En estos últimos meses me estoy interesando muchísimo por las autoras de la posguerra, esas mujeres que fueron relegadas y condenadas muchas veces al olvido, por ser precisamente mujeres. Después de conocer ya a Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet, Ana María Matute, y Josefina Aldecoa, hoy le toca a Mercè Rodoreda, la autora de una obra titulada La Plaza del Diamante, en la que narra los cambios experimentados por una mujer, apodada la Colometa por el que va a ser su marido, y su encarcelamiento interior.
Con el trasfondo de la llegada de la República y del posterior golpe de estado, Natalia, una joven como tantas otras de su época, acepta casarse con Quimet, un hombre que le impone toda su vida y que le cambia hasta el nombre por el de la Colometa, que en catalán significa “palomita”. Precisamente este apodo es uno de los símbolos más evidentes que se atisban en esta novela, considerada ya un clásico de la literatura catalana y española de posguerra, pues aquí se contraponen las ansias de libertad con el conformismo al que te empujaba la época. Y es que, a medida que se va quedando sin ilusiones, las palomas de la Colometa se van yendo de casa o muriendo. Un símbolo que se complementa con la plaza que da título a la historia, que representa la libertad en todo su esplendor, que se desvanece tan rápidamente como la República.
“Quimet decía que las palomas eran como las personas con la diferencia de que las palomas ponían huevos y podían volar e iban vestidas de pluma, pero que a la hora de hacer hijos y de tener que alimentarlos, eran lo mismo”.
Con un estilo entre ingenuo y cargado de poesía, la autora utiliza como recurso expresivo el monólogo de la propia Natalia o Colometa, una técnica y un fondo que nos recuerdan un poquito a la Nada de Carmen Laforet. En ambas, aunque los personajes conservan cierta esperanza, lo cierto es que el hastío impregna todas sus vidas. En el caso de la protagonista de Rodoreda se explica la renuncia a la propia identidad y cómo los convencionalismos de la época empujan a la mujer a un segundo plano. En este sentido, no hay duda de que esta Colometa representa a todas las mujeres anónimas que dejaron de ser ellas mismas para servir a maridos egoístas en medio de una sociedad eminentemente patriarcal y con un fuerte poder religioso.
“En casa vivíamos sin palabras y las cosas que yo llevaba por dentro me daban miedo porque no sabía si eran mías…”
A pesar de haber escrito una novela tan maravillosa, lo cierto es que la autora siempre fue un enigma en sí misma. Su vida personal se alimenta de conjeturas y se dice que nadie la conoció realmente, aunque lo que sí sabemos es que escribir fue su manera de huir, de abrir una ventana y echar fuera lo caduco para respirar aire fresco.
Ficha técnica
Autora: Mercè Rodoreda
Editorial: Edhasa
Año de publicación: 1962
Número de páginas: 256
La de tiempo que lleva este libro entre mis pendientes. Tengo que leerlo, tengo que leerlo.
Besotes!!!
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