Testimoniar

Me lleno de gratificación cuando una persona me regala un libro que para nada espero. Y es que en ese afán de agradecimiento interno es cuando rápidamente me lanzo a su lectura. En estos términos me debato tras finalizar Su mano sobre mi frente, de Nafisa Haji, una autora para mí antes desconocida. El descubrimiento nace, pues, de un regalo.

La autora de esta maravillosa historia s de ascendencia indopaquistaní aunque reside en Norteamérica, por lo que conoce muy bien estas dos culturas tan diferentes. Esta obra constituye su primera incursión en la literatura allá por el año 2009. Ya ha pasado un tiempo, pero su lectura encandila desde la propia portada, donde aparece una cita de Khakled Hosseini recomendándola (con las referencias del autor de Cometas en el cielo no podía ser de otra forma).
Saira es una periodista norteamericana (de Los Ángeles) que se debate ante su pasado y sus orígenes pakistanís. El presente que vive un día será la consecuencia de todo lo que ha hecho o a lo que se vio obligada a renunciar por querer ser independiente e pesar de sus orígenes. Su hermana Amina es todo lo contrario a ella, una chica obediente y que no se sale de lo que se espera de ella. Dos almas diferentes, al igual que las generaciones pasadas de su familia: Nanima y Nanima Grande, su abuela y tía abuela, su madre Shababa, sus abuelos paterno y materno y sus peculiares historias, el primo Mohsin y la causa del amor al periodismo de Saira etc. Un sinfín de personajes que construirán una novela que narra las contrariedades de Saira, pero también las de su contexto.
Su mano sobre mi frente es un libro sobre Pakistán, aunque desde la lejanía adecuada de quien conoce de primera mano el Occidente. Una historia que testimonia las contrariedades de quien vive en Norteamérica, pero se siente en obligación con su país de origen. Una necesidad de explicar ese mundo que tan excéntrico nos resulta. Y de contrapunto el 11S, un acontecimiento imposible de eludir al tratar este tema.
Nafisa Haji sí consigue emocionar al lector y conminarlo a continuar la lectura incesante, además de que la combinación entre pasado y presente es magistral y los enlaces entre ambos resultan sorpresivos.
Me quedo pues con esa cita de la novela que dice que “la ignorancia hubiera sido preferible a la locura del conocimiento”, pues en ciertos contextos continúa siendo más acertado no saber que saber algo que te entristece. Me ha emocionado tanto como Cometas en el cielo o Mil soles espléndidos de Hosseini.