El año que se va fue el fin de otra etapa en mi vida ya que me gradué en Periodismo y, por lo tanto, la etapa universitaria a la que tanto me había costado acostumbrarme finalizó con mucha nostalgia. Aunque eso signifique la consecución de otra de las tantas metas por las que tanto luché. Así las cosas, y en medio de este país cada día más degradante, decidí dar forma a lo que, desde hace ya tres años, se convirtió en uno de mis proyectos más ilusionantes: este blog sobre literatura. En un verano había surgido la idea pero escribía de vez en cuando ya que aún no tenía en mente la forma de lo que ahora es Lecturafilia: un espacio para compartir mi amor por las buenas lecturas y los libros que van fraguando mi forma de ser, y evitan que entre en un estado de hastío. En este año también agradezco la colaboración de la editorial Irreverentes con el blog, cuyos libros resultan exigentes y de alta literatura en medio del maremágnum de literatura, mala y buena, que hoy en día se publica.
Nunca he dejado de leer, aunque esta pasión tuviese sus más y sus menos debido a otras ocupaciones. El 2014 no tuvo quejas, en lo que a libros leídos se refiere. Es por eso por lo que, con los mejores deseos puestos ya en el año que llega, me interesaría cerrar el 2014 con un compendio de las lecturas que más me han tocado y que no pasaron desapercibidas más allá de su fin. Algunos clásicos y otros contemporáneos, todos me han aportado algo pero son los siguientes los que considero los mejores de mi experiencia lectora de 2014 (el orden es aleatorio):
El amor en los tiempos del cólera: si bien no guardaba buenos recuerdos de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez me aportó la mejor historia de amor que haya leído jamás. Porque no es solo la historia, sino la prosa mágica de este autor que nos dejaba en este 2014. Si tuviese que escoger un libro favorita, tarea harto difícil, sería sin duda este.
Rayuela: el libro que me descubrió a Cortázar, un escritor argentino que me hizo sentir pasión por la buena literatura, esa que él llamaba “lectura cómplice” y que exigía de un lector atento. La Maga y Horacio me han llenado y las calles de París quedarán por siempre mitificadas por Cortázar. A raíz de esta lectura, comencé a interesarme más por la literatura latinoamericana, la cual tiene mucho que decirnos.
Calle de las tiendas oscuras: confieso que lo leí tan pronto me enteré de la concesión del Nobel de Literatura a este autor francés y que lo resumo como “música con las palabras” aun tratando temas muy tristes.
Platero y yo: con motivo de la celebración del Año Platero, decidí leer esta gran historia poética de Juan Ramón Jiménez, y guardo con cariño esas descripciones bucólicas del campo y del burrito Platero. Una obra de arte que no había descubierto hasta este año.
París era una fiesta: es una historia breve y concisa pero no por ello menos profunda. Ernest Hemingway es capaz de enamorar al describir ese París de cuando eran pobres pero muy felices. Para leer en una tarde.
Primera memoria: por resaltar uno de Ana María Matute ya que me confieso una enamorada de su prosa. Me encanta la maestría de esta autora que nos dejó su mejor amor por la infancia y esa nostalgia del paso del tiempo en paraísos mágicos. Fallecida en junio de 2014, lo primero que leí de ella fue Olvidado rey Gudú, pero la aprecié en Primera memoria y Paraíso inhabitado.
Los detectives salvajes: el gran Roberto Bolaño construye una historia adictiva aunque, férreo defensor de la literatura exigente, necesita concentración. Sin duda, lo que más destaco de esta obra es su reflexión sobre la soledad, la literatura, al tiempo que toca muchos temas de lo cotidiano y social.
La ninfa inconstante: siempre me ha interesado el tema de erótica en los libros y éste lo trata de una forma muy similar a Lolita de Nabokov, aunque el autor, Guillermo Cabrera Infante, rescata muchos juegos de palabras y esa oralidad cubana para que nunca desaparezca.
Las chicas de campo: la irlandesa Edna O’ Brien cuenta una historia de iniciación de la infancia a la madurez y de ese choque entre el campo y la ciudad en esa Irlanda de los años 50. Al estilo de Matute en muchos momentos. La segunda parte, La chica de ojos verdes, es una continuación de estas peripecias de la juventud de las dos amigas Caithleen y Baba.
El amante de la China del Norte: desconocía a Marguerite Duras hasta que compré este libro en una librería antigua y, con recelo, la leí en dos tardes. Sin duda, de ella recuerdo esa maestría para contarnos una historia de amor/desamor con escenas cinematográficas.
Mujercitas: un clásico de May Louisa Alcott que toda joven debería leer. Recuerdo a las cuatro hermanas que experimentan las ilusiones propias de todo adolescente y esa magia a pesar de los malos momentos.
El balcón en invierno: todo un descubrimiento ya que, en medio de tanta paja, encontrar literatura actual tan reflexiva, me resulta complicado. Luis Landero relata sus vivencias en el campo extremeño cuando era pequeño y los momentos en que empezó a pensar en ser alguien en la vida. El autor, harto de escribir ficción, se animó con retazos de su vida, y el resultado es un relato que parece ficcional en ocasiones.
Las Inviernas: recuerdo que la historia de estas dos hermanas que vuelven a su pueblo natal después de la Guerra Civil la leí en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela en los ratos que tenía entre mis prácticas. Esta novela de Cristina Sánchez Andrade me llegó al corazón debido a que el espacio que recrea, de las costumbres rurales, me recuerda a mi infancia. Además, como la autora es gallega, más aún.
La vida cuando era nuestra: a raíz de esta historia del amor por los libros en un tiempo tan complicado como la posguerra española, me quedo con más ganas de leer a Marian Izaguirre, ya que su prosa logra contener calidad e intriga.
Los Episodios de una Guerra Interminable, de Almudena Grandes: aunque los tenía pensado leer todos en verano, lo cierto es que me vi tentada y ya en julio había terminados los tres. Este proyecto contiene seis libros en total que van contando distintos aspectos de la Guerra Civil y la posguerra española a través de la vida de personajes anónimos, en un homenaje a los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Por ahora se han publicado tres títulos pero el que más me ha llamado ha sido Las tres bodas de Manolita. Sin duda, Grandes es una novelista que hará historia.
Brindemos por que el 2015 sea fructífero en lecturas BUENAS. Y por que se cumplan todos nuestros deseos, literarios o no. Gracias a los que me leéis.
Coincidimos en dos grandes lecturas este año: Las tres bodas de Manolita y La vida cuando era nuestra. Del resto, claramente has leído libros que son grandes clásicos. Enhorabuena y a por 2015!
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Sin duda fue un año de grandiosas lecturas. Clasicos que se convirtieron en libros de cabecera. Suerte también a ti
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