Gucho y César en la isla de las zanahorias

No está de más recordar que la amistad debería ser un bien a preservar a lo largo de nuestras vidas, y más en la infancia que es la etapa en la que se empieza a tener conciencia de la necesidad del ser humano de socializar y encontrar otras personas con las que compartir la vida, sus alegrías y sus penas.

Precisamente de esta amistad habla Gucho & César en la isla de las zanahorias, un álbum infantil que recoge la primera aventura de dos amigos muy especiales y que ha editado recientemente en nuestro país la editorial Fulgencio Pimentel, justamente cuando se cumplen cincuenta años desde que Krystyna Boglar y Bohdan Butenko iniciasen la historia del cómic en 1968 en su Polonia natal. Ella es reconocida por ser escritora de prosa y poesía y autora de canciones y libros infantiles y él, destaca por ser uno de los más importantes dibujantes polacos, merecedor de decenas de premios y objeto de numerosas exposiciones individuales.

Al hablar de literatura infantil y juvenil resulta vital el fomento de la lectura y para ello es necesario dar con los libros que enganchen y que cuenten cosas con las que empaticemos, sin olvidar la reflexión que de ellas se sustraiga, evidentemente. Por eso, en esa aventura, Gucho y César, uno de los dúos más famosos del cómic polaco, nos transmiten que no hay tesoro más preciado que la amistad, en la cual no deberían influir ni intereses particulares ni aparentes diferencias.

“Tenemos un tesoro, dos grandes sentimientos,

Y ni el fuego, ni el agua ni ningún elemento

Es capaz de romper todo esto en fragmentos:

La amistad y el amor son el mejor invento”.

Lejos de esa depreciación que a veces sufre la literatura infantil, lo cierto es que en títulos como estos se condensa la importancia de los valores, de compartir y de ayudar a las personas cuando se encuentran en situaciones complicadas, de la amistad desinteresada, que no espera nada a cambio más que el cariño y el bien del otro. Por eso, y lo digo siempre, a veces deberíamos aprender a observar el mundo con una mirada más pura, más inocente, alejada del ruido y del egoísmo que cada día crece como una plaga en nuestro mundo. Leed a Gucho y César, pues combinan el humor con la importancia de lo pequeño.