Estamos inmersos en un momento se saturación de información y de muchas iniciativas, entre las que a veces no sabemos distinguir el grano de la paja. En ese panorama resulta difícil hacerse camino, por eso cuando encontré el programa de divulgación literaria para internet, Léeme TV, me dije que debería darlo a conocer. En él se aúnan la calidad literaria, audiovisual, estética, y el mimo que su equipo (Irene Rodrigo y Nacho Vergara) ponen en cada programa, para acercar los libros que más los marcan. Su afán no es otro que hacer que la literatura se encuentre en cualquier parte de nuestras vidas, ligándola profundamente a nuestras formas de vivir. Entrevistamos a Irene sobre esta fórmula tan innovadora que, sin duda, dará mucho que hablar, y aprovechamos para desearles toda la suerte del mundo. ¡Es necesario!
Pregunta (P): ¿Cómo surge la idea de un programa de divulgación literaria para internet?
A mí siempre me apasionó leer, y le daba constantes vueltas a la idea de crear algún proyecto que tuviera el fin de transmitir mi amor por los libros. Nunca creí que me iba a apetecer hacer algo en formato audiovisual, porque cuando estudiaba Periodismo huía de las cámaras; prefería lo escrito o lo relacionado con la radio. Sin embargo, acabé dándome cuenta de que, si quería que un proyecto de lectura tuviera difusión y se diferenciase, en estos tiempos tenía que ser en vídeo. Ya hay muchos buenos blogs de libros, y sin embargo no existía nada parecido a un programa de divulgación literaria para televisión online. De ahí vino la idea.
(P): ¿Quién forma el equipo que está detrás?
Detrás de Léeme estamos Nacho Vergara y yo. Nacho es un artista plástico de mucha proyección, centrado sobre todo en la pintura realista. En Léeme se encarga de las ilustraciones que aparecen al inicio de cada capítulo, así como de la dirección artística. Yo me encargo de la selección de libros, de los guiones, de la producción y del montaje.
(P): Tras una temporada en activo, ¿cuál es el balance que hacéis y cómo se presenta la segunda? ¿Nos puedes adelantar alguna novedad?
Estamos súper contentos con cómo ha ido la primera temporada. Sabemos que aún quedan muchísimos retos en el horizonte, como por ejemplo lograr una mayor difusión de Léeme, algo complicado en un mundo sobresaturado de información y en el que, si no pagas publicidad en redes sociales, prácticamente eres invisible. Pero el crecimiento que hemos tenido en 2016 ha sido exponencial. Nos sorprendemos por la cantidad de seguidores que llegan cada día y por los diferentes usos que dan al programa. Nos escriben profesores para decirnos que Léeme les ha servido en sus clases (y no sólo de literatura, sino también de filosofía, por ejemplo), padres que ven el programa con sus hijos… llegar a las personas y animarlas a leer fue el objetivo que impulsó la creación de Léeme, y vemos que poco a poco lo conseguimos. Y, por si fuera poco, lo hacemos con algo que nos divierte y que nos permite aprender todos los días no sólo sobre libros, sino sobre lenguaje audiovisual, marketing, relaciones humanas, arte en general…
Esperamos lanzar la segunda temporada a mediados de 2017. Necesitamos estos primeros meses para prepararlo todo bien y hacer un plan de producción profesional, porque el reto que nos hemos marcado con la segunda temporada es muy grande y, desde luego, va a sorprender tanto a los seguidores de Léeme como a las personas que se vayan subiendo a nuestro barco en los próximos meses. Puedo avanzar que va a ser una experiencia total que no se va a reducir a los capítulos de Léeme y a los Diarios de lecturas mensuales. La segunda temporada de Léeme va a significar que habrá Léeme todos los días.

(P): ¿Qué diferencia existe entre un programa de divulgación literaria y los booktubers?
Creo que la principal diferencia es que nosotros hemos apostado por un formato más televisivo. Léeme podría emitirse en una cadena de televisión y no pensarías que desentona con el resto de la parrilla. En realidad, Léeme es un programa de televisión que, en vez de emitirse en televisión, se cuelga y se distribuye a través de internet, y que de paso aprovecha todas las ventajas que tiene internet y que la tele no posee: la cercanía, la posibilidad de crear relaciones más próximas con los seguidores a través de las redes… También creemos que nos diferencia el hecho de que nosotros nunca expresamos nuestra valoración de los libros de los que hablamos. Exponemos lo más objetivamente posible de qué tratan y cómo la vida de los autores está relacionada con ellos; tratamos de sacar a la luz las experiencias y problemas humanos universales relacionados con dichos libros… pero nunca decimos si el libro nos gusta o no, o si nos parece bueno o malo y por qué. Pensamos que cada lector tiene sus gustos y que uno debe aprender a guiarse por su criterio y su intuición, más que escuchar los criterios de otros.
