Paula Vázquez nació en Pilar (Buenos Aires) en 1984. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, magíster en Sociología Jurídico Penal (UB, 2010) y Escritura Creativa (UNTREF, 2019). Publicó cuentos en antologías, el poemario Los hombres de mi oficio (Huesos de Jibia, 2009) y el libro de cuentos La suerte de las mujeres (AñosLuz, 2017), premiado por el Fondo Nacional de las Artes. En 2019 fundó Lata Peinada, la primera librería de literatura latinoamericana de Barcelona. Su novela más reciente es Las Estrellas, publicada en España por la editorial Tránsito.
En este mes de #LeoAutorasOct, desde Lecturafilia contactamos con algunas autoras que nos gustan para que nos cuenten su proceso creativo, su forma de contar y cómo fluye la literatura en sus vidas. Esto es lo que nos confiesa Paula Vázquez:
«La pulsión de la escritura no me llega siempre del mismo modo. Tengo la costumbre de tomar notas: de lecturas, de algo que me interesó en una conversación, o incluso la descripción de una imagen que me llega en medio de la noche. A veces, esos fragmentos se convierten en un texto. Así sucedió con mi novela, Las estrellas, publicada por Editorial Tránsito hace unos meses. Pero también sucede que convivo durante mucho tiempo con una intuición, un tema que quiero explorar, o incluso un tono o una mirada, y luego cuando finalmente me siento a escribir el texto ya está casi completo dentro mío, y sólo necesito el tiempo y trabajo para lograr la dimensión material de las palabras. Aunque esto no es un aspecto menor: muchas veces las ideas cambian o se produce un desplazamiento de lo que era una orientación de escritura a su materialidad. Es habitual que la escritura me lleve por caminos que no esperaba. En ocasiones hago uso explícito de este aspecto y entonces escribo para hacerme decir lo que de otro modo no soy capaz de decir.
Mis influencias son caóticas, no sé si soy capaz de acertar en decir algo concreto. Fui una niña lectora desde muy chica, en una casa en la que no había biblioteca, en un pueblo a 40 kilómetros de Buenos Aires en el que no había librerías, así que mi educación como lectora fue muy diversa y, sobre todo, desordenada. En talleres literarios de fines de los años noventa leí cuentistas americanos como Carver, o grandes novelas como las de Baschevis Singer o Dostoievski, también mucho Borges, Bioy Casares, Piglia, los clásicos y nuevos clásicos de la literatura argentina. Luego empecé a leer casi compulsivamente a narradoras: Lydia Davis, Lorrie Moore, Flannery O´Connor, Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Clarice Lispector, y así. Hace unos años tuve un período largo en el que leía casi exclusivamente poesía, en esa larga temporada de inmersión me acompañaron José Watanabe, Enrique Lihn, Idea Vilariño, T.S. Eliot, William Carlos Williams, Sharon Olds, Safo, Rosario Castellanos, Edgard Bayley, Fabián Casas, María Negroni, y muchísimos y muchísimas más. También me interesa mucho la no ficción, no tanto lo de corte periodístico sino más el ensayo literario.
Desde la apertura de Lata Peinada tengo una inclinación fuerte por leer todo lo que pueda de literatura latinoamericana. Algunas autoras que he descubierto aquí y que me encantan son el trío magnífico de Fernandas: Trías, Ampuero, Melchor, pero también muchísimas más.
De estas azarosas corrientes de mi construcción como lectora creo que resulta mi inclinación por la escritura fragmentaria, de género híbrido, de listas y objetos, deliberadamente abierta. Tengo la fe puesta en los detalles, en los universos pequeños, en el procedimiento que sólo persigue un devaneo».
No conocía a la autora, así que gracias por esta entrevista.
Besotes!!!
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