El exilio conlleva una sensación de abandono, de sentirse fuera de todos los lugares y hasta de tu propio yo. Reconozco que siempre me ha interesado mucho el pensamiento y la reflexión que giran alrededor del exilio, bien sea interior o exterior, porque en esos entresijos se puede entender mucha de la historia de los países y de cómo han transitado sus gentes. Además, el exilio es un tema muy inspirador a nivel cultural, ya que las artes siempre se han preocupado por abordar aquellas cuestiones que nos incomodan, que nos sacan de nuestras zonas de confort.
La filósofa María Zambrano definía el exilio en su libro Delirio y destino de una forma muy poética y a la vez muy cruda: “los supervivientes tenemos las raíces al aire; vosotros los muertos sois las raíces; […] a vosotros, los muertos, os dejaron sin tiempo; a nosotros, los supervivientes, nos dejaron sin lugar”. Esta reflexión, la mejor sobre el exilio, se recoge en el libro Voces de escritoras olvidadas. Antología de la guerra civil española y del exilio, una obra compuesta de varios artículos que estudian el tratamiento del exilio en la literatura de escritoras españolas del siglo XX, y que coordinan Carmen Mejía Ruiz y María Jesús Piñeiro Domínguez. Estamos, pues, delante de un libro colosal, que se une a la estela que se está dando en el mundo para recuperar las voces femeninas tanto tiempo sepultadas, pero que tiene como punto renovador que trata una temática pocas veces estudiada con profundidad en nuestro país de forma tan profunda y concreta.
Las lectoras que se acerquen a este libro se encontrarán con mujeres reconocidas como María Zambrano, Victoria Kent, Concha Méndez, María Teresa León, Ernestina de Champourcín, Luisa Carnés o Mercè Rodoreda; y otras menos conocidas pero que bien merecen estar en esta antología y en la historia de la literatura, como Isabel Oyarzábal Smith, Mercedes Pinto, Aurora Bertrana, María Enciso, Concha Castroviejo, María Josefa Canellada, Silvia Mistral, Cecilia G. de Guillarte, Mariví Villaverde o María Luisa Elío. Y así, cada una de estas autoras está presentada por una estudiosa diferente que nos cuenta brevemente su vida y obra, y analiza el tratamiento del exilio en algunos textos, de forma que podemos ver con perspectiva qué significó en la historia española el desarraigo.
Me parece una antología imprescindible, que debería ser lectura obligatoria para las personas que enseñan literatura y tienen la oportunidad de ofrecer otras voces, las silenciadas, que también contribuyeron a sostener la vida y la cultura. Sobre el sentido de la obra, Carmen Mejía, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y directora de la edición, destaca que “en los textos que seleccionamos en nuestra antología el extrañamiento ante el otro, la alienación, la nostalgia y la idealización del retorno son temas recurrentes que reflejan las vivencias traumáticas del momento histórico que les tocó vivir. Vivencias que quedan marcadas en la piel, traumas guardados en la memoria y que las escritoras nos muestran en sus textos para que no se olviden”.
Leí a cada una de estas autoras con muchísimo cariño, con nostalgia incluso, y recurrentemente pensé en lo difícil que resulta dejar la tierra que te vio nacer, lanzarse al vacío y vivir con los recuerdos a cuestas, y con ese anhelo permanente de regreso y de intriga ante lo que te vas a encontrar. Ante esta incertidumbre, estas mujeres escribieron novelas, poesías y relatos que están impregnados de sus experiencias vitales, de ese exilio que les sirvió como materia literaria y, en algunos casos, como desahogo. También, analizando estos textos, una observa otros detalles que deberíamos reivindicar hoy en día, sobre todo aquellos que hacen hincapié en la reflexión desde el feminismo, donde descubrimos pensamientos muy contemporáneos en textos del siglo XX. Así, por ejemplo, María Teresa León escribía en 1998 sobre Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, y reivindicaba la necesidad de que la historia reconociese a las mujeres:
“Zenobia Camprubí acababa de recibir el Premio Nobel. Me diréis: No, estás confundida, el Premio Nobel fue para Juan Ramón Jiménez. Pero yo contestaré: ¿Y sin Zenobia, hubiera habido premio? Y abriría una interrogación grande como sus vidas. Pasa tú primero. Todo está solucionado ya. ¿Qué era lo que Zenobia solucionaba tan imperiosamente? Pues la vida. La vida de los poetas no se soluciona como la de los pájaros, no provee sus alimentos aquel que cuida las golondrinas viajeras. Los poetas comen, duermen, se agitan y desean como cualquier hombre. Bueno, no, peor, son más difíciles que cualquier hombre”.
En definitiva, estamos delante de un libro para estudiar, para analizar cada párrafo y que sirve como puerta de entrada a muchas autoras, sobre todo porque consigue inocularnos el gusanillo para que queramos aprender más y leer sus obras completas desde otra óptica, con la justicia que se merecen. Agradecida ante libros así.
Ficha técnica

Título: Voces de escritoras olvidadas. Antología de la guerra civil española y del exilio
Coordinación: Carmen Mejía Ruiz y María Jesús Piñeiro Domínguez
Editorial: Guillermo Escolar
Año de publicación: 2021
Número de páginas: 373