“De corazón y alma”, las cartas de Elena Fortún y Carmen Laforet

Elena Fortún y Carmen Laforet

Lo que une la literatura, permanecerá para siempre. Una idea que transpira las páginas del libro De corazón y alma, en donde se recogen las cartas que desde 1947 a 1952 se intercambiaron las novelistas Carmen Laforet y Elena Fortún, y que ahora han sido recopiladas por las hijas de la primera, Cristina y Silvia Cerezales Laforet. En ellas encontramos sus pensamientos más íntimos, sus preocupaciones personales y literarias, y otras reflexiones relacionadas con la vida más mundana.

Estas cartas me llegaron en forma de regalo inesperado una mañana de hace meses de parte de mi quería Miriam Beizana, una escritora a la que conocí con sus novelas Todas las horas mueren, Marafariña e Inflorescencia, y con la que actualmente mantengo una relación de amistad. Es cierto, lo que unen los libros, ya no lo separa nadie. Y qué mágico que estemos unidas de esta forma a Laforet, quien me ha enamorado con Nada, y a Fortún, creadora del archiconocido personaje de Celia.

Dice Cristina Cerezales en la introducción: “Son cartas que no pretenden ser literatura, pero lo son, y además, de alguna forma trascienden lo literario. Son el vehículo para dar voz a dos personas en busca del sentido de la vida y del sentimiento de lo religioso”. Resultan muy lúcidos los pensamientos de Elena Fortún, quien estaba ya a punto de morir en el sanatorio Puig de Olena en Centellas (provincia de Barcelona) y que, a pesar del dolor, emocionan muchísimo por la belleza y sensibilidad con la que están escritos.

En estas cartas se puede indagar muchísimo en el pensamiento de estas dos mujeres maltratadas por la vida, en las que el arte y la literatura se presenta como un mecanismo de fortalecimiento para no sucumbir ante las dificultades del día a día. También se reconoce en estos escritos la necesidad que tenían las autoras de expresar su soledad, de intercambiar opiniones sobre la literatura y la religión, a la que las dos acabaron sintiéndose muy apegadas.  Ambas piensan que la literatura es un amor que duele, angustiosa y a pesar de ello, necesaria.

Como es de esperar, el dolor está muy presente, con alusiones evidentes a la pérdida del hijo que había tenido Elena Fortún en 1920. Intentando empatizar con este sufrimiento, Laforet le escribe que “todas las mujeres que hemos tenido hijos sabemos lo que puede llegar a ser el dolor; y el dolor prolongado nos parece terrible” y Elena dice que “a ratos lloro porque creo que ya no puedo sufrir más, pero sí puedo. Se puede sufrir mucho”. El sentimiento de amistad es tan certero que constantemente estas dos mujeres se expresan su cariño, a pesar de que no se vieron muchas veces en su vida. Carmen Laforet le reitera su cariño y apoyo en múltiples cartas: “Yo creo que no solo hay parentescos de sangre en la vida, sino también de espíritu. Yo me siento muy pariente tuya, muy tuya, de verdad”, o también “te echo de menos, como si hubiera tenido la costumbre de verte cada día”.

Interesantes son también las reflexiones que hacen alrededor del descubrimiento del cristianismo, creencia que ellas acaban abrazando ya de adultas y que supone una gran fuerza vital. En una de las cartas, Carmen lo explica así: “Dios me ha cogido por los cabellos y me ha sumergido en su misma Esencia. Ya no es que no haya dificultad para creer, para entender lo inexpresable… Es que no se puede no creer en ello”. Íntimamente relacionado con la religión está la muerte. Elena Fortún, postrada en su lecho de muerte, comparte la fe con su amiga y le confiesa que le había pedido al sacerdote que “rezara para que Dios me diera una muerte fácil porque estaba sufriendo mucho”.

Y alrededor de la literatura, ambas comparten revistas de la época como Blanco y Negro, además de hablar de las dificultades que experimentan a la hora de crear y que aflore la inspiración. Estas dificultades las define a la perfección Laforet, quien a raíz de la publicación de la exitosa Nada, y que en el momento de las cartas se encontraba escribiendo La isla y los demonios, de la que confiesa no sentirse muy orgullosa. Se nota que era exigente consigo misma y que Nada le había dejado una sombra enorme.

Sin duda, un libro muy interesante, emotivo, y necesario para seguir indagando en la mente y el pensamiento de dos mujeres maravillosas, creadoras de grandes obras literarias en un tiempo complicado y con una vida muy dura. Imprescindible.

Ficha técnica

De corazón y alma- Carmen Laforet y Elena Fortún

Título: De corazón y alma (1947-1952)

Autoras: Carmen Laforet y Elena Fortún

Editorial: Fundación Banco Santander

Año de publicación: 2017

Número de páginas: 144

 

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

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