«-Ese es el problema.
-¿Cuál?
– Cómo recuerdas las cosas.
-Es que en literatura importa muy poco cómo recuerdes las cosas. Lo importante es que todo encaje, que las piezas de la maquinaria se aprieten unas contra otras. Lo de menos es si esto o aquello ocurrió de verdad. En cualquier caso, esta mujer contó la historia. Eso sucedió”.
Cada vez me parecen más interesantes los libros que confunden la literatura y la vida, y que indagan en el pasado para buscar el peso de los recuerdos y de cómo estos construyen lo que somos en la actualidad. El verano pasado leía El dolor de los demás, en donde Miguel Ángel Hernández se sumergía en los entresijos de un crimen acontecido en el pueblo murciano de su infancia y que lo había impactando muy de cerca. Ahora, un año después llega a mí Un hombre bajo el agua, de Juan Manuel Gil, en el que se nos propone un ejercicio similar, sobre todo en esa búsqueda de las distintas versiones y de cómo los recuerdos van cambiando con el tiempo. No en vano se suele decir eso de que la mente es selectiva, y que solamente retiene aquello que no le hace daño, tendiendo a veces a idealizar el pasado y la infancia.
Un hombre bajo el agua toma el pasado como medida de todas las cosas, pero sin perder de vista el presente, huyendo de nostalgias y escribiendo con la crudeza de las personas que necesitan comprender lo vivido. En ella se rompen los límites entre la ficción y la vida, y se pone en entredicho la memoria, la propia y la ajena, dando valor a todas las visiones que cada persona tiene de un mismo hecho, en este caso el misterio que suscitó la aparición de Eduardo Huergo en una balsa del pueblo cuando el autor era un joven que se abría a la vida.
Existen muchísimos porqués e incógnitas, pero el motivo principal de Un hombre bajo el agua no radica en resolverlas, sino en llevarnos a reflexionar sobre la existencia humana y el camino del escritor que busca inspiración y la encuentra en sí mismo.
Juan Manuel Gil huye de la consideración de la infancia como una época feliz, y no idealiza ni el pueblo ni a las personas que lo ayudaron a forjar su identidad en mayor o menor medida. Eso sí, como aquí el pueblo adquiere una importancia casi protagónica, resulta destacable las contradicciones que a través de él expresa el autor almeriense: los pueblos como esos lugares protegidos del peligro, pero al mismo tiempo plagados de rumores y de comentarios dañinos, contradicción que se expresa en la muerte de Eduardo Huergo, que crea fascinación y miedo a partes iguales.
Me he leído este libro en un día, y me ha parecido brutal el ejercicio de sinceridad del que el autor hace gala en él. No en vano indaga en su pasado pero, al mismo tiempo, intenta comprender qué es lo que realmente pretende conseguir en su vida y con la literatura. Así lo expresa:
“Es un intento de reflexionar sobre la realidad, la ficción y la memoria, y el relato que somos capaces de construir a partir de estos tres yacimientos”.
“Algunos dicen que la poesía está en los límites de la comunicación, que llega a lugares donde uno no se atreve a asomarse, que nombra lo que carece de nombre”.
Título: Un hombre bajo el agua
Autor: Juan Manuel Gil
Editorial: Expediciones Polares
Año de publicación: 2019
Número de páginas: 283
Gracias la recomendación.
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