Existen novelas que inevitablemente se identifican con el verano, quizás por su capacidad para hablarnos del tránsito, de esos momentos en los que se pasa de una edad a otra, o quizás porque evocan sensaciones que nos llevan al calor y a los meses de julio y agosto. Leyendo Vozdevieja, la exitosa novela de la sevillana Elisa Victoria, experimenté la vuelta a la infancia, a esos meses de vacaciones del colegio que duraban una eternidad, y que yo compartía también con mi abuela, aunque no tenía tanto desparpajo como la de Marina.
¿De dónde procede, pues, el éxito de esta Vozdevieja? Primeramente, de la empatía que se establece con todo tipo de lectores y lectoras, amen o no leer, pues cada línea nos recuerda la infancia y la llegada brusca de la edad adulta. También, porque la voz narradora es la de una niña que, para qué vamos a negarlo, se hace querer muchísimo (sobre todo porque, aun con su inocencia, piensa en asuntos de vital importancia). Y, por último, porque es capaz de situarnos en los años noventa y hablarnos sin nostalgia de ese tiempo en el que la gente vivía sin móviles y deseando escuchar la canción del verano.
Las personas que se acerquen a Vozdevieja deberán hacerlo sin prejuicios, con la idea de dejarse sorprender y con ansias de reír y pasar un buen rato, pues la niña es divertida, pero su abuela todavía más. Aunque, como es de esperar, Elisa Victoria aprovecha para hablarnos de muchísimos temas considerados más duros, como el sexo, la enfermedad y todas esas cosas que no se entienden y para las que se busca un significado.
“Me explica que el mundo es un sitio feo y sucio lleno de contraluces, que la gente como nosotras tiene que prepararse para muchos obstáculos que salvar, la mayoría injustos y desorbitados, pero que si le echas valor puedes saltarte lo que sea. Nos podemos saltar a un tío de dos metros con un hacha en la mano si hace falta”.
Escrita con un lenguaje aparentemente sencillo, tras el que se esconde una gran complejidad, esta novela nos recuerda en su forma a otras en las que las protagonistas también son niñas, como acontece con Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite, o Margarita Dolcevita, de Stefano Benni. Todas ellas, y muchas más, conformar una serie preciosa para entender el mundo adulto desde la infancia, y para seguir aprendiendo de los más pequeños y de la inocencia que transmiten ante un mundo cada vez más competitivo e injusto. No hay que olvidar tampoco esa reivindicación de esos espacios femeninos, donde aparentemente no pasa nada pero en los que ocurre todo, como cuando Marina habla con su abuela antes de la cena en la cocina o en la cama.
Ficha técnica
Autora: Elisa Victoria
Editorial: Blackie Books
Año de publicación: 2019
Número de páginas: 245
Hola! En relación al libro que hoy reseñas, vi una entrevista a la autora en la televisión y su sencillez me encantó y la verdad es que la novela me llamó la atención pero por un motivo u otro se me olvidó. Tomo nota, porque por tu reseña creo que podría gustarme. Un saludo!
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