
En medio de una clase del último año de mi carrera de periodismo, recuerdo que el profesor, empeñado en que como mejor nos podía enseñar periodismo era dándonos a conocer a buenos periodistas, nos invitó a que tecleásemos en Google «Tres tristes tazas de té», y a que leyésemos esa crónica. Obedecimos, y mientras me iba metiendo de lleno en la escritura, tuve la tentación de volver al principio y quedarme con la firma del que escribía. Leila Guerriero.
Hasta ahí mi primera incursión en la prosa de la que es una de las mejores cronistas y reporteras de nuestro tiempo. Leila Guerriero sabe de periodismo y de historias humanas, ella tiene bien claro que cuando una historia merece ser contada no importa lo que tardes, si al final lo consigues. Y ella no pasó nunca por una facultad de periodismo, sino que se licenció en turismo. Por eso ella repite incesantemente en sus textos que no sabe la fórmula mágica para escribir tan bien como ella lo hace, tan solo creer en la historia, y emplear los mecanismos de la narrativa, lo mismo que si estuviésemos delante de una obra de ficción.
En Frutos extraños encontramos sus mejores crónicas, reportajes, perfiles y textos de opinión escritos entre 2001 y 2008, en los que consigue que nos quedemos sin aliento desde la primera página, férrea defensora y practicante de la máxima de que si no se consigue seducir al lector en las primeras cuatro líneas, será un fracaso porque este se irá y no volverá. Y más hoy en día, con lo apurado que anda el mundo.
«Yo soy periodista, pero no sé nada de periodismo, Y cuando digo nada, es nada: no tengo ni idea de la semiótica de los géneros contemporáneos, de los problemas metodológicos para el análisis de la comunicación o de la etnografía de las audiencias […] y tengo pecados peores: consumo más literatura que periodismo, más cine de ficción que documentales, y más historietas que libros de investigación».
Leila Guerriero es una periodista de las buenas, de las que quedan pocas, aunque ella diga que no conoce nada del periodismo. De esa pasión que ella siente por los productos ficcionales, nace precisamente su forma de enfocar sus textos: comienzos que dejan sin aliento, historias que se leen como ficción, plagadas de intriga, y de calor humano. En los reportajes, crónicas y perfiles aquí reunidos se busca ir más allá del mero hecho, buscando la profundidad en la psicología y conocimiento de los protagonistas.
Frutos extraños son muchas historias que ocurrieron de verdad, aunque se leen como ficción, avanzando de una a otra sin darte cuenta, y prodigándote en cada vocablo colocado al milímetro. En este sentido, los reportajes que más me han calado son los de «Tres tristes tazas de té», en el que se entrevista con Yiya Murano, una mujer acusada de matar a sus tres amigas con cianuro camuflado en tazas de té; y «El gigante que quiso ser grande», con el que se abre esta recopilación y que cuenta la historia de fondo del ascenso y descenso a los infiernos de Jorge González, conocido como El Gigante.
Ficha técnica
Autora: Leila Guerriero
Año de publicación: 2012
Editorial: Alfaguara
Numero de páginas: 408
Planteas una lectura interesante que puede que lleve a mi listas de pendientes. Gracias.
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Alejandra, es genial el libro. Periodismo del bueno, del mejor. Reportajes y crónicas que se leen como historias de ficción.
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