En la historia de la literatura han sido muchos los escritores que han defendido los asuntos cotidianos. El hablar de lo aparentemente nimio para llegar a la profundidad de las cosas constituye una de las grandes maravillas de los libros, como decían Benito Pérez Galdós o Charles Dickens.
Mi pequeña guerra, una de las grandes obras del escritor neerlandés Louis Paul Boon se publica ahora en castellano de la mano de la editorial De Conatus y en la traducción impecable de Ronald Brouwer. Testimonio de una época, los diferentes capítulos constituyen retazos de la vida y de cómo esta se vio truncada por la llegada de la Segunda Guerra Mundial, que empujó a muchas personas a la indigencia debido a la carestía de lo más básico. Se lee Mi pequeña guerra con una sonrisa en la boca pues, a pesar de toda la dureza que emanan de sus páginas, el autor no olvida el humor, a veces demasiado negro y crudo.
Siempre al lado de los más desfavorecidos, a Boon le costaba mucho aceptar la autoridad. Le echaron del instituto por haber sacado libros de una biblioteca no católica, compartiéndolos con sus compañeros. Eso se cuenta en la introducción de este libro, donde también se desvela cómo empezó la carrera de Bellas Artes y su padre lo obligó a abandonarla para trabajar como pintor de brocha gorda. En 1944 fue invitado a escribir una serie de crónicas sobre la guerra para el nuevo semanario Sondagspost, y de ahí surgió Mi pequeña guerra, un compendio de relatos en los que el autor habla de temor y hambre, del afán de supervivencia llevado a los últimos límites, del colaboracionismo con el alemán, de la esperanza de crear un mundo mejor… Sobre estos artículos, que luego se convirtieron en libro, él declaraba: “No fue mi intención escribir un libro bonito o hacer literatura, mi intención era dar patadas hasta que la gente tuviera conciencia”.
A Boon hay que leerlo, pues, con la certeza de que descubrirás que la guerra fue algo grande pero compuesto de vivencias pequeñas, casi invisibles. Con un lenguaje afilado, nos habla de la podredumbre, de los campos sembrados de minas y arados por tambes, de las ciudades silentes… En definitiva, del sufrimiento popular. Eso sí, al igual que él, su lenguaje tampoco es nada convencional, sino que lo lleva hasta los extremos, jugando a romper lo políticamente incorrecto.
“¿Has visto cómo está voncke?, me preguntó fulano en la stube, cuando tumbados con la cabeza apoyada en los brazos mirábamos las palabras grabadas en polaco. Claro, todos estábamos adelgazando todos teníamos hambre, pero lo de voncke era terrible verlo. Los ojos se le hacían más grandes que la cabeza, se hundían, se sumergían en su cara como una hoja sobre el agua”.
Tras terminar este libro, una tiene la certeza, otra vez más, de estar delante de una de las mejores historias donde se defiende el derecho y el deber de ser ciudadanos/as libres y con capacidad crítica para analizar el pasado y entender el presente.
Ficha técnica
Autor: Louis Paul Boon
Traductor: Ronald Brouwer
Editorial: De Conatus
Año de publicación: 2019
Número de páginas: 147