“Las personas, al igual que las películas, tienen varias versiones: la original, la doblada, la censurada o mutilada, la extendida, el montaje del director. Asistentes: directores de cine fracasados, aspirantes a críticos, bohemios cinéfilos, noctámbulos, insomnes indiferentes y los que simplemente llegan tarde”.
La vida es una película, en la que a veces tenemos la actuación preparada y otras, las más, estamos obligados a improvisar. Y en ese camino siempre tenemos que elegir y abandonar. Una idea esta que subyace en las historias de Mario Blázquez recopiladas en La noche divide el día, una preciosa edición nacida de la recientemente creada Editorial Dieciséis. Con este libro redescubrí la magia que reside en los relatos bien contados, poseedores de ciertas estructuras y trazos lingüísticos que los hacen en muchas ocasiones más intensos que las novelas, pues en poco espacio deben condensar la intriga y describir o evocar un mundo que traspasa las barreras de lo real.
Con un lenguaje muy cinematográfico, directo, realista y a la vez muy profundo y con tintes filosóficos, el autor nos habla de la vida en todo su esplendor, centrándose sobre todo en esa parte más oscura y que pocas veces aflora a la luz. El miedo a estar solo, la forma en la que manipulamos los recuerdos y las referencias literarias y pictóricas son temas que me ayudan a reflexionar en el primer relato, titulado “Sesión golfa”. Y tras ese inicio tan potente, cuando descubro que me flipa la pluma de Mario, me aventuro al segundo, a esos “Caminos de distorsión”, donde reflexionamos sobre el momento en el que las relaciones de pareja / el amor deja de ser conversación para pasar a sobrevivir en silencio y a romperse. Este cuento es también una alegoría sobre la importancia de los detalles cotidianos y la nostalgia del pasado, y en él se atisba un rasgo común a toda esta recopilación: la noche como ese momento en el que las personas nos mutamos en otras diferentes a las del día.
“Durante el día me despedía de los lugares, de las conversaciones, de los recuerdos; tenía la impresión de borrar los pasos que dábamos, de equilibrar las emociones. Por la noche, sin embargo, no tenía ese pesar, era mi tiempo y espacio, ahí me encontraba conmigo mismo”.
En “Contenido sensible” descubrimos esa función más social de la literatura, pues se nos presenta una historia sobre la Deep Web y esos individuos autómatas que trabajan en la noche para actuar como jueces entre lo que está bien y mal en el universo gigantesco e inabarcable de la red. Una parte realista que encontramos también en “Diferencia entre suspense y sorpresa”, en el que el protagonista se hace la pregunta de si es delito pensar en abandonar un perro. También en “Porno” se insiste en esa dualidad de las personas, que nos debatimos siempre entre lo que queremos ser y lo que somos o cómo nos ven los demás (la portada también manifiesta esta idea tan potente y compleja a la vez).
Y ya por último, “La noche divide el día”, el relato que da título a este libro tan maravilloso, y que recopila los grandes temas de la humanidad, sobre todo esos anhelos que todos tenemos por el futuro y la dura adaptación a la realidad rutinaria.
Desde luego que a mí me han encantado todas las historias, sobre todo por su cercanía a mis sentimientos y a esa nostalgia que impregna todo el ambiente, literario y real.
Ficha técnica
Título: La noche divide el día
Autor: Mario Blázquez
Editorial: Dieciséis
Año de publicación: 2018
Número de páginas: 162
Pues no lo conocía y me dejas con ganas de leer estas historias.
Besotes!!!
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