El desconcierto

Begoña Huertas, autora de "El desconcierto"

“Las preguntas que yo me hacía respecto a la relación entre literatura y enfermedad eran confusas.  Sabía que había algo que echaba en falta, eso estaba claro, pero no sabía qué. Lo único claro era la sensación de no acertar a hacerme la pregunta correcta”.

Leo El desconcierto, de Begoña Huertas, de camino a Madrid, metida en un coche en el que van más personas a las que a la literatura les dice más bien poco. Llevo este libro acompañada de un montón de post its y de un boli rosa para subrayar porque no quiero dejarlos escapar. Soy poco consciente de lo que pasa a través de las ventanas, pues yo solamente leo a Begoña y a sus reflexiones tan hondas, y que tanto me han marcado. Leo sin parar, y únicamente levanto la cabeza para admirarme de lo que un libro puede simbolizar y cambiar en la vida de una persona. Baste decir que todos los de Rata te dejan con esta misma sensación, como de llevar demasiado tiempo queriendo leer esa historia.

El desconcierto se podría definir como un ensayo literario y un libro sobre las vivencias tras el cáncer de colon que padeció la autora. Aunque esta definición se queda muy pequeña, pues absténganse de pensar que es una historia sobre el cáncer y lo que queda después de sobrevivir a él.

Begoña Huertas huye de los tópicos sobre la enfermedad y ese pensamiento casi obligado que se les exige a los enfermos de estar bien. Ella lo llama la “metáfora de la cruz bélica” y vendían a ser esos pensamientos positivos que las personas expresan ante un enfermo, sobre todo de cáncer. Esos “libró una dura batalla”, “no se rindió hasta el último momento”. Y Begoña se muestra dura, pero realista, porque esa lucha no se elige, es que no se puede rechazar.

Seguimos avanzando en su lectura, y Begoña nos habla de la sensación que tuvo de convertirse en un cuerpo averiado, debiendo meterse en muchas máquinas que supuestamente le iban a hacer las pruebas pertinentes. Y  nos habla del miedo, y de esa dualidad entre la mente y el cuerpo del ser humano.

“Una vez  en la habitación normal, en planta, lo que quedaba era el agotamiento de la tensión y el cuerpo intervenido. Era un cuerpo manipulado. Agujereado. Herido. Yo era como un barril con cuatro agujeros por los que salía el líquido interior a través de unos tubos que iban a parar cada uno a otras tantas bolsas a los pies de mi cama”.

Begoña escribe con la experiencia de haber sufrido un cáncer, pero no para darnos lecciones, sino para ir más allá. A raíz de esta enfermedad, la autora se obsesiona con leer libros alrededor de la enfermedad, y descubre que la ficción pocas veces ha explorado este terreno. Le sorprende, pues “un pilar esencial de la escritura es dotar de sentido a algo que no lo tiene”. ¿Y qué mayor sinsentido que la enfermedad?

El desconcierto se puede leer en un  hospital, tras una experiencia dura, o simplemente como un ejercicio de buena literatura. En todos los casos, es un libro que no te dejará indemne, pues aunque es inclasificable, nos habla de tantas cosas y es tan humano como la vida misma.

“Creo que algo así ha supuesto la escritora de este libro: la búsqueda de un orden, el descanso que sentimos cuando todo cuadra, lo bonito que es el mundo – y nosotros en él – cuando todo tiene la belleza, en el sentido matemático de lo más simple. Cuando todos somos buenos y felices”

Ficha técnica

el-desconcierto-begona-huertas-e1511771332173Título: El desconcierto

Autora: Begoña Huertas

Año de publicación: 2017

Editorial: Rata Books

Número de páginas: 205

Escrito por

Graduada en periodismo y enamorada de la lectura y la cultura. Porque leer nos hace mejores personas.

2 comentarios sobre “El desconcierto

  1. Yo también he pasado mi cruz y sigo en ella. Llevo 19 operaciones y el dolor te cambia la vida; aprendes a disfrutar de las cosas pequeñas. Merece la pena cuando piensas las cosas.

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  2. Ya sabes que a mí me ha encantado este libro. Ese salirse de los tópicos y lugares comunes. Directa, contundente, realista. Una lectura necesaria para mí, y creo que para mucha gente, haya pasado la enfermedad o no.

    Un abrazo

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