(P): En la cabecera de Léeme, siempre dices que los libros van vinculados a tu vida, que en ellos te reconoces a diario, ¿nos puedes describir esta sensación?
Siempre he sentido que los libros van mucho más allá del entretenimiento. Puedes leer un libro para pasar un buen rato, y de hecho la motivación que normalmente nos lleva a leer es ésa: quiero divertirme, quiero entretenerme con algo, y un libro puede ser una buena opción. Sin embargo, creo que los libros nos brindan constantemente oportunidades de conocernos mejor a nosotros mismos, de vernos reflejados en otros personajes y aprender de la vida a través de la experiencia de esos personajes. Ahí es donde siento que los libros están vinculados no sólo a mi vida, sino a la vida de todos nosotros. Podemos darnos cuenta de esto o podemos obviarlo, pero creo que el aprendizaje, la influencia de cada libro que leemos, va a estar ahí inevitablemente, seamos conscientes de ello o no. A veces sólo nos daremos cuenta de cuánto nos ha marcado un libro varios años después de leerlo, cuando te veas en una situación parecida a la de cierto personaje o cuando sientas una emoción que sólo sentiste cuando leíste ese libro. Pero el aprendizaje, la relación con nuestra vida, siempre está ahí, o así lo vivo yo.
(P): ¿Cuáles son los libros que más te han marcado?
Si tuviera que quedarme con uno solo, diría Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. No tanto por la historia y por el mensaje del libro, aunque obviamente también, sino por mi historia con él. Mi madre nos iba contando el desarrollo de la historia a mi hermano y a mí a medida que ella lo iba leyendo. Era verano y yo tendría unos 10 años, y mi hermano 6. Todas las noches nos relataba, a modo de cuento, lo que había leído ese día. Yo tenía unas ganas locas de ser mayor para poder leerlo yo misma. Con 13 o 14 años lo leí y me quedé impresionada, porque era mi primer libro de Saramago.
También me marcó El palacio de la luna, de Paul Auster, que de hecho es el libro protagonista del noveno capítulo de la primera temporada de Léeme. Lo leí con 18 años, en mitad de una especie de crisis de identidad típica de esas edades, como la de Marco, el protagonista de la historia. Esa novela me ayudó a encontrarle un sentido a mi crisis. El palacio de la luna me llegó en el momento adecuado; cuando eso pasa con un libro, te marca irremediablemente.
(P): El programa que diriges está especializado en la divulgación, ¿cuáles son tus técnicas para incitar a la gente a que lea?
Creo que lo más importante es hablar de los libros de forma cercana, natural, muy coloquial, para bajarlos del pedestal en el que los hemos colocado entre todos. Por alguna razón, todos –periodistas culturales, libreros, autores, editoriales, organizadores de ferias del libro, lectores- hemos ido tiñendo a los libros de un halo de alta cultura que hace que la lectura se perciba ahora como algo complicado, inaccesible, aburrido, más todavía en un mundo en el que priman la inmediatez y el entretenimiento de consumo rápido y facilón. Creo que esto está cambiando y que muchas editoriales y librerías, entre otros, están tratando de devolver a los libros el atractivo que, para muchos, han perdido. Así que creo que es esencial tratarlos ya como lo que son: objetos cotidianos, que nos acompañan, que nos divierten, que tienen todo que ver con nuestras vidas, aunque al principio nos pueda resultar difícil verlo.
(P): ¿Cómo podemos ayudar a que Léeme crezca?
Lo más importante es ver los programas y, si te gustan, entonces compartirlos en redes sociales, enviárselos a tus contactos… toda difusión es bienvenida, por supuesto. Y los programas están en YouTube para ser utilizados libremente, porque el objetivo sobre todo es contagiar el amor por los libros. Así que se pueden utilizar en clases, en clubes de lectura… donde sea.
(P): ¿Cuál es el proceso de selección para decidir qué libro vais a comentar?
La verdad es que la selección de la primera temporada fue poco meditada: confeccioné una lista de libros que me habían marcado y de otros que había leído hacía poco y que me habían gustado especialmente. Para la segunda temporada estamos haciendo una selección mucho más estudiada que responde a diversos criterios que en la primera temporada no tuvimos tanto en cuenta.
