
La poesía es un género para sentir, para las almas más sensibles, aunque es también una fórmula que tiene mucho que aportarnos sobre el mundo. A propósito de esta idea, aun leía en la revista Que Leer del mes de abril que no se le da la importancia que se debiera y que ya desde la infancia se denigra a favor de la narrativa. Por eso, no es de extrañar que sean muchos los que alertan de un ‘poesicidio’ de esa muerte de la poesía, y más cuando la lectura parece una forma de entretenimiento que pierde valor con respecto a los productos multimedia. Curioso panorama se nos manifiesta para los letraheridos que creemos en la fuerza de las palabras. Pero seguimos apoyándonos los unos a los otros, en un claro afán de supervivencia, de soñar con las conjunciones y el devenir de las palabras en la mente.
Esta reflexión me viene a la mente al descubrir el poemario de Aránzazu Hernández, Asfáltica, editado por Luhu, y que propone una poesía con garra de mujer, de palabras impregnadas del fango donde el amor, el sexo y el desamor se mezclan hilándose a partir del asfalto. Las calles de Madrid y el pavimento son una metáfora de todo lo prohibido, de nuestras vivencias que pronto se convierten en sueños, de los placeres y del amor.
La autora habla en el prólogo de la soledad en la que nace la poesía, del simbolismo que esta entraña, y nos promete que no nos viene a hablar de logros ni fracasos sino de “repetir procesos de aprendizaje entre cigarro perdido y cigarro en celo”, y tras muchas palabras que son poesía, Hernández nos advierte que:
“Esto es solo un viaje imaginario por el asfalto que une la memoria a la inconsciencia. Un viaje delimitado por fronteras que, en ellas mismas, forman otros viajes concéntricos y alrededor de un ombligo habilitado únicamente para escuchar”.
Esta madrileña nacida en 1978 en Madrid entendió desde bien pequeña que los papeles y las letras podrían convertirse en el universo y en la habitación de una personalidad introspectiva. Este poemario nace de todo lo que ella tenía escrito y guardaba en sus libretas. Los elementos de cohesión son el asfalto y Madrid, una ciudad que influye en la creación de una determinada atmósfera.
Asfáltica es un poemario de palabras tabú, en donde los sentimientos se mezclan y entremezclan para proponernos un camino donde el amor y la ilusión del comienzo culminan en hastío y recuerdos. Aunque es mucho más, y por eso os dejo una cata de lo que podréis encontrar versos tan diferentes como:
“No es ningún sentimiento
Es escuchar juntos
El estallido en silencio
De la yugular”
“Tan solo la memoria
Interfiere
Para arañar los labios
Que me dejaste abiertos
Los de arriba
Y los de abajo”
“Porque todo es cuestión
De tomarse el tiempo
Como un beso
Robarlo a escondidas
Detenerlo en los pulmones”.
Así que esto no solo es una crítica de un magnífico poemario, sino una llamada de atención sobre la importancia de la poesía.
Ficha técnica
Autora: Aránzazu Hernández
Editorial: Luhu
Número de páginas: 204
Edición digital