En la actualidad, desde hace un tiempo a esta parte, muchas personas están intentando recuperar las voces de las mujeres en diversos ámbitos en los que fue durante mucho tiempo silenciadas. También en la guerra, como bien nos cuenta la Premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksievich en La guerra no tiene rostro de mujer, ejercicio similar al de Monika Zgustova, una autora nacida en Praga aunque residente en España desde los años ochenta. Ella ha dedicado ya varias novelas a hablar del papel y la situación de las mujeres en la Unión Soviética, entre las que destacan La mujer silenciosa, La noche de Valia, Las rosas de Stalin y, más recientemente, Vestidas para un baile en la nieve.
Con una mezcla entre el periodismo, la narrativa y la poesía, aquí la autora nos cuenta los recuerdos y las vivencias de nueve mujeres de las que sobrevivieron al gulag para transmitir su testimonio en el mayor campo de trabajos forzados de la historia de la humanidad. Han sido nueve años de trabajo para contar esta parte de las vidas de Zayara Vesiólaya, Susanna Pechuro, Ela Markman, Elena Korybut – Daskiewicz, Valentina Íeleva, Natalia Gorbanévskaya, Janina Misik, Galia Safónova e Irina Emeliánova, muchas de las cuales ya han fallecido.
En un ejercicio de justicia histórica, Monika recogió los testimonios más duros de la peor pesadilla de las vidas de estas mujeres, en los que, a pesar de todo, se advierte casi siempre un atisbo de esperanza, y sobre todo de valor de la vida. Ellas vivieron una experiencia que marcó su existencia de una forma brutal, hasta el punto de que buena parte de ellas confiesan que no serían las mismas si no pasasen por el gulag.
No es este un libro de búsqueda de culpables, más bien es una conversación con otras de las protagonistas de esta cruda historia de la humanidad, a las que es necesario escuchar para no caer en los mismos errores. Es un libro de poesía, desde el propio título hasta los detalles que la autora evoca de estas mujeres a las que visita en sus casas impregnadas de rutina.
Hay dureza, no podemos obviarlo:
“Susanna se levanta a medias porque, como muchas de las mujeres que pasaron años en el gulag, no puede mantenerse de pie mucho tiempo: las que sufrieron malnutrición de jovencitas, cuando su cuerpo se estaba formando, de mayores han acabado teniendo graves problemas de movilidad”. (Susanna Pechuro)
Pero también aflora la esperanza, el afán de encontrar siempre algo positivo de todo lo que ocurre en la vida:
“El campo de trabajo fue para mí la lección vital más importante; esos años amargos y duros fueron la mejor escuela, una escuela que me sería de gran ayuda para el resto de mi vida. No puedo imaginarme mi vida sin los campos. Y más todavía: si tuviera que volver a vivir otra vida, no querría ahorrarme esta experiencia. Cuanto más espantosa era la existencia, más firme resultaba ser la amistad”. (Susanna Pechuro)
Y, como no, hay también una oda profunda a la lectura como conocimiento y salvación ante los horrores pasados:
“Creo que el gulag me ayudó a conocer los verdaderos valores de la vida, a saber distinguir lo sustancial de lo trivial. Me concentré en mis estudios y más tarde en mi trabajo, aprovechando cada minuto, casi diría cada segundo, para dedicarlo a una actividad provechosa. Si viajaba en el metro, por ejemplo, siempre llevaba en el bolso un libro…” (Elena Korybut – Daskiewicz)
“No paraba de leer; la lectura era mi pasatiempo, mi pasión y mi alimento intelectual. Leyendo me olvidaba de mi vida malgastada, de mi compleja identidad, del rechazo que mi persona inspiraba a la gente, como si fuera una apestada. Leyendo vivía de nuevo, podía empezar desde el principio; leyendo vivía muchas vidas”. (Valentina Íeleva)
Ficha técnica
Título: Vestidas para un baile en la nieve
Autora: Monika Zgustova
Año de publicación: 2017
Editorial: Galaxia Gutenberg
Número de páginas: 269
Bueno, me ha encantado lo que has escrito sobre el libro, vamos, que he de leerlo sí o sí. Gracias por descubrirmelo.
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¡Qué bien Nina! Sé que te va a gustar mucho, y además es un libro muy necesario.
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Y tanto. Esos testimonios son brutales, imprescindibles para entender muchas cosas de la historia, esa historia que ya nadie parece querer saber. Me encantan los libros de los que hablas, siempre tienen mucha «miga». Un besazo
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Lectura dura, por lo que cuentas, pero parece que merece mucho la pena. Me la apunto, sin duda.
Besotes!!!
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