A finales de enero

Dicen que en los momentos más complejos nacen las grandes acciones, y que hasta en el dolor más profundo se puede atisbar la felicidad. Son dos ideas que transitan por mi mente después de terminar A finales de enero, el libro con el que Javier Padilla ganó el XXXI Premio Comillas de Historia 2019, y en el que reconstruye las biografías de tres personas apasionantes que, debido a los estragos de la posguerra y la transición española, vieron sus vidas rotas. Los protagonistas, tal y como aquí se cuenta, se conocieron en los años 60, cuando llegaron a la universidad y se politizaron, y a partir de ahí comenzaron una lucha por la clase trabajadora que les pasó factura. Resulta descorazonador descubrir que, una vez más, se nos ocultan sucesos como los atentados de Atocha y se camuflan bajo el tamiz de suicidios los asesinatos a sangre fría de las personas que resultaban incómodas para las autoridades del momento.

Los protagonistas de esta biografía apasionante son Dolores González Ruiz (1946-2015), Enrique Ruano (1947-1969) y Javier Sauquillo (1947-1977), quienes coincidieron en sus años universitarios y vivieron una relación entre amistosa y amorosa, además de formar parte de la lucha antifranquista, a través de los sindicatos estudiantiles y otras causas que se consideraban justas, pero también peligrosas. Durante la transición estudiaban derecho y militaban en la oposición al franquismo. Quizás por eso Enrique Ruano fue asesinado. Quizás por eso tergiversaron este crimen para que todos pensaran que se trataba de un suicidio debido a sus supuestos trastornos mentales. Arrojado desde la ventana del piso séptimo del número 60 de la entonces calle madrileña del General Mola, por la Brigada Político Social, que le había detenido tres días antes, Ruano era por aquellos tiempos uno de los miembros más activos del Frente de Liberación Popular.

Por su parte, Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco ejercía como abogado laboralista y formaba parte del PCE y de CCOO, cuando fue asesinado en el bufete de la calle Atocha a finales de los setenta, en lo que se conoce como los atentados de Atocha. Precisamente sobre las causas y toda la cronología de hechos habla el autor de esta biografía perfectamente documentada, y en la que se cuenta además con testimonios de personas cercanas e historiadores.

Ante estas dos pérdidas, Dolores González tuvo que sobrevivir y seguir adelante, aunque los que la conocieron aseguran que ya nunca fue la misma, que sus ojos estaban surcados de tristeza y la mirada, empapada de lágrimas. Hasta su muerte en el año 2015, Lola vivió en el epicentro de la violencia.

El autor se obsesiona con estas tres vidas que coincidieron en un momento complicado de la historia de España y, mientras recorre sus biografías, nos va hablando también de la transición, sobre la que apunta que no fue ni tal mala ni tan buena como nos han hecho creer. Un punto de vista manifiestamente neutral y con múltiples perspectivas.

“Vivir en una sociedad sin violencia política es como vivir sin una enfermedad grave; cuando se padece se cambiaría todo por superarla, pero cuando se supera y pasa un tiempo uno deja de prestarle atención y pasa a preocuparse de otros menesteres. Así, pronto se olvidó lo que era España en esos años: un país donde casi cada semana había avisos de bomba, atentados, palizas indiscriminadas, peleas callejeras y muertos”.

A finales de enero resulta un testimonio estremecedor cuyo objetivo es arrojar luz, que las historias de Lola, Javier y Enrique no se olviden y que, en mayor o menor medida, se haga justicia. En definitiva, estamos delante de una propuesta muy potente, con un estilo entre el periodismo y la biografía y que reflexiona sobre el presente desde el pasado más inmediato. Y es que, una vez más, si queremos avanzar como sociedad no podemos olvidar, debemos conocer todos y cada uno de los capítulos de los que nos han precedido.

Ficha técnica

Título: A finales de enero. La historia de amor más trágica de la transición