La dicha

“Si lograras entender, Inés. Cualquier muerte es trágica, la de un mosquito, por ejemplo. Y cada ser muere a tu alrededor, ni te das cuenta. Pero si das vuelta a lo trágico, pierde importancia. Solo en que sabe esta falta de importancia, conoce el verdadero placer, la dicha. No hay más dicha que esa”.

Inés Marcos es la voz de La dicha, la nueva novela de Liliana Díaz Mindurry y con la que descubro una pluma espectacular, que me ayuda a comprender los vericuetos que se encuentran detrás de la mente de una niña pequeña que, poco a poco, se va abriendo camino en un mundo de adultos. En ese camino abrupto y, en muchas ocasiones, complicado, Inés bate de lleno con la maldad y la belleza, dos sentimientos humanos que analiza gracias a su acercamiento filosófico.

Estas páginas se leen como un placer puro, intenso, y cada línea se abre como un universo propio que me lleva a analizar mi propio avance en la sabiduría, y los descubrimientos que fueron saciando desde bien pequeña mis ansias de conocimiento sobre el mundo y mi propia realidad. Impregnada de poesía y filosofía, La dicha resulta una historia poliédrica, con muchas capas de lectura, que pone el foco en el sufrimiento de una niña que deja la infancia para adentrarse en la edad adulta, un tránsito nada fácil, en el que la acompañan personajes diversos y con muchas aristas y lecturas. A través de esa mirada infantil que camina a la adolescencia, Inés nos habla de su asombro ante un mundo en el que acontecen cosas que ella no creía posibles: la separación, el desarraigo al estar en países diferentes al que te vio nacer, el contraste entre el conocimiento y la ignorancia, el fin inminente de la edad de la inocencia, la vida y la muerte, las ausencias e, incluso, el feminismo. Temáticas que se tratan desde el punto de vista de una niña que pasa unas vacaciones en la isla griega de Hydra.

La dicha te proporciona placer en cada recoveco, en todas y cada una de las palabras escogidas por la autora para expresar una sensación que casi nunca se entiende al principio, sino que se torna más transparente, quizás, tras una segunda lectura. Este aspecto, unido a su brevedad, constituyen los principales atractivos de una historia que tiene similitudes con la novela de aprendizaje, aunque tratada desde el punto de vista del impacto que la sabiduría genera en las personas.

“En menos de lo que canta un gallo, o una gallina, y en eso mami acierta, los varones son los que cantan y las mujeres cacareamos, debe ser cierto lo del feminismo, como si tanto el gallo o la gallina no emitieran ruidos horribles”.

Leyendo a Liliana, me dio por pensar en mí misma, en los años en que comencé a experimentar cierto asombro ante el mundo y a amar la filosofía, la sabiduría escondida en las palabras. Por eso me recreo en todo lo que ella dice aquí, que es mucho, y pienso que lo que de verdad quiso hacer es un alegato de la belleza, del saber, de la poesía.

Cuando ya parece que se ha escrito todo bajo el sol, llega La dicha para cambiarlo todo.

Ficha técnica

Título: La dicha