Los créditos del equilibrio

Los buenos poetas se definen en la capacidad para ir de un lado a otro opuesto, para caminar por espacios tan diametralmente diferentes como el amor y el desamor.

Descubrí a Benito Piñeiro Sanjorge en una presentación literaria en Bueu (Pontevedra) y rápidamente supe que tenía que comprar Los créditos del equilibrio. En él se atisbaban múltiples preguntas, relacionadas sobre todo con la necesidad que todas las personas tenemos de ordenar nuestras ideas, nuestras vidas y, a pesar de todo, vivir en un permanente caos, porque siempre debe existir una cierta dosis de imprevisibilidad para que merezca la pena.

Leo este poemario, pues, con la certeza de encontrar incertezas, con la sensación de que la vida se puede explicar toda con poesía o, por lo menos, intentarlo. El propio autor confiesa en el prólogo que “escribir me enseña a habitar ese silencio que algún día me separará para siempre de la palabra”. ¡Y qué bonito que alguien defina la escritura y la poesía así, como una fórmula de escapar al olvido que todos seremos!

Los créditos del equilibrio está escrito con la mirada de una persona muy observadora, que recoge los pequeños detalles para recrear universos propios y ajenos, con los que todos nos sentiremos identificados, pues el amor y el desamor son sentimientos universales.

“Discúlpame…

por hacer de ti

el paraje perfecto

y la borrasca idílica

por pensar hacia dentro

bajo fuego cruzado

estando tú tan afuera”.

Poesía para sentirte a salvo, a la que aferrarte en momentos bajos, repleta de luz y de “te quieros” pronunciados a tiempo y a destiempo. Un poemario, en resumen, para que afloren esas partes de ti que creías ocultas. Aunque, eso sí, no os acerquéis a él buscando originalidad, pues tan solo encontraréis la humilde mirada de una persona que desborda sensaciones y escribe sobre ellas.

Ficha técnica

Título: Los créditos del equilibrio