
La soledad de las pérdidas hace que dos personas se hagan amigas a pesar de las diferencias culturales. Porque está claro que aunque seamos de lo que se llama «Occidente» u «Oriente», lo cierto es que somos seres humanos y tenemos los mismos deseos y los mismos problemas, en su base. El francés Philippe Claudel escribe sobre esta idea en su pequeña novela La nieta del señor Linh, donde une a dos personas que se encuentran por casualidad en un parque de una ciudad marítima de Francia.
El señor Lihn se ha visto obligado a dejar su país (tiene visos de ser Vietnam o Nepal) tras ser asolado por la guerra, y la única compañía que tiene cuando se embarca rumbo a Francia es su nieta Sang Diu («Mañana dulce»). Al llegar estará durante días en un asilo para refugiados, aunque sale a pasear habitualmente a un parque, en que conoce a otro hombre francés que le cuenta su tristeza tras la reciente pérdida de su esposa. A partir del primer encuentro, nacerá entre ellos una estrecha amistad, basada en gestos y en palabras que son ininteligibles para ambos pero que resumen sus sentimientos según el tono de voz.
Philippe Claudel construye una historia de una ternura tal que nos lleva a preguntarnos si realmente hay tantas diferencias entre nosotros, o si no somos más que sentimientos compartidos. Además, a través de la oposición entre el señor y su nieta, podemos entrever cómo la pérdida de ilusión por la vida quede a un lado al ver la esperanza en los ojos de un bebé.
«Y comprende que está solo en el mundo con su nieta, solos los dos. Que su país está lejos. Que su país, en cierto modo, ya no existe. ya no es más que fragmentos de recuerdos y sueños que solo sobreviven en su cabeza de hombre viejo y cansado».
La nieta del señor Lihn es un cante a la amistad sin barreras, que no entiende de idiomas, ni países, tan solo de sentimiento y empatía; y un homenaje a todas aquellas personas que encontramos de casualidad y terminan por convertirse en imprescindibles. Y estas dos cuestiones se relacionan con las referencias a la identidad y al exilio.
La prosa minimalista del autor hace que lo identifiquemos con su compatriota David Foenkinos en su obra Charlotte, y hasta con El viejo y el mar, del nobel Ernest Hemingway. Con ellos también comparte la característica de que son libros para leer en una tarde, o en menos. La lectura es ágil y rápida pero el poso de la reflexión se queda en nosotros durante más tiempo. ¿En eso consiste la buena literatura, no?
Ficha técnica
Título: La nieta del señor Linh
Autor: Philippe Claudel
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2006
Número de páginas: 126
Este autor se está convirtiendo en uno de mis favoritos. Una maravilla de novela.
Besotes!!!
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