La historiadora y profesora Natividad Ortiz acaba de publicar en Huso Editorial una biografía novelada sobre Aurora Bertrana, titulada mágicamente como Alas hiperbólicas. Se doctoró con una tesis sobre las mujeres en la masonería española por la que obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado del curso 2003/2004. Ha participado en proyectos de investigación en la Universidad de Salamanca, como “Historia de las mujeres en el siglo XX”, publicado por el Instituto de la Mujer en 2003. En 2005 obtuvo el Premio Victoria Kent de la Universidad de Málaga por el libro Las mujeres en la masonería. Es autora, además, de la obra Mujeres masonas en España. Diccionario biográfico (1868-1939), así como de numerosos artículos relacionados con la historia de las relaciones de género. Es miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española. En su biografía cuenta con tres novelas publicadas: Hijas de la luz, Doce años y un día y El diputado fiel.
Pregunta (P): ¿Por qué surge la idea de escribir una biografía novelada de Aurora Bertrana?
La biografía de Aurora Bertrana me comenzó a interesar desde que estuve investigando para mi tesis doctoral sobre las mujeres en la masonería española. Por aquella época, cuando descubrí su doble condición de masona y escritora ya me intrigó. Después seguí leyendo su obra y ahondé en su vida que me descubría a cada paso una mujer increíble, pionera, vanguardista y, ante todo, muy muy valiente.
(P): ¿Y el título de Alas hiperbólicas?
Se trata de una expresión que ella misma utiliza en sus Memorias para referirse a sí misma. Afirmaba que desde pequeña le nacieron unas “alas hiperbólicas” que no sabía muy bien cómo utilizar, pero con las que, ya intuía a pesar de su corta edad, le habrían de llevar a descubrir tierras lejanas. Su sueño se cumplió. Aurora viajó a lugares tan exóticos como la Polinesia donde vivió durante algún tiempo. Fruto de aquella estancia son algunas de sus obras más interesantes, como Paraísos oceánicos publicada en 1930.
(P): ¿Cómo ha resultado todo el proceso de documentación y posterior escritura?
El proceso de documentación largo y laborioso, pero a la vez muy interesante, plagado de descubrimientos que fueron dibujando los contornos de una figura singular. La escritura, a veces feliz, siguiendo sus aventuras, otras, dolorosa, cuando acompañaba al personaje en las desgracias que jalonaron su peripecia vital.
(P): ¿Qué puede aportar la visión de Aurora al mundo de hoy?
Aurora fue una mujer precursora en muchos aspectos. La mirada antropológica con la que observó a los habitantes de la Polinesia o a las mujeres de Marruecos con las que convivió durante un tiempo, nos ofrece una visión que, sin duda, va más allá de las percepciones colonialistas de la mayoría de sus contemporáneos. En el plano social también aportó proyectos interesantes dirigidos especialmente a las mujeres obreras, como su Universidad Obrera Femenina a la que se dedicó en cuerpo y alma y que, por desgracia, le enfrentó a una buena parte de la sociedad burguesa catalana.
(P): Cuentas que Aurora quería un feminismo preocupado porque todas mujeres, tanto de clases altas como bajas, supiesen leer y escribir. ¿Por qué fracasó en esta tarea?
Su proyecto de crear una Universidad Obrera femenina finalmente fracasó por las trabas que le pusieron las propias mujeres de su entorno. Cuando se propuso llevar a cabo esta obra buscó apoyo en las intelectuales catalanas, mujeres todas ellas pertenecientes a la burguesía y, por lo tanto, muy preparadas, dotadas de amplios conocimientos, pero escasamente sensibilizadas con las desigualdades sociales. Aurora se quejaba de ese intelectualismo burgués un tanto miope que restringía el espectro social del conocimiento. Finalmente su proyecto de nivelación cultural se quedó en el Lyceum Club femenino de Barcelona, un centro recreativo para señoritas, como ella lo llamaba.
(P): Para contar la biografía de Aurora te vales de dos personajes ficticios, ¿tienen algún trasunto con la realidad? ¿Cómo acomodar la ficción con los datos reales?
