Galicia es un país de emigrantes, y por ello no es extraño que a lo largo del siglo XX, auge de los movimientos migratorios, muchas mujeres quedasen en sus casas cuidando de sus hijos y convirtiéndose en “viudas de vivos”. Este concepto, empleado por primera vez por la poeta gallega Rosalía de Castro en su poemario Follas Novas (1880), es el tema sobre el que gira el argumento de la nueva novela de Inma Chacón, titulada precisamente Tierra sin hombres.
En ella, la extremeña nos presenta un Ferrol rural y con una atmósfera gris, lluviosa, donde el qué dirán influye en la forma de actuar de todos los personajes, que hacen todo por lo que dirá la gente del pueblo. De hecho, Rosalía es una leiteira que es obligada a quedarse sola y cuidar de su familia cuando su marido se va al mar, y ya nunca vuelve. En ese panorama, y con la llegada de su cuñado sordo, todo el mundo comienza a pensar que anda en líos con él. Sus hijas, Elisa y Sabela, quienes se llevaron bien desde pequeñas, llegarán a la adolescencia teniendo sus primeros enfados, que pronto se convertirán en los mecanismos que mueven toda la novela.
En este espacio rural y mítico de las tierras gallegas, se nos presenta una historia donde las mujeres son las protagonistas, las que mueven los hilos de las vidas de las familias. Ellas son las que llevan el peso y el sustento cuando sus maridos están fuera, y las que buscan alternativas de subsistencia.
Con un lenguaje muy evocador y una atmósfera densa y lluviosa, esta novela consigue evocar ese espacio de nuestra memoria histórica referente a la emigración, a cuando el mundo tenía tan poco avanzado que se condenaba a las mujeres curanderas, las cuales echaban mano de unas dotes para curar a las personas de determinados males.
Una novela que recorre la historia y los principales avances del siglo XX, las formas de adaptación al mundo que se avecinaba, y una forma de conservar nuestra memoria, esa traicionera que, tal y como dice la autora, “se resiste a dar la cara cuando la esperamos”.
El ambiente del mar y de las profesiones que subsistían de él es también salientable, al igual que los sucesos ocurridos alrededor de la mina de oro que se abre en el pueblo.
Me ha encantado esta novela, que se disfruta más cuando una es gallega y ve guiños a las figuras de Rosalía de Castro y Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, quienes se preocuparon desde siempre en sus carreras por los más desfavorecidos, por los olvidados.
“La luna no se llega a tocar nunca, pero no dejamos de levantar la vista para buscarla cada noche, y sabemos que influye en cómo suben y bajan las mareas”.
Y para prueba de lo evocador que es el lenguaje, este primer fragmento:
“El aguacero descargó sobre el camposanto como si quisiera cobrarse una deuda. Los goterones rebotaban sin interrupción sobre los paraguas que rodeaban el ataúd, resignado a recibir el diluvio soportando el sonido constante de la lluvia al estrellarse contra la tapa”.
Ficha técnica
Autora: Inma Chacón
Editorial: Planeta
Año de publicación: 2016
Número de páginas: 464