A veces lo más surrealista resulta ser realidad. En el año 2005 fueron encontradas más de un millón de cartas abandonadas en un almacén de la población barcelonesa de Cornellà, de las cuales más de 100.000 pudieron ser rescatadas del deterioro para su estudio y conservación por una historiadora del Archivo Comarcal del Baix Llobregat. Un 10% de esas cartas fue catalogado y digitalizado y constituyeron el material de análisis de Armand Balsebre y Rosario Fontova, trabajo del que nace el libro Las cartas de Elena Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo, un ensayo que analiza desde el punto de vista de la historia y la comunicación lo que contenían esas cartas.
Mientras leía con calma este libro, fui preguntando por mi entorno a personas de diferentes rangos de edad si conocían el Consultorio de Elena Francis, y mi sorpresa fue que la mayoría ponían cara de sorpresa. Resulta alucinante este desconocimiento, y más cuando el programa radiofónico estuvo en antena desde 1950 hasta 1984, y fue muy seguido por la población, sobre todo mujeres, que enviaban sus dudas sobre diversos temas tanto de belleza como sentimentales y domésticos. Y aunque el formato radiofónico fue concebido como un medio de publicidad para los productos de belleza de Instituto Francis, lo cierto es que pronto se tornó en un mecanismo de transmisión de las ideas del régimen franquista y de los postulados de la Sección Femenina.
A pesar de su importancia en nuestra historia, parece que sobre el Consultorio de Elena Francis se corrió un tupido velo y a día de hoy ya son pocas las personas que recuerdan sus consejos. Este libro constituye, pues, un documento de enorme valía para no olvidar y para que recordemos las barbaridades que se decían sobre el papel que debían cumplir las mujeres en una sociedad tan machista como aquella, y que amenaza con volver a defenderse en nuestros días por parte de ciertos partidos políticos.
Leer este libro supone un ejercicio de conciencia, de historia, y hasta de reivindicación. A lo largo de él vamos viendo múltiples ejemplos del papel que cumplió este consultorio, en el que se definían a menudo ‘los derechos y obligaciones’ de las mujeres:
“Dicha mujer precisa hoy de infinidad de conocimientos generales para poder crear un hogar feliz. Le es necesaria una formación recta, poseer dotes culinarias, detalles de ornamentación, labores, economía doméstica, enfermería casera etc”.
O estas otras:
“El fumar en una mujer está bien en un día en una reunión, en un salón, pero es muy feo verlas en un bar, haciendo los quehaceres domésticos y con un cigarrillo en los labios, causa mala impresión”.
“Nunca la mujer es tan mujer como cuando viste con faldas”.
Detrás de los guiones de este programa estaban personas muy próximas al régimen y a los ideales religiosos que reclamaban la vuelta al hogar por parte de la mujer, que debía ser una esposa y madre abnegada.
Las cartas recogen testimonios de mujeres y hombres de todos los rincones de nuestro país y sobre un gran abanico de temas, como los conflictos de clase, la esfera pública, la inmigración, la necesidad de estudiar, la estética y la belleza, el matrimonio y la familia, la búsqueda del príncipe azul y hasta asuntos tan controvertidos como las violencias sexuales y el maltrato. Precisamente, en lo que respecta a las violencias machistas se observa una brutal falta de humanidad que se soslaya en las contestaciones. De hecho, en el programa se proponía como medicina y solución a todos los problemas maritales la actuación de la mujer como “siega-sorda-muda”, además de sumisión y religión.
Como veis, un libro de un gran interés también para el debate feminista que está en boga en la actualidad; y que también se puede entender muy bien desde el análisis comunicativo, periodístico e historiográfico, pues se desgranan las claves del triunfo de este formato que recorre nuestros años más recientes.
¿Y qué me decís de la identidad de Elena Francis? A día de hoy ya es un secreto a voces que esta persona no existió como tal, sino que se trató de un personaje de ficción creado como reclamo publicitario y que su voz y pluma fue desempeñada por profesionales que estuvieron en las diversas cadenas radiofónicas. El caso más conocido es el de Juan Soto Viñolo, quien en 1995 reconoció en su libro Querida Elena Francis que era el padre de este personaje.
Si tuviera que definir mi sensación al leer este libro diría sorpresa, pues resulta casi estremecedor y paradigmático no haber estudiado todo esto en mis años de instituto. Y otra vez recuerdo eso de que, un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.
Ficha técnica
Título: Las cartas de Elena Francis
Autores: Armand Balsebre y Rosario Fontova
Editorial: Cátedra
Año de publicación: 2018
Número de páginas: 510
Me suena que mi madre me ha hablado alguna vez de este consultorio. Siempre le ha gustado mucho la radio. Y aún hoy, sigue escuchándola mucho. Curioso este libro. No me importaría leerlo.
Besotes!!!
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Este libro es impresionante, tanto por lo que cuenta como por el análisis. De lectura obligada. Abrazos Margari
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me parece una propuesta de lectura muy interesante. la verdad es que no tengo ni idea de que hubiera existido tal tipo de consultorio y muero de curiosidad por saber qué clases de consultas recibía. Sin duda, tomo nota.
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Lo es. Y leer estos libros constituye también una forma de conocimiento y de reivindicación. Ojalá te animes y me lo cuentes. Besos
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No conocía ni el consultorio ni a Elena Francis, pero me interesa mucho este libro. Me encantan las cartas, creo que tienen un gran valor como documento histórico, y testimonio del momento en que se escriben. Muchas gracias por la recomendación, sin duda lo leeré.
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