Estoy segura de algo: las mujeres tenemos sueños y deseos de avanzar en la vida. Pero también estoy segura de otra cosa: que la sociedad patriarcal nos impide que logremos lo que anhelamos, y prefiere otorgarnos ese papel de acompañantes, que viene a expresar que calladitas estamos más guapas, como se suele decir popularmente.
En las sociedades occidentales hemos logrado muchos avances, pero todavía no estamos en un mundo igualitario, sino que siguen ahí los techos de cristal, la brecha salarial, la educación sexista, lo que todo unido desemboca en uno de los grandes dramas: la violencia machista.
Por eso es necesario que se cambie desde la base, es decir, partiendo de las generaciones más jóvenes. Una tarea ardua, que podría iniciarse buscando en nuestras propias familias las vivencias de las mujeres, lo que tan bien hizo María Sánchez en Tierra de mujeres y que encontramos también en Mujeres que leían, de Rosa Huertas.
Ambas parten de la historia de las mujeres de sus vidas para visibilizar las renuncias que tuvieron que llevar a cabo para someterse al papel que los hombres tenían para ellas: casarse, tener hijos y cuidar de la familia.
“La historia está hecha de historias.
La historia de la humanidad está escrita por hombres y llena de nombres propios masculinos; pero basta escuchar las historias pequeñas, las que de verdad hacen avanzar el mundo, para darse cuenta de que nada es como nos contaron. Hay que aguzar el oído para captar o que fluye en el subsuelo, lo que permanece enterrado, olvidado […] ¿Dónde estaban y qué anhelaban las mujeres? ¿Cuáles eran sus sueños? ¿Cuáles eras mis sueños?”.
Mujeres que leían se concibe como un necesario homenaje a ellas, a nosotras, mujeres con sueños, que querían (y quieren) leer, escribir, cantar… hacer algo que las aleje del trabajo doméstico y de la esfera privada, para saltar a la pública. Escrita como un ejercicio sincero y desbordante de ternura, Rosa Huertas parte de las conversaciones con su madre para reconstruir la que fue su vida, escritos que enlaza con la visión que de lo leído tiene la madre. De esta forma las lectoras nos divertimos mucho, sobre todo cuando observamos las pequeñas contradicciones entre la versión de la hija y la de esa madre que a veces siente que fue feliz aunque “eran otros tiempos”.
Mujeres que leían recopila anécdotas, pequeñas historias que se convierten en la Historia. A través de estos retazos, la autora busca que la memoria de su madre, que se encuentra en la etapa final de su vida, se salve y no se pierda. La idea de la literatura como mecanismo de inmortalidad y de ubicuidad. A pesar de ello, el libro peca de superficial y no llega al fondo del debate, de forma que no aporta nada nuevo, más allá de un interesante ejercicio de introspección personal y búsqueda de la propia identidad.
Ficha técnica
Autora: Rosa Huertas
Editorial: Tres Hermanas
Año de publicación: 2019
Número de páginas: 160
Me gusta mucho la idea esa de recoger las historias de su madre para que no caigan en el olvido, es un bonito homenaje… creo que es una lectura que me gustaría así que voy a tomar nota, pese a esa superficialidad que criticas. Un saludo.
Me gustaMe gusta