
La vida de James Rhodes es tan interesante y tremendamente impactante que mientras leía Instrumental tuve la sensación continua de que la mejor ficción es la que parte de la realidad, ya que la imaginación se queda corta para expresar tanto y tanto como lo que expresa en esta autobiografía novelada.
Antes de nada, hay que aclarar que James Rhodes es un pianista famoso que consiguió ir venciendo todas las trabas que la vida le ha puesto desde bien pequeño, hasta llegar a conseguir su sueño y su trabajo haciendo música, que es la que le salvó la vida en los momentos bajos. Porque de estos hubo muchos, y a pesar de tener menos de cuarenta años, Rhodes cuenta con una vida a sus espaldas de película. Durante cinco años de su infancia sufrió violación por parte de su profesor de gimnasia, lo que le creó trastornos importantes en su forma de entender la vida a partir de ahí.
En ese camino que fue para él la supervivencia, tuvo que luchar contra los fantasmas de ese pasado y soportar los diversos trastornos que a partir de ahí sufrió. El suicidio también estuvo ahí, y el internamiento en varios centros de psiquiatría lo ayudaron a hacer un poco más fácil el camino, aunque lo que verdaderamente le salvó la vida y sigue haciéndolo en los momentos de recaída fue la música:
«Es un hecho irrefutable que la música me ha salvado la vida de una forma muy literal, y creo que también la de un montón de personas más. Ofrece compañía cuando no la hay, comprensión cuando reina el desconcierto, consuelo cuando se siente angustia y una energía pura y sin contaminar cuando lo que queda es una cáscara vacía de destrucción y agotamiento».
El libro pretende ser una especie de autobiografía de James Rhodes, aunque es mucho más que eso. Se convierte en un recorrido por su vida a través de la música, que crea una banda sonora perfecta. Acompañan los capítulos diferentes canciones clásicas de Bach, Mozart, Schumann, Liszt, Chopin, Ravel, Beethoven… que explican los momentos de la vida del autor. Por ello la estructura me ha recordado mucho a Devuélveme mi noche rota, de José Morand, libro en el que el autor cuenta diversos episodios de su existencia acompañándolos de canciones que lo marcaron.
Es un libro que se sufre, que cuesta avanzar en su lectura por la dureza de lo que narra, aunque también propone interesantes reflexiones sobre el mundo que nos rodea, en el que se ha perdido la ilusión por los sueños, sobre todo por falta de apoyos desde las instituciones políticas y económicas. Esto lo expresa muy bien Rhodes en uno de los artículos que incluye en el epílogo del libro:
«Charles Bukowski, héroe de los adolescentes angustiados de todo el planeta, nos pide que encontremos lo que nos encanta y dejemos que nos mate. Quizá el suicidio por creatividad sea algo a lo que aspirar en una época en la que la mayoría de la gente conoce mejor a Katie Price que el Concierto Emperador».
El sector de la música clásica debe ser sometido a una renovación, que lleve a la adaptación a los nuevos tiempos que corren, aspecto del que hablan muchas personas, y sobre el que Rhodes también se manifiesta en Instrumental. Y es que la música clásica, al igual que los museos, no debería quedarse relegada a los conciertos dirigidos solo a un sector de la población de un poder adquisitivo alto, sino abrirse paso entre otros públicos. Este tema está presente a lo largo de toda esta obra magna que es Instrumental.
No puedo terminar sin advertiros de lo mucho que os marcará este libro, porque lo sentiréis, sufriréis al avanzar cada línea, os invadirá la rabia y las ganas de matar a algunos especímenes; pero también, y con la misma intensidad, creeréis que la música salva una y otra vez, que de todo lo malo siempre nace algo bueno y que la vida es una lucha continua en la que nos encontramos a personas de todo tipo. Rhodes es magia y dolor a la vez.
Ficha técnica
Autor: James Rhodes
Editorial: Blackie Books
Año de publicación: 2015
Número de páginas: 288