De qué hablo cuando hablo de escribir

El autor japonés Haruki Murakami, eterno candidato al Premio Nobel

Cuando estudiaba  la carrera de periodismo una amiga me animó a leer Tokio Blues. Ella lo había leído la noche anterior y le había encantado, así que lo busqué y lo leí de una tacada. Me dejó una sensación muy rara, entre la tristeza y la nostalgia, y a partir de ahí me interesé por leer más y más novelas de este escritor llamado Haruki Murakami. Eran libros que necesitaba, como si toda la vida los estuvieses esperando. En ese momento es cuando prendió en mí esa llama por los libros de Murakami, este escritor adorado por unos, denostado por otros muchos, eterno candidato al Premio Nobel.

Han pasado ya unos años desde que no leo nada de él, y por eso ya iba teniendo ganas cuando este año Tusquets publicó su ensayo titulado De qué hablo cuando hablo de escribir, que recoge una serie de textos en los que el autor nipón reflexiona sobre la escritura, la lectura y sus inicios en este oficio. Sin duda, con un título que nos lleva directos a aquel otro ensayo que había publicado hace unos años como De qué hablo cuando hablo de correr, y en la que se debatía sobre otra de sus pasiones: correr.

Pues bien, este libro ha llegado a mi vida sin pena ni gloria, ya que me ha aportado una serie de anécdotas interesantes, pero que me parecen prescindibles.  Buscaba más riesgo, más elementos novelescos, y no un ensayo tan poco vago y, por momentos, hasta cierto punto altanero y soberbioso. Y es que Murakami escribe sobre sus inicios en el oficio de escribir, y nos habla de cuando regentaba un bar en el que no le iba del todo bien. Un día escribió Escucha la canción del viento, lo que le hizo merecedor del premio al mejor escritor novel de la revista literaria Gunzo. Nos cuenta esto como si no fuese nada primordial en su biografía, y hasta denostando el oficio que le da de comer.

Murakami confiesa que se le da bien escribir, pero que realmente es algo que podría hacer bien casi cualquiera que se lo propusiese. Su opinión es clara: si alguien que conozca la lengua se empeña en escribir una novela, lo conseguirá; lo que distingue a este escritor primerizo de un escritor profesional es precisamente la insistencia y la rutina.

Aunque no son textos que descubran nada nuevo y en los que encontramos continuas repeticiones, sí que hay un ejercicio de eliminación de tópicos interesante. Por ejemplo, ante la idea de las crisis creativas, sobre las que confiesa “tampoco he pasado por ningún tipo de crisis creativa. Me parece que si escribir no resulta divertido, no tiene ningún sentido hacerlo. Soy incapaz de asumir esa idea de escribir a golpe de sufrimiento”.

También me ha gustado reconocerme en la defensa que el autor hace del hábito de la lectura, que deja un hálito de esperanza ante tantas malas noticias. Y es que, según él, si una persona ha adquirido la buena costumbre de leer, ya nunca abandonará ese hábito, por mucho que existan otras distracciones en este mundo digital.

“Para avanzar en ese empeño, lo que más me ayudó fue la música. Construía frases como si tocara música. En especial me sirvió el jazz. Es de sobra conocido que para el jazz el fundamento es el ritmo”.

Y así construye Murakami sus novelas. Aunque os advierto que no encontraréis su estilo en estas digresiones sobre el oficio de escritor y lector.

Ficha técnica

portada_de-que-hablo-cuando-hablo-de-escribir_haruki-murakami_201701251238Título: De qué hablo cuando hablo de escribir

Autor: Haruki Murakami

Editorial: Tusquets

Año de publicación: 2017

Número de páginas: 304

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

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