Agosto, octubre

Andrés Barba, autor de "Agosto, octubre"

Las vivencias del verano pueden ser las mismas todos los años o bien romper la monotonía de los días. A lo largo de la historia de la literatura han sido muchos los libros que se han recreado en los meses estivales para crear historias de aventuras, de amor, y hasta de guerra. En medio de todas estas obras, siempre me han interesado mucho aquellas que hablan de los cambios de la infancia a la edad adulta, de ese momento exacto en el que se deja de ser un niño para ser considerado adolescente y, finalmente, adulto.  Recuerdo Irlanda de Espido Freire, o Fuego de marzo, de Eduardo Mendicutti, a los que ahora sumo Agosto, octubre, de Andrés Barba.

Agosto, octubre, se podría definir como una novela de iniciación, que juega con dos tiempos para hacernos partícipes de cómo siempre existe un momento en el que nuestra vida se resquebraja. Eso le acontece a Tomás, un joven que viaja un verano más con sus padres a un pequeño pueblo de la costa, en donde ese año conoce a un grupo de amigos que le enseñan lo que es la parte más oculta del sexo, además de su iniciación en él de la mano de una chica de las tantas que sobreviven en ese lugar donde el resto del año nunca pasa nada.

Estamos delante de la cara menos amable de los cambios adolescentes, sensaciones contradictorias que provoca el autor madrileño (una de las grandes voces de nuestra narrativa), ya que por una parte disfrutamos con la forma de narrar y con la introspección psicológica en la mente del protagonista y, por otra, una mano invisible parece agarrarnos del cuello y apretarnos con fuerza para expresar que sí, que la adolescencia duele.

Sin duda, es una de las mejores novelas que mejor retratan ese paso abrupto y necesario, lo que se consigue contraponiendo también dos meses del año, como son agosto y octubre. La propia ambientación y la recreación actúan como pilares de esta transición, y se expresa la idea de que lo que se hace en verano, pasa factura en otoño.

Aunque se trata de una obra muy breve, que se puede leer en dos horas, el poso que nos queda es inmenso. Además del tratamiento del sexo y del amor, hay que añadir también la muerte, ese justo instante en el que muere una persona cercana y parece que todo el mundo anterior y tus vivencias se van con ella. A partir de ahí, tan solo es cuestión de tiempo que las personas de tu infancia vayan desapareciendo.

“La muerte era pura negación sin privilegios. Se podía rodear la muerte, describir sus formas, sopesarla en la mano, desearla o temerla, pero no se podría encontrar en ella un sentido”.

Tampoco pasan desapercibidas las referencias a los pueblos de veraneo, espacio que el autor maneja a la perfección. Así, Barba nos habla del vacío de estos lugares una vez que se va el verano. Son pueblos de paso, donde los habitantes no tienen mayores esperanzas que seguir aguardando por el próximo estío, y así continuamente, en un bucle que no cesa.

Ficha técnica

Título: Agosto, octubre

Autor: Andrés Barba

Editorial: Anagrama

Año de publicación: 2010

Número de páginas: 152

 

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

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