En la literatura, como en la vida, se producen bonitas casualidades. Como la que llevó a Huso Editorial a encontrar la voz única de Juana Ríos, una algecireña que debuta en el terreno de la novela con La voz de lo que fuimos. Esta mujer, que ya tiene publicados los poemarios Aduanas de agua y Peces voladores, escribe ahora una primera novela cuyo tema central es la vuelta a los orígenes, la reivindicación de la naturaleza y en la que se atisba una gran observación de la humanidad. Es la suya una mirada atenta, que explota sobre todo desde hace veinte años en su trabajo en el puerto de Algeciras. Esta experiencia, confiesa, es para ella una ventana por la que fijarse en realidades diferentes, y que ha influido notablemente en sus inicios literarios.
Pregunta (P): ¿Recuerdas el momento en que comenzaste a escribir?
Recuerdo que con tres años comenzaron a enseñarme a leer y escribir. Creo que esto fue fundamental para mí, me entregaron la llave maestra para abrir las infinitas puertas de la literatura, para leer la magia que otros habían creado con palabras, para descubrir ese universo intangible y a la vez tan vívido. Me hicieron el mejor regalo, fui una niña devoradora de libros, y muy pronto, sentí la necesidad de intentar traducir todo lo que veía sobre un papel.
(P): Con ya dos poemarios publicados, ¿fue un paso natural crear una novela como La voz de lo que fuimos?
Esta novela lleva mucho tiempo gestándose en mí, tal vez necesitaba cierta madurez para ahondar en los temas que he intentado hilvanar en ella. La historia, sus personajes, pululaban en mi interior formándose y pidiéndome materializarse. Sí, seguramente debía abrir, crear mi voz poética para atreverme a darle cuerpo a la novela.
«Nos hemos olvidado de muchos matices de la vida, vivimos encerrados en horarios, oficinas, vehículos, sin opciones de sentirnos parte de un cosmos, de un ciclo, de la vida, sin ese cordón umbilical cierto, físico, que nos une a la tierra, las estaciones, los paisajes, los cielos o los vientos».
(P): ¿Qué diferencias encuentras a la hora de crear un poema o una novela?
Para mí son dos vehículos diferentes, dos formas de intentar traducir la magia, la emoción, o las ideas que están en el exterior tamizadas por mi mirada. La poesía siempre surge, en mi caso, de una pulsión, una emoción, un deseo despertado por una imagen, un gesto de otra persona, una escena de la que soy testigo, una palabra, un recuerdo. Entonces comienza el proceso de creación y es imparable, esa palabra o pulsión comienzan a dar vueltas y vueltas dentro, a construir metáforas que a su vez tiran de otras, y ya, tengo que sentarme a escribir. Esa es para mí la principal diferencia entre poesía y novela: la inmediatez de la primera, la rapidez con la que puedes transmitir al lector. La novela requiere un compromiso mayor, no en intensidad, pero sí en tiempo, en trabajo, en elaboración, en documentación, en construir los personajes, enjaretar el argumento, desarrollar la historia, siempre sin perder la intensidad, sin olvidar el hilo y el ritmo de lo que quieres contar.

(P): Trabajas desde hace veinte años en un puerto marítimo, experiencia que reconoces que te ha enseñado mucho sobre las personas. ¿Son estas vivencias las que te llevan a crear historias?
Estas vivencias te dan los matices necesarios para mirar con los ojos muy abiertos. Te aportan la riqueza de intentar conocer al otro, ver más allá, saber de otras vidas, otros universos distintos, y a la vez, tan iguales a los nuestros, porque los sueños, los anhelos, las derrotas o los vacíos son todos los mismos en todos los lugares, al margen de las diferencias culturales o sociológicas. El ser humano, en sí mismo, es extraordinario como fuente de inspiración literaria y de vida. Hay magia, emoción, empatía, cuando personas que están de paso hacia lugares lejanos te regalan unos minutos de su vida en sus miradas, sus gestos o sus palabras, sus sonrisas, o incluso, en sus lágrimas. Un puerto como el de Algeciras, el primero de España en tráfico de mercancías totales y frontera de Europa, es un cosmos con una concentración e intensidad de vida increíble. Para mí ha sido una ventana inmensa hacia el otro. Aunque mi necesidad de escribir ya venía de la infancia, sí que es cierto que estos años de trato directo con el viajero han nutrido mi alma, y por tanto, estoy segura que mi literatura también.
(P): Tu novela está plagada de sensibilidad y de sentimientos. ¿De dónde surge un argumento con tantas aristas y temas?
Surge de una intención, un deseo de rendir un humilde homenaje a esas generaciones que tuvieron que vivir, luchar y moverse en un mundo tan duro, con tantas necesidades, sin opción a rendirse, sobrevivir y además, no renunciar a la semilla de la alegría y la esperanza que siempre perviven en el alma humana.
(P): La violencia ejercida contra las mujeres a lo largo del tiempo está muy presente en la novela.¿Querías alertar sobre el machismo presente en la sociedad?
Es un tema que siempre me ha dolido especialmente. Cuando escuchaba viejas historias familiares en casa percibía que la mujer no había tenido opciones, que su libertad de decisión había estado aun más limitada y constreñida que la del hombre. Los personajes femeninos de la novela son especialmente resistentes, resilientes, porque no les quedaba más opción, su lucha era todavía más difícil que la de sus hermanos varones, sin derechos. Para ello se vestían de una armadura de acero, de una personalidad fuerte porque si no lo hacían se limitaban a cumplir el papel de sirvientas en el seno de la familia.