(P): ¿No os planteáis introducir más secciones literarias como ya existen en el programa de TVE, Página Dos?
De momento no; nos gusta la idea de centrarnos en un solo libro por programa. Las secciones de Léeme están más bien separadas de lo que viene a ser el programa central; tenemos el Diario de lecturas, el club de lectura virtual en Facebook Live…
(P): No os centráis en novedades editoriales, sino en los libros que os marcan, ¿tenéis línea editorial?
Tú lo has definido muy bien: el único criterio de nuestra línea editorial es “libros que nos marcan”. No nos importa tanto si son novedades o clásicos. Es cierto que para los programas de temporada priorizamos libros de autores consagrados, mientras que en el Diario de lecturas nos permitimos incluir más novedades. Pero, sobre todo, importa que los libros nos marquen.
(P): A los que somos lecturófilos nos entra curiosidad por saber cómo se construye un programa como Léeme desde el guión hasta la edición y todas sus demás fases. ¿Nos explicas el proceso?
Lo primero es leer el libro atentamente con una libreta al lado para anotar todo lo que nos llama la atención del libro, así como todas las relaciones que empezamos a ver que se pueden establecer entre el libro y la vida cotidiana de cualquier ser humano. Luego viene el proceso de documentación, en el que investigamos la vida del autor, las circunstancias en que escribió el libro, otros libros, acontecimientos o manifestaciones artísticas relacionadas con la novela en cuestión… Después hay que organizar toda la información y dividirla en apartados para estructurar una escaleta a partir de la cual escribir el guion. Después, Nacho elige las localizaciones en las que grabaremos cada secuencia y hacemos un plan de rodaje. Al principio grabábamos los episodios en muchos días: a lo mejor hacíamos dos tomas por día durante 15 días salteados del mes. Ahora grabamos mucho en poco tiempo, sobre todo porque al viajar para rodar procuramos estar el menor tiempo posible fuera para minimizar costes. Una vez grabado todo, monto el programa en dos o tres días intensivos frente al ordenador. Luego ya llega la difusión, que es como dar a conocer a todos tus familiares y amigos a tu hijo recién nacido. El proceso global es costoso, pero tremendamente gratificante. Detrás de 30 minutos de programa hay mucho trabajo detrás, pero el esfuerzo se pasa por alto cuando ves que ha quedado tal y como te lo imaginabas.
(P): ¿Quiénes son Irene Rodrigo y Nacho Vergara cuándo no piensan en Léeme?
Pues yo (Irene) soy una chica bastante introvertida, no en el sentido de timidez, sino en el sentido de que me gusta mucho pasar tiempo conmigo misma, dedicada a mi trabajo y a mis aficiones del día a día. Soy una apasionada de todo lo que tiene que ver con el autoconocimiento y la espiritualidad; me gusta escribir, pasear, viajar sin prisas, mantener conversaciones que me fuercen a romper mis propios límites de pensamiento… Valoro mucho la honestidad y trato de actuar a pesar del miedo para vivir la vida como la aventura que considero que es.
Yo (Nacho) soy una persona muy tranquila pero apasionada. Dedico todo el tiempo que puedo a pintar y a moverme en un ámbito cultural. Me encanta la gente y considero muy importante rodearme de personas a las que admiro sobre todo por lo genuinas y buenas que son, en el sentido más profundo y espiritual de la palabra. Para desconectar un poco suelo hacer ejercicio o tocar la guitarra (soy aficionado al flamenco). Y de vez en cuando contesto quién soy en una entrevista.
(P): ¿Cómo ves el panorama literario y editorial? ¿Crees que la eclosión de los blogs y las nuevas tecnologías han cambiado la forma de entender las relaciones entre escritores y lectores?
Ahora mismo, las redes sociales e internet en general nos dan muchísimas oportunidades y herramientas para divulgar la lectura. Nosotros tratamos de aprovecharlas, aunque por supuesto no llegamos a todo. Cada día surgen novedades que sólo necesitan de alguien con ganas para estrechar esos lazos entre escritores y lectores. Se puede hacer una entrevista en directo a un autor a través de Twitter o Facebook Live, crear un club de lectura virtual en directo con esa misma herramienta… esto era impensable hace tan sólo unos años. Ahora es real y podemos aprovecharlo. Es nuestra oportunidad de bajar a los libros y a los escritores del pedestal del que te hablaba antes, todo con el objetivo de acercar la lectura a la mayor cantidad posible de personas.