En la literatura actual se están publicando una gran cantidad de libros sobre la relación entre hijos/as y madres/padres. Sin esforzarme mucho, se me vienen a la cabeza Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan, La isla del padre de Fernando Marías, o Tú no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff. En esta tendencia se posiciona Apegos feroces, de Vivian Gornick, un libro que ha so sin duda la revelación del pasado año en España, tanto por el número de lectores como por las críticas favorables.
Apegos feroces narra recuerdos de Gornick, una mujer en la madurez que camina por las calles de Manhattan con su madre ya anciana, con la que recuerda los momentos vividos, los problemas, las tensiones y, sobre todo, lo que supone ser mujer en un mundo que sigue siendo eminentemente de hombres.
Estos paseos, llenos de reproches, intimidades y complicidades, que han forjado la personalidad de la autora, que desde bien pequeña se vio influenciada por dos modelos opuestos de mujer: uno, el de su madre, más tradicional, y que renuncia a cualquier cosa por su familia, y otro, el de Nettie, esa joven vecina apasionada, viuda y madre que explora su sensualidad para tener poder frente a los hombres. Con sus pros y contras, Gornick admira y odia a estas dos mujeres, y poco a poco va descubriendo su propio carisma. En este sentido, el libro refleja estos dos estados, creando la sensación de aburrimiento en la primera parte, y de enamoramiento en la segunda. Lo que quiero decir con esto es que en los primeros capítulos no conseguimos sumergirnos del todo en lo que la autora quiere contarnos, todo parece un batiburrillo sin objetivos. Esta percepción cambia radicalmente cuando empieza a contarnos cómo se hizo, y sobrevivió, como una mujer.
Publicada por primera vez en 1987, Apegos feroces sobresale ahora de la mano de la editorial Sexto Piso para situarse en la vanguardia del feminismo. Porque, ante todo, estamos ante un libro muy feminista, en el que la autora hace un ejercicio de lucha contra todos los estereotipos y propone su alternativa.
Por ejemplo, ella critica la concepción que su madre tiene del amor:
“El amor, decía, lo era todo. La vida de una mujer estaba determinada por el amor. Cualquier indicio que probase lo contrario -y las pruebas, de hecho, abundaban- era descartado e ignorado por sistema, tachado de su discurso y vetado por su intelecto”.
O es otra vez en el que Vivian se percata de que la ropa ha sido siempre una forma de controlar a la mujer:
“No es lo que lleva puesto, comentaba una vecina, es cómo lo lleva. No es lo que dice, sino cómo lo dice. No es la cara que pone, es la cara que tiene. ¿Entiendes a lo que me refiero? No sabría decir exactamente qué es, pero yo sé a lo que me refiero. Yo asentía. También sabía a lo que se referían”.
Pero todo cambia cuando llega el conocimiento y las ideas:
“Descubrí que las ideas transformaban a las personas y que las conversaciones intelectuales podían ser tremendamente eróticas”.
Un libro que abre los ojos, y nunca será poco, y nos enseña (recuerda) que “las chicas no son vacas que pacen a la espera de que las crucen con un toro”. Leedlo.
Ficha técnica
Título: Apegos feroces
Autora: Vivian Gornick
Editorial: Sexto Piso
Año de publicación: 1987
Año de edición: 2017
Número de páginas: 224
Me has convencido, buscaré este libro.
Besotes!!!
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Ya se me antojó leerla! gracias por compartir 🙂
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puedo saber quien escribió esta reseña? me gustó
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Todas las reseñas de este blog las escribo yo, Tensy Gesteira jeje
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Gracias!! mucho gusto, Brenda Pichardo. 🙂
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Ya te he citado en mi blog, no quería quedarme con la duda sin dar crédito. Saludos 🙂
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