Siempre digo que hay escritores/as que hacen música con las palabras pero, ¿qué acontece cuando la propia literatura es música?
Creo que nací, por lo menos, una década más tarde, y lo digo pensando sobre todo en el terreno musical. Me perdí los años 80, el auge del rock y toda esa buena música que afloró por esos años en que el ser humano consiguió sus mayores dosis de libertad.
Esta sensación de llegar tarde es la que me acucia una vez leo a José Morand y su Devuélveme la noche rota, un título que lleva a esa canción de Leonard Cohen que dice «Devuélveme mi noche rota, mi habitación de espejos, mi vida secreta…» y que nos lleva a leer este libro como una nostalgia, como un compendio de retazos musicales y de sueños que no siempre llegaron a perpetuarse en el tiempo. Y es que estamos delante de un libro con reflexiones de un hombre de cuarenta años, que es profesor de dibujo en un instituto valenciano, y que lleva una vida que a veces ralla lo banal. Encontramos en el siguiente capítulo a un joven de quince años al que sus padres compran una Vespa con la que pasea con su novia de entonces, una relación que sale malparada. También está ese recién licenciado en Bellas Artes que quiere conseguir un puesto fijo y, mientras, pulula de instituto en instituto entre los pueblos más apartados de Mallorca y Valencia.

Son historias diferentes que nos llevan de un capítulo a otro pero donde es la misma persona en distintas etapas la que nos habla de los discos y canciones que marcaron algún momento de su vida o que simplemente le traen una imagen a su pensamiento.
«Yo busco discos como podría buscar sabores, u olores. Los discos con ruidos que existen en el pasado. Ecos extintos, finados. Tengo cientos de cedés. Rebusco entre ellos».
Este libro es diferente, en él se rompe la continuidad, ese raccord del que tanto se habla en el entorno radiofónico y periodístico, dando lugar a capítulos cuyo título son canciones y cuya temática varía casi que como de un libro a otro. De hecho, el autor reconoce que «a mí me gusta escribir de cualquier cosa, libre de normas. Me gusta perder el hilo, divagar. Me lo he inventado todo».
De los capítulos primeros a los finales hay un mundo, ya que el autor va perdiendo como la ilusión por recuperar los recuerdos en discos, y se conforma con el poder curativo de estos. Hay un cierto aire de nostalgia, de no haber llegado a ningún objetivo concreto, de pesimismo, y de no saber qué se buscaba en un principio.
«Hay libros, hay discos, hay personas, que son santuarios. Que se visitan por sus poderes curativos, sugestivos. Ya no me interesa encontrar la verdad en ninguna parte. Ya no busco a esa puta. Que juegue al escondite con otro. Yo prefiero mentirme sobre lo anterior, sobre lo presente, sobre lo que vaya llegando».
Teniendo en cuenta todo esto, yo sí tengo en cuenta que los productos culturales en general, y la música en particular, siempre actúan en nuestro cerebro como evocador de recuerdos. Los más potentes, y también los más dolorosos.
Ficha técnica
Título: Devuélveme mi noche rota
Autor: José Morand
Año de publicación: 2013
Editorial: Sinerrata (formato digital)
Aquí os dejo la lista de reproducción de las canciones que aparecen en este libro de tonadas, las cuales se entienden mejor si al tiempo que las escuchas lees el capítulo correspondiente. Así, la atmósfera será total)
Me lo anoto! 🙂
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