Con la ilusión por bandera y también con el objetivo de concienciar sobre el mundo, Javier García fundó en 2017 la editorial Volcano Libros, en la que se ofrecen obras sobre la naturaleza desde un punto de vista muy personal, y en las que se indaga sobre esa otra cara olvidada del espacio que habitamos.
Tras 26 años en el sector periodístico, Javier García se lanzó a un curso de edición del que, en parte, emergió su proyecto, aunque tardaría un tiempo en materializarse. A día de hoy, a punto de cumplir tres años de vida, Volcano forma parte del rico panorama literario español junto a otras editoriales independientes que parten del profundo amor por los libros y la cultura. En su catálogo encontramos títulos tan potentes como En islas extremas, de Amy Litrot, o Naturaleza es nombre de mujer, de Abi Andrews, entre otros.
Pregunta (P): “La literatura es, también, una forma de conocer, amar, y celebrar la naturaleza” y “Lo natural es leer” son dos de los lemas de la editorial. ¿De dónde surgen y por qué?
Lo primero, más una declaración de principios que un lema, viene de la lectura de las sesiones de un congreso sobre Literatura y Naturaleza que celebró la Fundación Caballero Bonald hace ya unos cuantos años en Cádiz. Allí leí esa frase, o algo muy parecido, y me parece que expresa muy bien el activismo (aunque sea pasivo y relajado) que se puede hacer desde los libros y la literatura en defensa y disfrute de la Naturaleza. «Lo natural es leer» sí es, propiamente dicho, un lema más «comercial» que surgió en mi cabeza en algún momento al poco de crear la editorial. Actúa como si fuera un subtítulo que subraya el propósito de la editorial y también como etiqueta en las redes sociales para recordar y reforzar la marca de Volcano y creo que también como vínculo con sus lectores. Me parece que leer es casi algo innato al ser humano, de las primeras cosas que hace después de aprender a andar o a hablar, con muy poquitos años. Y después nos pasamos la vida leyendo a todas horas, aunque sea de forma inconsciente: las señales de tráfico, los rótulos en la calle, la etiqueta del champú, los mensajes de WhatsApp, una receta de cocina o los subtítulos de una serie de televisión. Es algo que hacemos de forma inconsciente y absolutamente natural… Pero natural también viene de Naturaleza, y eso es lo queremos que hagan nuestros lectores, que «lean la Naturaleza».
(P): Tras 26 años como periodista, ¿cuál fue el momento en el que decidiste que querías fundar una editorial y dedicarte a ello?
Fue varios meses después de terminar un curso de edición por donde pasaron otros editores independientes, libreros, diseñadores o distribuidores. Me gustó lo que vi y pensé que igual yo también podría ser capaz de hacer algo parecido, «fabricar» libros con una propuesta diferente, que supongo que es lo que pensamos todos cuando empezamos. Pero tardé mucho en tomar la decisión, y un año más en madurar y dar forma a ese proyecto que ahora es Volcano Libros.
(P): ¿Cómo es el día a día de una editorial pequeña como la vuestra?
En mi caso, que trabajo solo, es como dirigir la orquesta y, al mismo tiempo, tocar todos los instrumentos. Por eso me toca hacer de todo y todo a la vez: buscar y leer nuevas propuestas, negociar derechos con agencias y editoriales, escribir y responder correos electrónicos, negociar y trabajar con los traductores, enviar y firmar contratos, trabajar en línea con el diseñador, revisar y corregir textos, la maquetación, los paratextos de cubierta, recibir la liquidación del distribuidor, realizar, enviar y pagar facturas, ocuparme de las redes sociales, además de visitar algunas librerías de vez en cuando y hacer unas cuantas cosas más.
Pero para ser práctico y evitar el caos, trato de llevar cierta disciplina ocupando las mañanas en las tareas más administrativas y las tardes en las labores más creativas y propias de la edición, que es lo que más me gusta. Y trabajar en casa hace que pases muchas horas sin levantarte de la silla.
