La mecedora

“Una mujer encerrada. Un hombre perdido. Dos personas que se necesitaban por distintos motivos. Y en medio, un niño al que adoraban. Así de extraño era todo entre ellos”.

Me encantan las novelas que desnudan el alma de los personajes, que nos presentan casi a personas reales que sufren traumas y que, aun así, pretenden alcanzar la añorada felicidad. La mecedora, opera prima de la periodista Anna Hernández, nos sorprende con Mykola Solonenko, un personaje oscuro que rapta a un niño llamado Axel y a una policía española, Elena Rius, que pasaba unos días en el país sueco. Aunque en un principio lo parezca, La mecedora no es una novela policíaca, sino que en ella lo más importante radica en la personalidad de los personajes, lo que piensan y cómo se sienten. ¿Es posible, entonces, amar locamente y matar sin piedad?

Escrita con frases cortas y con un ritmo trepidante, la historia propone una lucha constante entre la bondad y la maldad, la oscuridad y la luminosidad, la belleza y la fealdad, llevándonos a pensar en los múltiples grises que rodean la existencia humana. Los personajes, sumergidos en una vorágine aterradora, luchan por disfrutar de un mínimo de libertad y felicidad, y se aferran como un clavo ardiendo a esos pequeños momentos. Observándolos, los lectores y lectoras no podremos parar de reflexionar y de hacernos preguntas: ¿qué haríamos si algo nos proporcionase alegría pero, al mismo tiempo, nos perjudicase? ¿Seríamos capaces de amar y odiar a una persona? ¿Lo que no sabes te salvará?

La mecedora propone preguntas, y solamente por eso ya la considero una buena novela, pues la literatura debe, en primer lugar, plantearnos debates que nos lleven a indagar en lo que somos. También es destacable la unión entre policías españoles y suecos, a través de los cuales conocemos un amplio abanico de temas que afectan a estos países y que me llevan inevitablemente a recordar la profesión de la autora, quien desde hace cinco temporadas recorre España como reportera de España Directo, de TVE, donde elabora reportajes sobre historias de superación. Ahora pone su bagaje periodístico y ficcional al servicio de las realidades sociales, construyendo una novela de personajes e ideal para cualquier tarde estival.

Eso sí, como primera obra adolece de ciertos errores, sobre todo en lo que se refiere a la intriga y al misterio, que se desvelan muy pronto dejando pistas demasiado evidentes y, a veces, un poco forzadas.

“Una sirena de tierra, una mujer que no había encontrado su espacio de vida y que necesitaba su espacio en la vida y que necesitaba alejarse de los estándares establecidos porque ninguno la definía. Nadie antes la había descrito de aquella manera tan exacta ni la había hecho sentir tan cerca del abismo y tan lejos de la realidad, atrapada en la soledad de un mundo estepario, atraída por el alma de un lobo humano”.

Ficha técnica

Título: La mecedora