Lo que leas en la adolescencia marcará tus pasos, guiará tus ideas y no pasará indiferente. Aun así, no me gusta hablar de novelas para adolescentes, sino de novelas que lees en la adolescencia. Lo peor que le puede acontecer a un libro es ser etiquetado. Bien es cierta esa idea de que a la buena literatura le sobran los epítetos.

Con esta idea en la cabeza me sumergí en el reciente libro de Andrea Tomé, Corazón de mariposa, una ferrolana que con diecinueve años se ha ganado la opinión de la crítica tras la consecución del premio La Caixa. Pero cuando leía las críticas y navegaba por internet, una y otra vez volvía la palabra “narrativa juvenil”. Si con esa característica se pretende nombrar a aquellas obras que por su construcción pudieses interesar a ese público, nada más lejos de la realidad. Corazón de mariposa es una historia de las que te dejan sin aliento y que expresa muy bien los sentimientos de la juventud, sólo que desde el punto de vista de una Victoria, una chica anoréxica que vive entre la obsesión por las calorías, la comida y la voz de la conciencia que actúan como remordimientos que queman, que hacen daño en una enfermedad de la que parece que una no se cura nunca.
La historia que se narra es de amor y los lectores que se adentren en él sabrán que en el dolor los sentimientos contradictorios pueden tener mayor sentido, que cuando se sufre es mejor encontrar ese hombro sobre el que llorar, sin reparos.
A través de una construcción que se basa en la propia experiencia personal, la autora aprovecha al máximo su conocimiento de lo más cercano, de ahí que el escenario principal sea el de las callejuelas de Santiago de Compostela, con sus míticos lugares, y su capacidad para observar hasta el detalle más nimio. La clave del libro es su facilidad para atrapar sensaciones, vivencias alrededor de una enfermedad de la que se sabe en realidad muy poco. Las obsesiones, ese continuo querer y no poder, la sensación de culpa ante la comida, y un cerebro con una sensibilidad que puede resultar paranoica.
Dicho lo anterior, el libro de la ferrolana no cae en saco roto, sino que se nota que tiene trabajo, que tiene referencias musicales y literarias, que son las que logran atrapar al lector y llegar a entender (casi) a la perfección la mente de las personas que padecen algún tipo de trastorno alimenticio. Corazón de mariposa es reflexión en medio de la dureza, y resulta entrañable. Como ella misma dice en los agradecimientos del libro, lo que realmente quiso mostrar es cómo era la anorexia en el cuerpo y mente de la protagonista: “Una enfermedad mental con consecuencias físicas. No a la inversa”.
Este tipo de trastornos que a veces son como tabús no necesitan ser nombrados sino tan sólo explicados:
“A nadie le gusta admitir que tiene anorexia porque, a partir del instante en que lo haces, dejas de ser una persona. Te conviertes en un número en una lista, en un caso perdido”.
“Pero yo no necesito peras, ni manzanas, ni plátanos, ni siquiera yogures desnatados bajos en grasas. Yo no necesito nada. Solo vacío en las paredes de mi estómago”.
Hasta parece que en el libro se encuentra la soledad de Murakami y su Japón. Evidencias que se notan, y más cuando es un autor de referencia de Andrea. Los grandes lectores pueden ser grandes escritores, y por algo se empieza.
Ficha técnica
Autora: Andrea Tomé
Editorial: Plataforma Neo
Año de publicación: 2014
Número de páginas: 272