Melocotones helados

La autora Espido Freire en una imagen reciente

Cuando Espido Freire se hizo con el Premio Planeta en 1999 a la edad de 25 añitos, muchos fueron los que que la alabaron y la compararon con esa joven Carmen Laforet y su Nada, pero otros tantos opinaron que la juventud en estos años no tiene porque ser el sinónimo eterno de que algo sea bueno. Lo cierto es que con Melocotones helados consigue abrirse paso en la literatura contemporánea española y hoy en día es una de las autoras de referencias de nuestras letras.

La novela aúna cuatro historias principales: la de la pintora Elsa grande que regresa a casa de su abuelo en Duino amenazada por unas cartas misteriosas, la de su prima Elsa pequeña que se introduce en la secta de la Orden del Griall y vive extraños acontecimientos, la de la niña Elsita que había desaparecido en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y la de Antonio, abuelo de Elsa grande y pequeña y padre de Elsita, que vive durante la guerra una historia de amor-odio con la bailarina Silvia Kodama antes de casarse y tener tres hijos.

En un segundo plano encontramos a Rodrigo, el novio de Elsa grande, y Blanca, la mejor amiga de ella que se esconde tras un trastorno de alimentación. Aquí vemos varias historias que confluyen en el argumento pero que no llegan a cuajar. Quizás la ambición de unir tantas historias no termina de resolverse en un final homogéneo. Las historias quedan esperando ser más desarrolladas, de ver mayor relación entre ellas.

Lo que sí es cierto es que la novela se devora. La escritura de Espido te conmina a avanzar, y en varios momentos se parece al estilo de Almudena Grandes en Malena es un nombre de tango. Y hasta encuentro un momento en que veo a Ana María Matute en los amigos invisibles de Elsita: Toby y Manzanito.

Como curiosidad diré que se nota una mayor profundidad psicológica en los personajes femeninos con respecto a los masculinos, y en eso influye en propio sexo de la autora.

Ficha técnica

Título: Melocotones helados