¡Qué bueno regresar a mis libros!
-término de los fatigados días-.
Casi compensa la abstinencia,
y el dolor se olvida con el placer.
Como aromas que confortan a los
invitados
en el banquete, mientras esperan,
esta fragancia aligera el tiempo hasta
que llego
a mi pequeña biblioteca.
puede haber desolación afuera,
lejanos pasos de hombres que padecen,
pero la fiesta suprime la noche
y hay campanas, interiormente».
Emily Dickinson, poetisa estadounidense.
Muchas veces he llegado a casa cansada, harta de actualidad y de problemas y me he dejado tranquilizar por un libro. Y ahora que, mientras leo el poemario El viento comenzó a mecer la hierba, encuentro este poema, no puedo más que sentirme totalmente identificada. Dickinson fue una poetisa adorada por muchos, aunque en su tiempo poco se atreviese a publicar, ya que fue una persona solitaria, que vivió gran parte de su vida encerrada en casa. Sus versos parten de lo cotidiano, de la naturaleza, de la observación diaria, y tienen plena actualidad, pues son sentimientos que podríamos compartir a pesar de que haya pasado ya un siglo.
Qué grande este poema! Este lo escribo en mi cuadernito con los poemas que más me gustan.
Besotes!!!
Me gustaMe gusta