La idea de crear dos personajes ficticios está relacionada con la necesidad de separar dos momentos diferentes o dos planos temporales. Por un lado, está la biografía de Aurora en el pasado y por otro, su presente en el que escribe las memorias. Para este último tiempo he recurrido a la ficción no solo debido a la ausencia de un sustento real, sino porque me parecía que así la novela cobraba peso. Dejaba de ser solo biografía y se convertía precisamente en eso que yo quería, en novela.
«Aurora Bertrana fue una mujer increíble, pionera, vanguardista y, ante todo, muy muy valiente»
(P): Aurora fue una persona trepidante, que destacó en el ámbito de la música, la literatura, la política e incluso probó con la masonería. ¿Cómo combinó todas estas facetas?
Aurora fue una mujer polifacética que desarrolló múltiples destrezas a lo largo de su vida. Si fue capaz de hacerlo se debió a su carácter emprendedor en un sentido amplio, a ese impulso vital que siempre la caracterizó y que la obligaba a no quedarse quieta jamás.
(P): ¿Qué obra recomendarías para comenzar a leer a Aurora?
Recomiendo Paraísos oceánicos, una novela producto de sus años en Tahití. Allí aprendió mucho de la cultura polinesia. A pesar de pertenecer a la clase social dirigente, es decir, al grupo de los colonos mayoritariamente franceses (su marido había sido contratado como ingeniero por una empresa francesa), ella no se limitó a frecuentar su círculo de funcionarios, sino que se codeó con indígenas de todo tipo intentando comprender a este pueblo colonizado y, por supuesto, degradado en sus esencias a causa de la colonización. A diferencia de otros occidentales que estuvieron en los Mares del Sur, ella fue siempre muy crítica con el colonialismo.
(P): El libro transmite una profunda admiración hacia la persona de Aurora, ¿qué te aportó a ti?
Para mí ha sido toda una revelación. He admirado su coraje ante las adversidades, pero también su sentido del humor. Era una mujer muy divertida, luminosa, que siempre supo encontrar un camino por el que escapar del dolor y de las frustraciones.
(P): En 2005 obtuviste el Premio Victoria Kent por el libro Las mujeres en la masonería. ¿Nos podrías hablar un poquito de este trabajo?
Se trata de un análisis historiográfico relacionado con mi tesis doctoral. Hasta entonces en España nunca se había publicado nada sobre las mujeres en la masonería como monografía, tan solo existía algún pequeño artículo. Tenía ante mí un tema muy interesante sobre el que trabajar y además completamente novedoso. Durante años realicé un trabajo de investigación basada en fuentes documentales que me llevó a conocer a fondo la relación entre las mujeres y la masonería en España. Descubrí que, a pesar de los Estatutos masónicos que prohibían la iniciación de mujeres en la masonería, hubo masonas y algunas, además, desempeñaron un papel muy importante en las logias.
«A diferencia de otros occidentales que estuvieron en los Mares del Sur, Aurora siempre fue muy crítica con el colonialismo»
(P): ¿Qué pretendías a la hora de escribir sobre Aurora Bertrana?
Ante todo rescatar del silencio y el olvido la vida y la obra de una mujer imprescindible, pero también reflexionar sobre lo que supuso ser mujer en aquella época, no de una forma genérica, como ya he hecho en mis ensayos históricos, sino a través de una biografía concreta, la de Aurora, con una personalidad tan compleja y atractiva, con su capacidad para reinventarse siempre.
(P): ¿Qué opinas de la visibilización y recuperación que están llevando a cabo muchas editoriales de mujeres olvidadas?
Una tarea absolutamente necesaria. Sin duda merece la pena el esfuerzo. Hay mucho por hacer en este sentido, muchas mujeres que rescatar del olvido, voces femeninas fundamentales sin las cuales el relato histórico ha quedado incompleto y, por lo tanto, urge recuperarlas.
(P): ¿Estás inmersa en algún proyecto literario o cultural del que nos puedas hablar?
De momento me estoy tomando un descanso en estos quehaceres, pero aún así no dejo de imaginar o divagar con algunos proyectos que, de momento, ni siquiera son tales, son solo historias deslavazadas que se me ocurren y que, a menudo, descarto inmediatamente, otras en cambio se van quedando ahí, agazapadas, esperando el momento oportuno.