(P): ¿De qué forma encontráis los libros o historias que queréis publicar en la editorial?
Diría que en una proporción de 60/40. En el caso de Volcano, aproximadamente el sesenta por ciento es de propia búsqueda, y eso significa principalmente dar muchas vueltas por internet viendo qué se publica en nuestra temática, leyendo ciertos blogs y medios de comunicación o visitando las webs de otras editoriales extranjeras. En esa búsqueda es tan importante la intuición como la casualidad. Al final, el hilo que lleva a un determinado título, hasta que dices ¡Eureka!, puede ser el resultado de un proceso absolutamente impredecible y enmarañado. El otro treinta por ciento suele venir de las propuestas que te dirigen las agencias literarias que representan tanto a editoriales como a autores.
«Pero natural también viene de Naturaleza, y eso es lo queremos que hagan nuestros lectores, que lean la Naturaleza».
(P): ¿Cuesta hacerse un hueco en el panorama literario actual, atestado de novedades y poco público lector?
Cuesta una inmensidad. Siempre que entro en una librería me hago la misma pregunta: ¿Por qué un lector va a elegir uno de mis libros si hay cientos, miles de buenos libros esperando en las estanterías y en las mesas de novedades? Esa es la lucha, diferenciarse y hacerse un hueco en los gustos y el presupuesto de los lectores. Pero eso no se consigue con un libro ni con dos, ni en un año ni en dos… Es una carrera de fondo donde siempre va a haber alguna alegría y muchos sinsabores. Creo, o espero, que la paciencia, la coherencia en el catálogo y el trabajo de promoción vayan abriendo alguna brecha en el «panorama literario actual». A veces me obsesiono, pero sé que no vale de mucho.
(P): ¿Habéis recibido algún original de Nature Writing de un autor o autora de España para publicar?
El año pasado recibí la única propuesta hasta el momento. Y estuve trabajando el texto con el autor, pero al final decidió optar por otro camino. Pero si hubiera más autores que sientan el impulso de compartir su experiencia y su visión literaria respecto a la naturaleza, a mí me parecería una magnífica noticia.
(P): El feminismo y la naturaleza en su mayor complejidad son vuestros temas estrella, pero ¿qué libros caben en Volcano?
Yo diría que la Naturaleza sí es el centro de nuestra atención. No tanto el feminismo, aunque me gusta mucho publicar a autoras que han escrito sobre la naturaleza aportando una mirada distinta a la tradicional óptica masculina. Ahí están los ejemplos de Mary Austin (La tierra de la lluvia escasa), Kathleen Jamie (Campo visual) o, más recientemente, Abi Andrews (Naturaleza es nombre de mujer).
(P): Las obras basadas en la naturaleza siempre han tenido un público adepto. ¿Crees que hoy en día se amplía el espectro por la necesidad que tenemos de reflexionar sobre el medio que habitamos?
Es verdad que desde hace algunos años se ha acentuado el sentimiento de culpa que tiene en general nuestra sociedad por el maltrato que le damos al planeta Tierra. Y eso genera a su vez un sentimiento de pérdida y nostalgia que ha provocado una mayor sensibilidad y concienciación sobre la naturaleza. Desde ese punto de vista, sí creo que hay más gente dispuesta a hacerse preguntas e intentar buscar respuestas en los libros. Sin embargo, nuestra propuesta es publicar aquellas obras que hablan de la naturaleza no desde las disciplinas que ya tratan de explicarla, como la zoología, la botánica o la ornitología, sino desde la propia literatura, en todos sus géneros: el ensayo, las memorias, los viajes, la narrativa, etc. Desde los ojos de quienes se han deslumbrado ante su belleza, de los que la han descubierto o han luchado contra ella o de los que quieren preservarla para dejar un mundo mejor.
