“Había superado con nota uno de los muchos exámenes que a lo largo de los años me obligarían a demostrar que yo también era uno de ellos. De esos que mostraban músculo para no ser confundidos con un maricón de mierda”.
Hacen falta más hombres como Octavio Salazar, hombres que se atrevan a defender que el feminismo debería ser una forma de vida y no solamente una ideología, hombres que crean que las mujeres deberían tener los mismos derechos que ellos mismos. Hombres valientes. Así es él, y así lo defiende en Autorretrato de un macho disidente, un extenso libro de vivencias de un hombre que se define como feminista, padre queer, constitucionalista heterodoxo y ciudadano rebelde.
¿Por qué no decirlo? El libro es de lo más novedoso y arriesgado que leí en mucho tiempo. En mi búsqueda continua de propuestas a favor del feminismo me encontré con Octavio y fue como una luz al final del camino. Y es que el libro que tenemos entre manos transpira sinceridad, muchísima sinceridad, y unas confesiones de una persona que vivió su infancia y adolescencia en un pequeño pueblo y que lo tuvo difícil para escapar de las tradiciones que el sistema te impone. Esas creencias de que el hombre debe ser un macho fuerte y la mujer la persona que espera al marido en una casa ordenadita y limpia. Él fue criado en medio de estas tradiciones, aunque con su madre, sus tías y abuelas como referentes. En ellas, Octavio comenzó a ver mujeres fuertes, que llevaban todo el peso de las vidas, aunque el sistema se emperrase en relegarlas al ámbito de lo privado.
De ahí nace esta radiografía personal, en la que el autor se analiza y nos hace analizarnos a nosotros, en un ejercicio de sinceridad pocas veces visto. Por aquí transitan esas mujeres fuertes de su vida, pero también esas otras estudiadas que, como Virginia Woolf, se adelantaron a su tiempo solicitando un espacio propio. Hay también sitio para esa descripción de la conversión del autor, que pasa de estar casado con una mujer a vivir el amor con un hombre. Hay romanticismo, por qué no, y mucho amor, en cada palabra que se vierte, en cada película y en cada libro que lo ayudó a forjar su propia identidad.
No es un libro cómodo, pero, ¿qué buen libro lo es? En él se cuestionan muchas creencias, se le da sentido a muchas otras, se pone en tela de juicio al sistema y se ofrece siempre como vara de medir al individuo y a sus anhelos a ser como quiera. Aunque no siempre es posible, porque esto requiere de un camino muy tortuoso.
“He ido descubriendo que el feminismo, por encima de todas las cosas, es una forma de estar en el mundo y, por lo tanto, gracias a él, me he ido reconstruyendo y haciéndome un hombre mucho más consciente de todo lo que yo mismo debo cambiar y de lo muy distinto que debería ser el mundo que habitamos”.
Podríamos leer este libro de muchas formas, infinitas, pero quizás la más certera es que se trata del camino que recorrió el autor hasta llegar a ser una persona plena, no avergonzada de sí misma ni de sus sentimientos. También podría ser un tratado a favor del feminismo como forma de entender el mundo, y del derecho de los homosexuales a manifestar su amor. O, un compendio de libros y películas que, en el momento adecuado, te pueden cambiar la vida. Autorretrato puede ser muchas cosas, pero lo que no, un libro convencional.
Ficha técnica
Título: Autorretrato de un macho disidente
Autora: Octavio Salazar Benítez
Editorial: Huso
Año de publicación: 2017
Número de páginas: 441