(P): ¿Qué opinas de la nueva ola de reivindicaciones feministas que estamos viviendo?
Soy de una generación en la que aún hemos tenido que rebelarnos, incluso en el propio hogar familiar, a las diferencias de trato, de obligaciones de reconocimientos. Y en el ámbito profesional también, y aunque es cierto que hemos progresado mucho, aun necesitamos, como sociedad, educar en igualdad. Y para mí, esa es la clave, la educación desde pequeños en igualdad y respeto. El revanchismo o la radicalización no creo que puedan traer más avances, es más, me parecerían injustas para con nuestros hermanos, parejas, hijos, compañeros, yo quiero sentir a los hombres junto a mí, a mi lado, nunca como adversarios, enemigos. Para ello, es fundamental educar, incluso a los adultos, desde explicar a un compañero de trabajo que cierta actitud resulta inadecuada o irrespetuosa hasta exigir a otras mujeres que no entren en el juego de ver como enemigas a las de su género.
«Aunque mi necesidad de escribir ya venía de la infancia, sí que es cierto que estos años de trato directo con el viajero han nutrido mi alma, y por tanto, estoy segura que mi literatura también.
(P): Estamos delante de una novela de vuelta a los orígenes. ¿Qué significa este concepto para ti?
Significa un viaje a las raíces, al principio, a la pertenencia. Un deseo de no olvidar de dónde venimos, cuánto hemos cambiado, progresado, pero también una reivindicación de lo auténtico, de la relación con la naturaleza que hoy casi no existe, de la tierra, del lugar del hombre en el mundo, del respeto por el medio ambiente. Nos hemos olvidado de muchos matices de la vida, vivimos encerrados en horarios, oficinas, vehículos, sin opciones de sentirnos parte de un cosmos, de un ciclo, de la vida, sin ese cordón umbilical cierto, físico, que nos une a la tierra, las estaciones, los paisajes, los cielos o los vientos.
(P): En cada una de tus páginas se captura lo auténtico. ¿Tus personajes están basados en personas reales que hayas conocido o son solamente fruto de la imaginación?
Me gusta que tengas esa percepción de mis personajes porque es lo que he intentado, construirlos de forma muy real. Mis padres eran de un pueblo del valle del Genal y siempre ha habido en casa referencias a la vida de la época que retrato en la novela, historias antiguas, viejas fotografías en blanco y negro. He utilizado esas referencias para asignar ciertas características a algunos de los personajes, dotarlos de autenticidad, insuflarles parte de ese espíritu, y he procurado trabajarlos situándolos en el momento histórico, con comportamientos y situaciones muy de la época.
(P): Has publicado tu novela con Huso Editorial. ¿Cómo fue el proceso de publicación? ¿Alguna anécdota?
Cuando la novela estaba terminada y corregida comencé al proceso de búsqueda de editorial, algo que puede resultar engorroso y difícil. Ha habido un aspecto casi mágico en la publicación de esta novela, a mí me gusta pensar que de alguna manera ella misma ha buscado su camino, incluso su título surgió espontáneamente en una conversación con Juan Laborda sobre qué significaba para mí la novela. El factor suerte también juega un papel importante sobre todo para un autor novel al que las editoriales no conocen, así que fue fantástico que Mayda Bustamante de Huso Editorial leyera ella personalmente el manuscrito, que le gustara y que decidiera publicarla. Tengo un email de ella maravilloso en el que me habla de cuánto le ha gustado y de su intención de publicarla. Sé lo difícil que resulta que un manuscrito llegue a ser leído en una editorial, debido a la enorme cantidad que les llega, así que estoy muy feliz con esta editorial que tanto cuida sus libros, a sus autores, y la profesionalidad que ponen en cada proyecto.
«No soy de mapas, prefiero dejarme llevar por la intuición y por los personajes».
(P): ¿Cómo está siendo la acogida de la novela por parte de los lectores?
La máxima satisfacción para un autor es cuando un lector desconocido te envía un mensaje en alguna red social contándote cuánto le ha emocionado la novela, o algún aspecto de los personajes, o cómo se ha identificado con alguna situación. Las presentaciones que se han hecho hasta ahora han sido muy bonitas, tanto en Algeciras, Madrid o Cádiz se creó un ambiente muy mágico en el que pudimos hablar de la novela, literatura, la época o la vida, y ese contacto con los lectores me parece maravilloso. Ahí puedes sentir que el libro ya no es tuyo, es un ser con vida propia que se presenta a los demás, les puede llegar, tocar, emocionar.
(P): ¿A qué escritores y escritoras admiras y tienes en cuenta a la hora de crear?
De joven he leído a los autores clásicos de la literatura europea, como los rusos o los naturalistas franceses, pero confieso que la literatura escrita en español es mi lectura preferida. Grandes nombres como García Márquez, Juan Marsé y tantos otros forman parte de mi biblioteca personal, pero hay muchos, Muñoz Molina, Almudena Grandes, etc., y, por supuesto, sin dejar de descubrir grandes novelistas continuamente.
(P): ¿En qué proyecto estás sumergida actualmente? ¿Alguna otra novela en camino?
Hay una idea dando vueltas en mi cabeza, aunque todavía no tiene forma, pero mi manera de escribir es así. No me siento a construir hasta que no lleva un tiempo formándose el proyecto dentro, madurándolo, y entonces fluye de forma muy natural. No soy de mapas, prefiero dejarme llevar por la intuición y por los personajes.