«A lo mejor no se puede vivir siempre igual, como si el tiempo no pudiera hacernos daño, como si la vida no cambiara por sí sola, como si el mundo no se nos fuera a venir encima de un momento a otro».
De Atlas de geografía humana, de Almudena Grandes.
Traigo a colación esta cita porque me considero una posesa reflexiva sobre el paso del tiempo y la memoria selectiva. Siempre pienso que en la senda de nuestras vidas hay que avanzar y avanzar ya que, como se suele decir, «se hace camino al andar». Pero en ese trayecto, vamos dejando cosas atrás: la casa de la infancia, un piso que compartiste durante un tiempo con un amigo, una tarta de cumpleaños que se derritió sin ser comida, una flor que alguien te regaló como felicitación de la llegada de la primavera, y otras tantas vivencias que serán ya al día siguiente de vivirlas PASADO.
Confieso ser de esas personas a las que este tiempo histórico le pesa demasiado, a la que los recuerdos abruman en demasía, impidiendo muchas veces continuar la senda sin derramar unas lágrimas de cortesía por lo que se fue y no volverá.
Qué gran verdad. Biquiños!
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