de un hombre y las tranquilidades propias del matrimonio (contradicciones internas del personaje que veremos a lo largo de la novela).
“Eso no es verdad, Ann. Tienes algo, yo también tengo algo, todas las mujeres superiores tienen algo, me figuro que nosotras somos mujeres superiores, ¿no es así?, que hace que los hombres de veras sientan miedo de que los eclipsen; los hombres que son ambiciosos, no los hombres vulgares, pero que aun así no les gusta verse comparados con seres mejores”.
El estilo es periodístico, algo que se observa en los detalles y descripciones, con muchas citas que llevan a la reflexión del lector, con una clara radiografía de la sociedad norteamericana, y una estructura circular donde principio y final parecen unirse en una situación idílica. Si todo el libro es descarnado y crudo, el final adquiere un matiz de “feliz” y la novela es redonda.
Ficha técnica ( es una edición difícil de encontrar)
Título: Cárceles de mujeres
Autor: Sinclair Lewis
Editorial: Plaza & Janés
Año de edición:1982
Número de páginas: 440