El proceso creativo de… Gabriela Guerra Rey

Seguimos con este especial de Lecturafilia para conmemorar este mes de las escritoras y el #LeoAutorasOct. La autora mexico – cubana Gabriela Guerra Rey nos cuenta cómo es su proceso de creación y de concepción de las novelas. Nacida en La Habana, Cuba (1981), Guerra Rey reside en México desde 2010. Estudió Economía en la Universidad de La Habana y Periodismo en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y ha recibido diversos premios periodísticos en Cuba y México. Escribe ensayo, narrativa y poesía; y entre sus publicaciones se cuentan Bahía de sal, Luz en la piel. Cinco voces de mujer y Los amores prohibidos de la muerte. Sin duda, para mí es una de las grandes voces de la literatura latinoamericana actual y una gran amiga, además.

«Persigo los mundos paralelos

Soy inconsciente de cuándo le sucedió a Gabriela lo del sueño creativo por primera vez. Cuando las letras te sorprenden, desprovista tu capacidad de ordenar la barahúnda que les sucede, aceptas la inspiración, y la desmenuzas, frágil, hasta la última partícula, como se vaya pudiendo, para apropiarte de un suceso que todavía no está en la memoria.

Así le sucedió a una Gabriela que, sin embargo, hoy siento lejana en el recuerdo; la reconozco poco, aunque no puede ser más que una versión anterior de mí misma. La de hoy es consciente de lo que quiere decir, y mucho más allegada a cómo lo quiere decir. No pierde tiempo en ejercicios, tira a matar, pero si no mata, recoge el anzuelo vacío y regresa a casa. Descansa. Mañana es siempre otro día, y mañana todo es posible otra vez. Si no, para que desperdiciaríamos años de una vida inútil…

Lo que creo, en definitivas, es que no importa si escribimos de pie, acostados, en la cabeza o con las manos, o también con el pecho… A veces soy discípula del vino tinto o el wisky; otras, de un cigarrillo. Me encierro en el silencio o me refugio en arpegios de guitarra española. Me interesa derruir las puertas de contención hasta la línea de no retorno. Atravesé la frontera, ajena al hecho, hace unos años. Mi padre lo identifica en la génesis de un relato “Mis fantasmas”; yo, en un proceso de construcción; el de Luz en la piel. Cinco voces de mujer; letárgico, agotador, tal vez incompleto.

Me inspira la poesía, los grandes versos de los grandes maestros. La montaña, la belleza, el amor. Común a toda nuestra especie, me emocionan la música, las escenas dramáticas y el olor del impenetrable océano. Creo que las palabras pueden salvar el mundo; creo que también el amor. Sobre todo lo demás soy bastante pesimista.

Antes necesitaba la experiencia para que se destupieran las arterias de la inspiración… el camino, el viaje, la aventura. La pandemia me ha enseñado a encontrarme, viajera inmóvil por obligatoriedad, con los mundos paralelos que la imaginación y la memoria erigen. Ahora nadie me los puedo quitar y nadie puede traerme de regreso.

Vuelvo siempre a Borges, a Martí, a Whitman, a Kazantzaki a Isadora Dunca. Soy presa de las letras y liberta de mi tiempo«.

Foto: Gabriela Guerra Rey acompañada de su madre (Autor: Juan Gordiano).

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

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