
Continuamos con las entrevistas a autores en el blog. Y hoy es el turno de Carmen Quinteiro, una pontevedresa que conocí gracias a su libro Caleidoscopio, en el que mezcla microcuentos, aforismos y poemas y nos invita a leerlo con calma, disfrutando y sintiendo con él. Para ella este proyecto nace de la ilusión pero, sobre todo de la pena que sintió en un duro momento de su vida en el que decidió escribir para «achicar» penas y que la vida fuese más llevadera. Por lo tanto, en su caso podemos decir que la literatura la salvó, y a nosotros también. Aquí os dejo la entrevista para que la conozcáis un poco más en sus propias palabras.
Pregunta (P): ¿Quién es Carmen Quinteiro?
Huy ,qué difícil es hablar así, en tercera persona 😉
Soy una mujer que simplemente trata de avanzar aprendiendo y de aprender para poder seguir avanzando. Creo que no hay más que ese afán, y a mi entender es la clave de todo. La vida es un camino y su viaje, al menos para mí, y como todo sendero, tiene sus irregularidades, sus paisajes amables, los encuentros con otros viajeros -que nunca nos van dejar indiferentes- y muchos, muchos cruces de camino para elegir por dónde continuar avanzando. Una viajera. Eso es lo que mejor se me ajusta.
(P): Tu primer libro es Caleidoscopio, una recopilación de microcuentos, aforismos y poemas que recomiendas leer reposadamente, ¿cómo lees tú habitualmente?
Por extraño que parezca, no tengo una manera concreta para leer. Hay quien lee por las noches, cuando está de vacaciones, cuando tiene un momento de calma para hacerlo…yo hago todo eso -este verano he descubierto tres libros maravillosos sin ir más lejos- pero también leo cualquier otra cosa que vaya apareciendo ante mis ojos, y en cualquier momento del día; me explico: leo las pintadas de la calle, los mensajes de las camisetas de las personas que me cruzo mientras paseo, leo los pequeños poemas de los sobres de azúcar que a veces me ponen con el café…, y hay mucho escrito por ahí, créeme. Yo creo que lo que me sucede, es que leo lo que me atrapa, independientemente del lugar en el que haya sido escrito. Incluso el otro día me sorprendí tratando de leer el tatuaje sobre la espalda de un chico mientras estaba en la playa…
Eso sí, no leo libros electrónicos. Es el único soporte al que me resisto: he crecido con el tacto del papel como compañero y creo que eso, al menos por ahora, no tengo la más mínima necesidad ni deseo de cambiarlo; le resta calidez, magia, no sé, no me gusta. Quizá algún día, quién sabe, pero no desde luego que no por ahora.
(P): La poesía está de moda, ya que existen muchos poetas que nacen y se consolidan gracias a las redes sociales y que intentan transmitir la poesía entre las nuevas generaciones, ¿es esa una función de Caleidoscopio?
No. Caleidoscopio nació para hacer caso a la petición de un amigo como forma de «recopilar» lo que desde hacía un tiempo leía en el facebook y en mi blog pero de forma desperdigada y quería tener en formato de un libro. Fue como la idea de un posible regalo para alguien especial Esa fue la primera vez que yo pensé en la posibilidad de llegar a publicar un libro.
(P): ¿Cómo ves la situación de la poesía en la actualidad? ¿Es todo tan negativo como lo pintan?
A mí no me parece en absoluto que sea todo negativo, sino todo lo contrario: actualmente creo que se están volviendo las miradas hacia la poesía en particular y de la búsqueda de emociones en general: creo que estamos viviendo un momento de volver a relacionarnos -como digo yo- en 3D, de alejarnos un poco del formato red social aséptico y volver a recuperarnos, tenemos una clara necesidad de sentir, de vivir de forma plena, de encontrarnos a nosotros mismos y descubrir la grandeza además del/ de los que nos acompaña/n. Ahí la poesía entra con fuerza: la emoción está a ras de piel y acompaña hacia abajo, hacia lo que necesitamos escuchar , leer, sentir y disfrutar.
Por otro lado, los poemas suelen ser textos cortos, fácilmente adaptables a los instantes de lectura que muchos/as tienen mientras el día a día les pasa por encima con todo ese estrés y ocupaciones.
(P): En la presentación de este poemario nos encontramos con una senda del dolor, y dices que la literatura/ escritura te salvó. ¿Consideras que entonces la literatura más lúcida nace de los malos momentos, de la tristeza y del dolor?
Supongo que aquí tampoco existen fórmulas mágicas ni únicas. En mi caso, me puse a escribir porque no encontré otra forma para como digo «achicar» penas. Pero ese es mi caso. Desde luego, si me diesen a elegir, con toda seguridad, elegiría haber empezado a hacerlo desde la alegría plena. Yo necesité romperme para dar comienzo a esta pasión, pero yo escribo ahora también cuando me hace saltar en mil pedazos la plenitud y la alegría. Y créeme que es mucho más placentero.
