Cuando leí Lolita en el verano pasado quedé con una sensación de que lo que había novelado Nabokov sería irrepetible, que ya nadie se atrevería a pensar en un amor entre una niña y un hombre más mayor sin pensar en Lolita. Ahora, justo un año después, mi teoría se desvanece cuando descubro La ninfa inconstante (2008) del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.
Si Cabrera Infante es conocido sobre todo por sus novelas Tres tristes tigres (1967) y La Habana para un infante difunto (1979), en La ninfa inconstante, publicada póstumamente, consigue sumergir al lector de nuevo en su Habana y en la lucha entre el deber ser y el querer. El argumento se podría resumir en la pasión que experimenta Gecito (que parece ser el propio autor) por la chiquilla de dieciséis años Estela Morris, a menudo llamada Estelita. No seamos simplistas.

La historia va más allá, con un lenguaje en que los juegos de palabras son un puro placer para los sentidos, tanto literarios como físicos. En este pequeño libro está también muy presente la reflexión que el autor hace sobre el paso del tiempo, la recuperación de los recuerdos y el poso que todos dejamos a nuestro paso por la vida. Este libro es para recuperar a Estela, a esa jovencita que conquistó a este hombre, y cuya personalidad se sitúa entre la maldad y la bondad ficticia. Las referencias literarias y cinematográficas, las expresiones populares, y ese vocabulario culto que tanto apabulla a Estelita son los que consiguen que la historia encandile al lector. Lejos de la facilidad, Cabrera Infante recurre a expresiones ingeniosas construyendo una historia en donde cada palabra es magia. No falta ni sobra nada, todo tiene la dimensión justa, al igual que esa pasión y obsesión por Estelita que dura un verano. El autor analiza sus sentimientos por ella y también su personalidad y sus contrariedades.
Con este libro me adentro en la literatura de este autor cubano que siempre estuvo muy preocupado por su tierra y sus problemas, algo que expresó siempre, con sus más y sus menos, en su literatura. Como dice en esta novela, “la literatura es mi vida”. Por eso de su vida hizo literatura y de la Habana su escenario predilecto.
“Habrá momentos en que el ojo que lee no creerá lo que ve. Eso se llama ficción”: Cabrera Infante
Ficha técnica
Autor: Guillermo Cabrera Infante
Año publicación: 2008
Editorial: Galaxia Gutenberg
Número de páginas: 283