(P): ¿Qué papel juegan los títulos de Volcano en el mundo? ¿Es posible que ayuden a la concienciación medioambiental?
En realidad, juegan un papel muy modesto, diría que ínfimo, aunque desde nuestra vocación y nuestro «activismo literario», espero que nuestros libros, como decía al principio, sirvan para que al menos alguien descubra, ame y celebre la naturaleza. Si eso ayuda a cierta concienciación medioambiental yo me doy por satisfecho.
«Siempre que entro en una librería me hago la misma pregunta: ¿Por qué un lector va a elegir uno de mis libros si hay cientos, miles de buenos libros esperando en las estanterías y en las mesas de novedades? Esa es la lucha, diferenciarse y hacerse un hueco».
(P): Para una persona que se quiera adentrar en el universo Volcano, ¿qué título le recomendarías?
Sin duda, un título que recoge especialmente la vocación que mencionaba es En islas extremas, de la escocesa Amy Liptrot. Un libro de memorias duro pero absolutamente bello donde la naturaleza juega un papel extraordinario. También Cuaderno de montaña, una selección de los mejores textos de John Muir, un enamorado de la naturaleza y verdadero influencer de su tiempo, que cuenta con un prólogo maravillosos de Miguel Delibes de Castro, o una novela como La pared, de Marlen Haushofer, nuestro último título justo antes del parón de la pandemia, una distopía muy oportuna y de una enorme calidad literaria.
(P): Tras cerca de tres años en el mercado, ¿qué valoración haces de tu experiencia como editor? ¿Qué escollos te has encontrado en el camino?
Como tantas cosas en la vida, la experiencia ha tenido aspectos positivos y algunos que no lo son tanto. En general estoy satisfecho porque he aprendido el oficio que me ha permitido hacer lo que quería y que era capaz de hacerlo bien. La sensación de dar vida a un libro para que otros lo lean es muy gratificante. El principal escollo, sin embargo, es la incertidumbre de si ese libro gustará y se venderá o si en poco tiempo pasará al cementerio de los libros olvidados. Otros escollos, muy importantes, tienen que ver con el modelo del sector: la avalancha de novedades que inundan las librerías, la poca visibilidad de los libros, el poco margen que dejan las ventas, el cobro a 120 días, la poca y deficiente difusión que se hace de los libros en los medios de comunicación, la falta de lectores intensivos, la falta de una política eficaz de apoyo a la lectura, etc.
(P): En la actualidad surgen muchísimas editoriales independientes, con proyectos personales muy interesantes y con impacto entre la comunidad lectora. ¿Cómo valoras tú el panorama literario español actual?
Alguien me decía hace poco tiempo que el número, la variedad y la calidad de las propuestas editoriales que surgen en España no las hay en otros países de nuestro entorno, y eso es algo maravilloso, porque dice mucho de la iniciativa de muchas personas y del impulso cultural de un país, pero al mismo tiempo todo eso se convierte en la cruz de la moneda porque no hay forma de que las librerías y los propios lectores absorban tal cantidad de libros. Obviando este punto, creo que hay proyectos y editoriales maravillosos.
(P): ¿Qué lee Javier García en su tiempo libre, si es que le queda alguno?
Me avergüenza decirlo, pero la verdad es que no leo apenas nada. Ya me lo había advertido alguien, aunque pensé que era una exageración. Sin embargo, al final del día, después de pasar tantas horas entre textos y papeles, lo que quiero es desconectar y hacer otras cosas.
(P): ¿Qué libros nos traerá Volcano en los próximos meses?
Vienen títulos muy interesantes, que combinan literatura y naturaleza, de lugares muy diferentes: la pesadilla darwiniana elaborada por una joven autora quebequesa, desde Noruega un testimonio en forma de ensayo sobre la historia de los senderos, el diario de un joven naturalista desde Irlanda del Norte o una novela maravillosa desde el paisaje volcánico de Islandia.
Foto autor: Ignacio Barandalla