Agua pasada es una expresión que se utiliza para aludir a aquello que dejamos atrás y que ya no influye nuestro presente. Aunque a veces nos anclamos a ella para defender que el tiempo todo lo cura, lo cierto es que no siempre es así, y lo que un día guardamos en un cajón puede salir a la luz de forma abrupta y volver a herirnos en el presente. Porque, y esto lo aprendo cada día, no somos capaces de olvidar tan rápido como nos han hecho creer.
Mohumagadi y Bill tuvieron una historia de amor cuando eran adolescentes, una historia que terminó de forma abrupta, sobre todo porque ambos vivían en una Sudáfrica muy marcada por el apartheid y por las diferencias entre razas. Quince años después, ella, Mohumagadi, dirige una escuela de élite para niños con altas capacidades, un espacio en el que proyecta sus sueños de cambio en su amado país a través de métodos pedagógicos que atraen a la generación born free que ha amasado fortuna y en cuyos hijos se depositan todas las esperanzas. Mientras, Bill, convertido en sacerdote, es enviado a esa escuela para expiar una culpa sobre la que guarda silencio. Ambos se encontrarán en este colegio y descubrirán que el pasado no acaba nunca de pasar, y que hasta las heridas aparentemente más curadas pueden volver a rebrotar.
Este es el argumento del que parte Agua pasada, la segunda novela de Kopano Matlwa, con la que resultó ganadora del Premio Wole Soyinka de literatura africana, y en la que aborda las temáticas que ya encontramos en otras de sus novelas como Florescencia o Nuez de coco, como son las diferencias entre clases, el odio racial, la necesidad de deshacerse de un pasado colonial y de construir la Sudáfrica del presente y del futuro… Todo ello está muy presente, aunque en Agua pasada, el tema principal es la religión y la opresión de las personas de raza blanca hacia los nativos de piel negra. Y es que estamos delante de una novela de contradicciones, que se construye a través de polos opuestos, como por ejemplo con respecto a las creencias religiosas, de las que la mujer se aleja y el sacerdote se acerca, influidos ambos por sus propias vivencias personales.
Así, Mohumagadi, se pregunta al comienzo de la novela:
“Pero ¿a quién llamar y dónde buscar? De todas las cosas que le importaban a Mohumagadi, la religión sin duda no era una de ellas. Tal como ella lo veía, en ese colegio del cambio no había cabida para Dios y Su Biblia, que la servidumbre sospechosamente tenía en gran consideración. ‘Dios no estuvo allí durante todos esos siglos en que nos encadenaron, nos violaron, nos engañaron, nos golpearon. ¿Por qué quiere involucrarse justo ahora que parece que estamos ganando?’ No, para Mohumagadi, Dios únicamente cumplía una función en las bodas y en los cuentos para dormir, pero no en el trabajo”.
Agua pasada también es una novela que nos habla de la culpa, de ese sentimiento con el que el sacerdote debe convivir y, quizás, intentar erradicar a través de ciertas acciones que lo llevan a ese colegio en el que coincide con su antiguo amor. Pero esa expiación del pecado no siempre acaba por producirse, sino que a veces el dolor es tan grande que no cicatriza. Está claro que aquí se cuentan muchas cosas, pero sobre todo se esconden otras tantas, y las personas lectoras debemos elucubrar y analizar qué ha ocurrido en ese pasado que los dos protagonistas quisieron olvidar. En ese sentido, la novela plantea un juego muy interesante, que se llena de intriga y que, al mismo tiempo, nos propone reflexiones sobre el mundo que habitan ambos y sus múltiples contradicciones que, como ya he comentado, son muchísimas.
“Aquí tiene un poco de sinceridad, padre Bill. Nosotros no vemos películas estúpidas. Películas sobre las fantasías de los blancos, y sus insignificantes problemas y crisis. Preferimos no llenarnos la cabeza de algodón de azúcar y chicles. A menos que sea una historia africana, que nunca lo es, no nos interesa. Y no se confunda, padre Bill, nosotros no somos sus amigos. Ninguno de los presentes en esta aula estamos aquí por iniciativa propia”.
Ficha técnica

Título: Agua pasada
Autora: Kopano Matlwa
Traducción: Aurora Echevarría
Editorial: Alpha Decay
Año de publicación: 2021
Número de páginas: 170