Hace pocos días descubrí el pueblito imaginario de Fontiña en la segunda novela de Miriam Beizana Vigo, Todas las horas mueren, y ahora conozco El Bosc de les Fades, un hotel situado en un bosque casi encantado de Cataluña. Desde las primeras páginas de Un hotel en ninguna parte, de Mónica Gutiérrez (más conocida como Mónica Serendipia por las redes sociales) nos sumergimos de lleno en un ambiente que nos hace sentir bien, desconectar por completo y querer perdernos en ese hotelito que no se encuentra ni con el GPS. El Bosc de les Fades, al igual que Fontiña y su café, se erige como un espacio al que todos querríamos transportarnos en algún momento de nuestras vidas.
Emma Voltarás es una joven violinista que recala en él como trabajadora en pleno invierno, y descubre que ese hotel lo componen en realidad un pequeño grupo de personas que son como una familia. Ahí llega ella con sus miedos, con su pasado y su presente desestabilizado, con sus ideales por los suelos y con la tristeza en cada poro de su piel. Y en el otro extremo están también los hermanos Brooks, dos solteros muy diferentes entre sí, con formas opuestas de ver la vida, pero con un objetivo común: hacer que el negocio del hotel prospere.
Otro sinfín de personajes plagan estas páginas de una novela que sabe a tés ingleses, a esas infusiones tomadas por las tardes en compañía de una buena conversación. Mónica evoca un espacio que se torna un ideal para todos los que habitamos este mundo tan lleno de estrés, y nos lleva a una vida donde no existe el control milimétrico de las horas, sino tan solo el disfrute de los momentos y de la vida que pasa delante nuestra.
Gracias a esta literatura conocida como “feelgood” nos sentimos bien, nos alejamos de todas las preocupaciones.
“Apenas llevaba doce horas en ese hotel y ya me había distanciado de mi propia tristeza. Con suavidad, casi sin darme cuenta”.
Un hotel en ninguna parte es la mejor expresión de la literatura de evasión, y en ella la autora se revela como una perfecta continuadora de la novelística de Jane Austen y de las hermanas Brönte, y en definitiva de toda una época que fue muy fructífera en este terreno. Pareciera que estamos delante de Orgullo y prejuicio o de Jane Eyre, pero adaptado al siglo XXI. Prueba de ello es la estructura en forma de correos electrónicos entre los diversos personajes.
La verdad es que si el mundo en el que vivimos no nos puede ofrecer calma, al menos la literatura nos puede aliviar el camino con la creación de espacios míticos que salvan, que te elevan más allá y que te hacen sentirte mejor. Un buen debut a esta escritora que ya cuenta con dos obras más, Cuéntame una noctalia y El noviembre de Kate.
Ficha técnica
Título: Un hotel en ninguna parte
Autora: Mónica Gutiérrez Artero
Año de publicación (en papel): 2016
Autopublicación
Número de páginas: 250