Dicen que reírse de nosotros mismos a veces funciona como terapia. El humor no deja de ser más que la extensión de lo que somos realmente, de nuestros secretos más ocultos, y por eso Fátima Chamadoira defiende que debemos reírnos sin parar y que “a comedia era una imitación de la vida. Deformes eran las costumbres, no el espejo, imagen de la más pura y desnuda verdad”.
Con esta declaración de intenciones se nos presenta la segunda novela de esta autora que cursó estudios de Filología Hispánica, Historia y Psicología, buscando continuamente una vuelta de tuerca a los asuntos que más le preocupan. Pero, no lo hace de cualquier forma. Ya habíamos descubierto en Sin el permiso de Dios que sus argumentos, al igual que el estilo, son muy cuidados, lo que se nota en un empleo minucioso de vocabulario que se inserta a la perfección en la historia. Pues bien, esto se vuelve a cumplir en Una obra maestra, novela extensa en la que la autora trabajó cinco años, y en la que se habla sobre un curioso experimento, que seguro que a más de uno se le ha pasado ya por la cabeza.
¿Qué pasaría si cinco personas se uniesen y combinasen lo que mejor saben hacer para crear un bestseller, un libro muy exitoso? El resultado puede ser desastroso, y por eso Fátima parte de esta idea para crear una parodia hilarante sobre el sentido del éxito en las sociedades, sobre los mecanismos que están detrás de la literatura, y sobre los curiosos efectos de la suerte que lleva a unos pocos a triunfar y a otros muchos a ser condenados al olvido, aunque estos últimos manejen la pluma a la perfección.
La verdad es que reconozco que un día se me ocurrió plantearle a mi hermano escribir un libro a cuatro manos, un proyecto en el que él tendría mucho que aportar en cuanto a documentación y yo más bien en el terreno de la escritura en sí. Claramente era una idea descabellada, de esas que se lanzan sabiendo que no va a tener más futuro que esas palabras al aire. Ahora, ya bastantes años después, me acuerdo de esta anécdota que le viene como anillo al dedo al argumento de Una obra maestra.
El humor es el mecanismo que encuentra la autora para mofarse de todas esas personas que no dudan en perseguir el éxito a cualquier precio, aunque sea renunciando a lo que en realidad son. Los diálogos entre los cinco personajes (Anagnórisis, Augusto Civantos, Teodoro Puiggrós, Elias Célard, y el muchado indio) son realmente desternillantes. Y no es que sea un humor burdo, más bien todo lo contrario, ingenioso e inteligente, de los que hay que pararse un momento a releerlos para entender ese doble sentido.
Aparte del humor, es una novela muy interesante para analizar desde el punto de vista de la crítica hacia los éxitos editoriales, a esos libros que se escriben como si se tratase de una receta en la que mezclas, sin cocinar mucho, algunos ingredientes y todo funciona para hacerte firmar miles de ejemplares y convertirte en una estrella. Directamente se alude a las novelas eróticas y las policíacas, pero no en general, sino las que se basan en tópicos sin buscar el ingenio y la originalidad literarios.
Por si los diálogos fuesen ya de por sí poco paródicos, el ambiente que se recrea contribuye a atenuar esta sensación. Desde el primer párrafo se nos evocan unos espacios aristocráticos, con un aparente glamour, en el que se mueven unos personajes patéticos, obsesivos, envidiosos, que no dejan de ser más que un reflejo de muchas sociedades. Y la verdad es que en medio de todo este experimento y con un espacio tan poco generoso, está claro que nada puede acabar bien. Y hasta aquí puedo revelar.
Ficha técnica
Autora: Fátima Chamadoira
Editorial: Carena
Año de publicación: 2017
Número de páginas: 494
Muchas gracias por este artículo que, sin hacer spoiler, me ha dejado intrigada y con ganas de leer la novela. Tienes mucha razón cuando dices que el humor inteligente no abunda y sin embargo el burdo, el chabacano, está a la orden del día en historias que quieren ser una mezcla de humor y romance, con personajes dotados de una falsa profundidad, preparadas específicamente para alcanzar el éxito. Son lo que yo denomino bolleria industrial. Gracias por la reseña de lo que parece ser una exquisitez. Lo leeré seguro.
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La verdad es que te lo recomiendo mucho, pues plantea interesantes reflexiones al tiempo que te ríes un rato. Gracias por pasarte por este rincón, Rosa 🙂
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