(P): ¿Qué se van a encontrar los lectores que decidan sumergirse en tus versos?
Encontrarse, cómo me gusta esa imagen… porque sí, me gusta creer que es como un encuentro, un lugar para compartir, un espacio para dejarse ir, para dejarse hacer…
No sé, creo que cada persona que ha leído mi libro y me ha regalado el contármelo después, ha encontrado cosas muy distintas, emociones diversas, desde las más amables hasta las más duras. Creo que se han reconocido en historias que o en emociones padecidas o disfrutadas. Caleidoscopio es un testigo de vida. Propia o ajena. Pero testigo al fin y al cabo y ahí quizá esté su mayor valor, el que ayude, estremezca o reconforte donde más falta pueda hacer.
De cualquier forma, lo que se vayan a encontrar creo que va a ser tan distinto como personas lean este libro. Quizá sea mejor que ellas/os nos lo cuenten. Ese sí sería un regalo para mí.
(P): ¿Nos podrías compartir algunos microcuentos que se te ocurran en este momento, así sin pensar demasiado?
«Seamos viento: la vida cambia sin avisar». Y este otro: «No perdamos la perspectiva: somos maravillosamente imperfectos».
Bueno, estos son aforismos. Pero uno de mis microcuentos sin duda más queridos es este:
LA RANA Y EL PRÍNCIPE
Lo intentaron pero no funcionó. Ella era demasiado escurridiza. El, excesivamente azul.
(P): En tu página de Facebook encontramos a menudo un agradecimiento a los lectores, a los que te apoyan y leen tu libro. ¿Cómo mejor definirías la acogida que está teniendo Caleidoscopio?
A mí me parece algo totalmente increíble pero que tengo la suerte de estar disfrutando. Mis libros están llegando a lugares de lo más lejanos -un último libro aterrizó en Uruguay no hace mucho- a tantas personas que me tiene muy pero que muy descolocada. Agradecida pero con el rumor de un tembleque bajo los pies.
Y es que, no sé, yo creí que tan solo los que me quieren y conocen comprarían mi libro y luego yo tendría ejemplares en mi casa para ir poco a poco o tratando de vender o regalando a mis amigos y familia en navidades y cumpleaños y ese tipo de celebraciones, vamos, que sería una edición de esas de andar por casa, de poca muy poca repercusión.
Por eso todo esto me sorprende. me pone una sonrisa inmensa y me llena, pero no sé, inesperado. Muy de agradecer, genial, ya te digo: de una talla algo más grande de lo que estaba pensando ponerme y aún no sé muy bien cómo colocarme para salir en la foto.
(P): ¿Cuáles son tus influencias literarias y tus inspiraciones a la hora de escribir?
Esto sí que es un larguísimo listado: mejor hablo de los útimos autores que he descubierto estos dos últimos meses y que me tienen encantada: Philippe Claudel y Alice Munroe. Después es que hay un listado tan grande que no sé, se me hace difícil y no demasiado justo ceñirme a unos pocos (Saramago, Cortázar, Béquer, Rosalía, Baricco, Salinger, Benedetti… Inés ramón, Ana Vidal, Pulga Croft, Marwan, Andrés Suárez, Gustavo Almeida, Fran Fernández, hay tantos que…)
Podría concretar si afirmo que tengo especial predilección por lo que me emociona. Da igual que esa persona haya escrito libros o páginas sueltas, que sea poeta, cantautor, camarero o empleado de correos. Da igual: leo lo que me hace sentir y me atrapa, y eso, ya te digo, puede ser desde un autor conocido a uno que ni siquiera haya logrado publicar absolutamente nada.
(P): ¿Podrías escoger el verso o poema que más te identifica y por qué?
El poema que más me identifica es sin duda el que está en mi libro y que precisamente titulé «Yo», y también el poema tan pequeño que dice «No soy mi mejor tesoro. No, soy mi mejor tesoro. Y créeme, aquella coma que puso en su historia, le devolvió la vida.»
(P): ¿Se te ocurren los versos cuando caminas por la calle o mientras tomas un café?
Se me ocurren palabras, versos, historias, cuentos, a todas horas, en mil momentos e incluso mientras escribo todo esto. Sea lo que sea que me picó, lo hizo con intensidad, desde luego. 😉
(P): ¿Estás inmersa en algún proyecto literario del que nos puedas hablar?
Sigo escribiendo, creo que es evidente: a mis pobres seguidores en las redes no les doy tregua pobrecillos míos… Proyectos sí, desde luego que corretean libremente en lo que soy, así que supongo que algún día, los alinearé, repeinaré y daré forma para que luzcan en algún nuevo sueño hecho libro. Ojalá.