
Cuando terminé Olvidado rey Gudú (1996) me quedé con las ganas de conocer más a Ana María Matute. O quizá de conocer su verdadero mundo. Y es que esa novela fue su renacer literario, pero ya ella había construido allá por los años de la posguerra una literatura mágica que hablaba por sí misma. Por eso, es recordada como esa señora de pelo blanco que nunca quiso dejar de ser una niña, como así demuestran sus libros.
Con esos anhelos, me adentré en Primera memoria, la novela con la que la desaparecida autora había ganado el Premio Nadal en 1959. El tema recurrente de la infancia y los recuerdos son el aperitivo que invita a soñar y a expresar un mundo en el que es mejor vivir en la ignorancia pueril que conocer la verdadera y cruda realidad. La Guerra Civil se posiciona como telón de fondo de una historia donde la pérdida de la inocencia de Matia y su paso de la infancia a la adolescencia constituyen en discurrir de la historia muchas descripciones sensitivas, un mundo fantástico con elementos significativos (el declive, la isla y el mar, el sol y el cielo rojo, la abuela Práxedes poderosa y vetusta con su aire malévolo…) y unas palabras que nacen de la joven Matia para expresar el ambiente agobiante en el que se vivía por aquellos años.

La niña Matia va esbozando la personalidad de los personales, destacando el primo Borja, Manuel, Lauro el Chino, Guiem y Jorge el Son Major. La barrera que separa a unos de otros no puede ser otra que la del bando nacional o republicano, aunque esas palabras no se usan. Es lo que tiene la infancia.
Primera memoria es una grandiosa historia que combina misterio con la inocencia de quien ve pasar las cosas sin darse apenas cuenta de ellas. Una manera de abordar esos duros tiempos tan sólo basándose en las impresiones de una niña que, como la propia autora, nunca quiso crecer, sino que prefería esa infancia ensoñadora.Es duro crecer.
Y diría ahora que fue esta vez cuando descubría a la verdadera Ana María Matute. Esa de la que todos hablan por el mundo que solamente se puede descifrar leyendo. Y por eso no pararé aquí.
“¿Será verdad que la vida arranca de escenas como aquella? ¿Será verdad que de niños vivimos la vida entera, de un sorbo, para repetirnos después estúpidamente, ciegamente, sin sentido alguno?”.
Yo sigo siendo una niña.
Ficha técnica
Autora: Ana María Matute
Año publicación: 1959
Editorial: Austral
Número de páginas: 240