“A veces, pensé, merece la pena irse del lugar donde uno nace solo por el placer de regresar”.
Precisamente con un regreso arranca la nueva novela del salmantino David de Juan Marcos, uno de los autores jóvenes más prometedores de nuestra narrativa, con una forma de escribir en la que es tanto o más importante la forma que el fondo. El cuidado por el estilo ya nos había conquistado a todos en La mejor de las vidas, publicada el pasado año, característica que se desarrolla en El ladrón de vírgenes, su reciente propuesta. Pero hay una diferencia importante, y es que en este caso el argumento es mucho más intrigante, lo que no impide que el autor se prodigue en descripciones y expresiones que nos trasladan a la literatura de los clásicos, y más si pensamos en los representantes del realismo mágico que irrumpió en Sudamérica con Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, o incluso Isabel Allende.
En El ladrón de vírgenes, el escritor cuenta los sucesos acaecidos cuando Andrés Pajuelo regresa a su casa tras proyectar el robo de una serie de vírgenes y obras de arte religioso. Tras esta vuelta al pueblo que lo vio nacer, Andrés se embarca en una carrera a contrarreloj para perpetrar un asalto que promete que va a ser el mejor de su carrera, pero justo en ese momento es acusado de cometer una serie de misteriosos asesinatos. Como vemos, la historia en sí misma no se aleja de los parámetros habituales del género, pero lo que hace de esta novela una propuesta innovadora es el estilo y esas descripciones tan minuciosas del ambiente rural, en el que se emplean expresiones que denotan el analfabetismo de la mayoría de sus gentes, sus creencias a ultranza en la Iglesia y su poca reflexión alrededor de este asunto, su miedo ante ciertos temas…
“Es lo que tienen los pueblos pequeños: todos los que ahí viven guardan un muerto a quien velar y una lápida que limpiar y desbrozar”.
El libro es todo un testimonio del día a día de muchos pueblos del interior, con una mayoría de población envejecida y sin estudios, a la que nunca se les ha enseñado a pensar por sí mismos, y para las que los únicos parámetros vigentes son los que tienen que ver con la “ley de dios”. A través de estos personajes y de un argumento, por qué no, adictivo, el autor nos invita a reflexionar sobre la religión y sobre cómo esta se aprovecha de las gentes a través del mecanismo del miedo.
“La Iglesia nos dice que el amor es el motor del mundo, pero mucho más fuerte que el amor, enormemente más intenso y omnipresente es el miedo”.
Ficha técnica
Autor: David de Juan Marcos
Editorial: Harper Collins
Año de publicación: 2017
Número de páginas: 198